Los venezolanos están desesperados porque se resuelva de una vez por todo el tema de la compra de vacunas para la inmunización. Muchos mueren contagiados por la COVID-19 y esperando oxígeno para sobrevivir a la pandemia. Mientras negociaciones van y vienen, promesas van y vienen y pasan los días y no hay solución concreta. Ni la administración de Maduro ni la de Guaidó terminan de concretar y mientras ellos se ponen de acuerdo la sombra de la muerte acecha al pueblo
En medio de la incertidumbre y la desesperación, los venezolanos esperan las vacunas contra la COVID-19, una llegada que parece no concretarse.
En los hospitales centinelas, según los familiares, mueren diariamente por el virus entre 5 y 8 personas.
Las colas por oxígeno son inmensas y las del Cementerio del Este aún más largas, entre 70 y 100 personas esperando para lograr la cremación de su ser querido.
Toda esta situación sumada al alto costo de las medicinas, del alquiler de bombonas de oxígeno, del gasto en el llenado y del colapso de clínicas y hospitales que no tienen las suficientes camas UCI para asumir la segunda ola de esta pandemia en el país.
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La compra de vacunas para inmunizar a la población se ha supeditado a negociaciones, conveniencias e intereses políticos.
Las pocas que llegaron al país, la Sputnik-V y la china, sólo ha vacunado a menos de 2 por ciento de la población vulnerable, pero si ha inmunizado a los políticos y funcionarios del chavismo.
Esta situación la critican propios y extraños.
La administración de Maduro habla de producir la vacuna cubana Abdala en Venezuela.
La vacuna no cumple con los protocolos para su aprobación.
Mientras la población espera que llegue la vacuna rusa, china, o la que sea, mueren muchos ciudadanos esperando oxígeno y en la desesperanza.
