Aunque llegó con sus papeles en regla y lo pudieron inscribir en la escuela, José sufre en silencio la discriminación de sus compañeros por ser venezolano. Al comienzo pensaba que eran broma, hasta que se dio cuenta era en serio
Un niño venezolanos de 10 años relató , bajo condición de anonimato para proteger su integridad , lo duro que es estudiar siendo migrante. El pequeño dice que hay que ser fuertes y valientes para ir a la escuela. Esto ocurre en Perú donde esta la comunidad más grande de América latina de Venezolanos.
La información que manejan las plataformas especializadas en migrantes estiman que para finales de 2022 habrá 1,45 millones de personas refugiadas y migrantes de Venezuela en Perú.
Relato de un niño
“No es sencillo, pero para ser un niño venezolano en una escuela de otro país, hay que ser fuertes, ser valientes”, dice un menor de apenas 10 años al que llamaremos Pepe para proteger su identidad.
José es un niño venezolano que migró junto a sus padres y sus dos hermanas por tierra desde Venezuela hasta el Perú. Actualmente cursa el quinto grado.
Sus palabras dejan muchos que pensar sobre la situación de los niños y adolescentes venezolanos que estudian en Perú.
Durante el último años se ha presentado varios caso de agresiones a venezolanos, por el simple hechos de ser migrantes.
En el caso de José , llegó al Perú con sus documentos en regla al momento de que sus padres buscaran un cupo para él en una escuela.
Otra suerte corrieron sus hermanas mayores de 14 y 16 años de edad, quienes perdieron sus identificaciones durante su viaje a Perú, reseña.
Discriminación y xenofobia escolar
José conto con la suerte de poder tener una educación regular, pero ha tendido que pagar un precio muy alto por ser venezolano.
Este niño venezolano no se ha librado de la discriminación que a veces sufre por parte de sus compañeros. “Me critican por la ropa que uso, por como hablo, por el color de mis manos, al inicio pensé que jugaban conmigo, pero luego ya era incómodo”, explica José.
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Lo que dicen los padres
Los padres de Pepe comentan que a veces les da vergüenza exigir cosas en la escuela de su hijo porque sienten “que no están en su derecho”. Sin embargo,
La Convención sobre los Derechos del Niño, un tratado que el 20 de noviembre de 1989 se firmó por los 196 Estados reconocidos en la ONU, garantiza que un niño migrante tiene iguales derechos que los nacionales, sin embargo, a los padres de José les da pena exigir ciertas cosas al colegio.
La violencia escolar no es el único caso que envuelve a la familia de José , pues su hermana mayor también sufren de discriminación en sus colegio.
La adolescente de 14 años, no cuenta con papeles y no ha podido ingresar a la escuela. Adicional a no tener identificación, teme por los comentarios que ha recibido de sus amigas del vecindario, a ir a la escuela.
Le aterra ser en centro de burlas por sus compañeras. Mientras que la hermana mayor que estaba por regularizar sus papeles para ingresar a la escuela y quedó embarazada, ahora debe trabajar para mantener a su hijo.
Con información El Comercio
