Más que una piel electrónica estamos frente a una piel inteligente con sensibilidad, detector de movimientos realizados con la técnica del origami
Una piel electrónica que tiene sensibilidad táctil y sabe desde qué lado viene el movimiento es uno de los últimos descubrimientos de la ciencia
Se trata de un trabajo realizado por científicos de la Universidad Tecnológica de Chemnitz y Leibniz IFW Dresden, quienes desarrollaron un brazo con piel electrónica sensible denominada e-skin y pelos artificiales integrados.
Este avance representa un nuevo enfoque para la miniaturización de unidades de sensores suaves, ultracompactas y altamente integradas para la sensibilidad táctil direccional en sistemas e-skin.
Cabe destacar que las aplicaciones de esta tecnología van desde el reemplazo de piel y sensores médicos en el cuerpo hasta piel artificial para robots humanoides y androides.
Así lo indica el estudio, publicado en Nature Communications, citado por La Sexta, que se refiere a los sistemas electrónicos sensibles que intentan imitar la sensibilidad de sus homólogos de piel humana natural.
Un dato relevante de este avance es que los pequeños vellos de la superficie pueden percibir y anticipar la más mínima sensación táctil en la piel humana; e incluso reconocer la dirección del tacto.
Hasta ahora, las e-skin existentes no tenían esta capacidad, ni tampoco podían recopilar esta información, reseña La Sexta.
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Con origami
El prototipo de piel pilosa fue desarrollado por un equipo de investigación dirigido por el profesor Oliver G. Schmidt, perteneciente a la Cátedra de Sistemas de Materiales de la Universidad Tecnológica de Chemnitz, Alemania.
La creación de unos sensores 3D extremadamente sensibles que se pueden integrar en un sistema de e-skin, es uno de los logros del equipo de investigadores.
Para ello, el equipo utilizó un enfoque completamente nuevo para la miniaturización y la integración de conjuntos de dispositivos 3D y dio un gran paso hacia la imitación del tacto natural de la piel humana. El núcleo preparado del sistema de sensores es el llamado sensor de magnetorresistencia anisotrópica (AMR), que se puede utilizar para determinar con precisión cambios en los campos magnéticos.
Actualmente, este tipo de sensores AMR se suelen usar para controlar la velocidad de los coches o en diversas máquinas.
Los científicos alemanes han utilizado una técnica de “micro-origami” para crear sus sensores.
Fue a través de este sistema que los investigadores pudieron trabajar con componentes microelectrónicos en un espacio pequeño y organizado.
Después ensamblaron las piezas de estos sensores magnéticos en 3D y comprobaron que cada sensor, individualmente, podía ser direccionado.
Pelos inteligentes
El equipo de investigación logró integrar los sensores de campo magnético 3D con pelos finos enraizados magnéticamente en una piel electrónica artificial.
Esta piel electrónica está hecha de un material elastomérico en el que se incrustan la electrónica y los sensores, similar a la piel orgánica, que se entrelaza con los nervios.
“Cuando el cabello artificial se toca y se dobla, los sensores magnéticos 3D subyacentes pueden detectar el movimiento y la posición exacta de la raíz magnética”, reseña La Sexta.
Por lo tanto, la matriz de sensores no solo puede registrar el movimiento desnudo del cabello, sino que también determina la dirección exacta del movimiento, al igual que con la piel humana.