viernes, abril 26, 2024

Médico mató a un ladrón en Coro, ENTÉRESE qué hizo con el cuerpo

Un médico en Falcón descubrió a un ladrón mientras intentaba hurtar su clínica privada, luego de esto le propinó un disparo que le causó la muerte

Conmoción se generó en Coro, luego de que se conociera el terrible asesinato de un ladrón por parte de un médico.

El reconocido médico, confesó en un tribunal que fue el autor del hecho, publicó La Nación.

El propietario de una clínica privada en la entidad, no solo asesinó a un ladrón, sino que enterró el cadáver a pocos metros del centro asistencial.

Quien lo delató, fue un testigo silente de aquella madrigada del 17 de agosto, cuando el doctor Diego G. de 66 años cometió el hecho.

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Era el cómplice del ladrón, quien aunque estaba alejado del hurto estaba atento si alguien aparecía, peor no lo hizo.

Asimismo, el sujeto presenció el hecho, cuando el doctor sorprendió al ladrón y luego le disparó a Ronald Javier Ortiz Jiménez, de 44 años.

 Al otro día, al saber que Ronald no había regresado a su casa, le contó a la esposa del desaparecido lo que pasó y ambos decidieron ir al Cicpc de Coro.

¿Crimen perfecto?

Horas después, una vez se vio descubierto, el médico se sintió seguro de haber cometido el crimen perfecto.

Les afirmó a las autoridades que había cometido el delito, pero que mientras no apareciera el cuerpo no podían inculparlo.

Aseguró que aventó el cuerpo a El Haitón del Guarataro, la cueva de caliza más profunda de Venezuela, en el parque nacional Juan Crisóstomo Falcón.

Lo detuvieron preventivamente mientras realizaban las investigaciones pertinentes en El Haitón, un foso de más de 300 metros de profundidad.

Vale acotar que el mes anterior, el galeno había denunciado ante el Cicpc la cadena de hurtos de la que estaba siendo objeto su clínica.

Incluso advirtió que, si sorprendía al ladrón, lo mataría.

Lo confesó todo

Desde un principio, el médico mantuvo la teoría de que no hallarían el cuerpo.

Sin embargo, días después lo confesó todo en el tribunal, e indicó donde se encontraba realmente el cuerpo.

Indicó que el occiso estaba enterrado a unos 100 metros de su clínica.

Diego justificó que le disparó al ladrón porque pensó que este lo atacaría primero, pero que su intención no fue asesinarlo.

Contó que le disparó con una escopeta a Ronald y lo hirió en una pierna.

Pero que él quiso ayudarlo, hasta le hizo un torniquete para evitar que se desangrara.

El herido le pidió que lo llevara a un hospital, sin embargo el médico no quisi hacerlo y le aseguró que le estaba suministrando el mismo tratamiento que le darían en otro centro asistencial.

Incluso reveló que lo interrogó y obtuvo los nombres de otros de sus aliados delincuentes,

Pasadas las horas, Ronald murió, desangrado.

Metió el cadáver en unos sacos, lo ató a una silla de ruedas y lo escondió. Eran cerca de las 5 de la madrugada.

Ya de mañana, el doctor le pidió a uno de sus empleados que cavara una fosa en un terreno aledaño a la clínica, supuestamente para hacer un compostero.

Durante el resto del día, el doctor atendió a sus pacientes normalmente.

Pero ya en la noche, cuando cerró la clínica, trasladó el cuerpo en la silla de ruedas hasta la fosa, donde, después de echarle cal, sepultó el cadáver.

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