jueves, abril 25, 2024

¡Es posible! Lo que debes saber para dejar de ser maltratada

No eres culpable por ser víctima de violencia, pero sí eres la responsable de salir de ese espiral turbio y dejar de ser maltratada. La ayuda no es mala, hablar no es una condena

Arianna es una joven de 18 años, que apenas comienza a estudiar Derecho. A su corta edad ha experimentado episodios negativos que han puesto en jaque no solo su integridad física, sino su salud mental al ser maltratada.  

La joven tenía apenas cinco meses de relación con Víctor, quien se preparaba para ser entrenador deportivo, cuando comenzó su calvario; un camino oscuro que se dejó ver al principio de su relación sentimental.

El comienzo de la relación ya venía con ciertas limitaciones. La chica cambió las salidas ocasionales con sus amigas, por quedarse en su casa para no “disgustar” a Víctor. Sus amigas ya comenzaban a reprocharle que “no era la misma” que cuando estaba soltera.

Para Arianna no había mayores diferencias. Se sentía la misma, pero creía que le debía “respeto” a su novio, quién de a poco le haría cambiar su forma de ser, de comportarse… y la limitaría.

Las claves de su celular pasaron de ser solo de ella, “para ser de los dos”, pero solo las de su teléfono, las de Víctor, seguían perteneciendo solo a él. Aunque para Arianna era incómodo, no quería caer en discusiones con su novio, y como aseguraba que no tenía nada que esconder, así lo aceptó, porque “la relación se basa en la confianza”.

Confianza que Víctor no mostraba en ella, respeto que no existía por la privacidad natural del ser humano. Para evitar críticas u opiniones que realmente le advirtieran lo que ella no quería escuchar, prefirió callárselo.

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Las prohibiciones y limitaciones que esta joven estudiante experimentó en apenas cinco meses de relación iban en aumento, hasta que ocurrió un desenlace traumático, el cual no se merece ni ella, ni ninguna mujer.

La primera vez…

Arianna salió con su novio y los amigos de su novio a un local nocturno de Caracas. Después de unas horas en el sitio y varios tragos de más, verla conversar con otro chico, despertó en Víctor, su pareja, aquel hombre violento que se asomaba, pero hasta ese momento, no había aflorado.

Los moretones se hicieron presentes en el brazo de Arianna, quien a jalones salió de la discoteca mientras las palabras “zorra, perra, prostituta, realenga”, salían de la boca de Víctor como disco rayado.

El miedo y el horror se apoderaron de una chica indefensa y maltratada. No podía ni llamar a nadie, pues su “pareja” no se despegó ni un segundo de ella, mientras comenzó a maltratarla física y psicológicamente.

Los pensamientos cayeron a granel en su cabeza. Hasta indicios de culpabilidad por conversar con otro hombre pasaron por su mente. Sin embargo, su racionalidad la hacía entender que eso estaba mal y que eran abusos que no debían ser tolerados.

Fueron a la casa de Víctor quien siguió la discusión. No tenía más opción. Afortunadamente, al llegar a la casa y “entrar en razón” se calmó. Pero ya estaba allí, las alertas de posesión no fueron suficientes y ocasionaron la primera falta de respeto, el primer signo de violencia.

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Pasar la página

Aun así, cuando estaba segura de que entraba en un callejón sin salida, esta joven de apenas 18 años, decidió tapar sus moretones con maquillaje, callar sus pensamientos con música y centrarse en lo siguiente.

Prohibido hablar con otros chicos, otro requerimiento que se sumaba a la lista de “cosas que no debo hacer” que tenía que seguir para no generar molestias en Víctor, con quien apenas llevaba cinco meses de relación. Si, apenas eran cinco meses y ya los signos de violencia marcaban su noviazgo. Aunque para los abusos no hay tiempo, solo tienes que toparte con el abusador.

Sí, Arianna había decidido pasar la página de ese incidente, prefería ocultar que estaba siendo maltratada, pues Víctor le pidió disculpas por “salirse de control” y hacerle daño. Apenado, con rosas y chocolates, intentó “esfumar” los signos de miedo y terror que ya había depositado en su novia.

Ya no era una chica espontánea, no sonreía casi y pensaba hasta tres veces antes de emitir un comentario. Se había convertido en una persona retraída y sus actividades sociales se habían reducido a solo compartir con Víctor y a no mirar a nadie. No podía estar sumergida en su teléfono porque eso también despertaba desconfianza en su “amorcito”.

“No me vas a dejar jamás”

Aunque decidió callar, pasar la página ante su novio y ante los demás, en su mente rondaba el pensamiento que “esto no estaba bien” y tenía que hacer caso a los indicios de violencia que ya protagonizaban su relación.

Arianna comenzó a consultar un coach emocional y un terapeuta a distancia para buscar las herramientas necesarias para dejar de ser maltratada y cortar su relación con Víctor, quien tres semanas más tarde se daría cuenta de los planes de su novia.

Suficiente para que una vez más dejara ver su yo violento. Destrozar el celular de Arianna fue el siguiente paso. “No te vas a comunicar con nadie que te incite a dejarme, ¿okey?”, fue la advertencia de Víctor, quien una vez más le decía prostituta y zorra.

Aunque allí no la tocó, no pasarían tres días, para que no solo la obligara a quedarse con ella, sino para ser el protagonista de uno de los días más oscuros en la vida de Arianna. Luego de una “pequeña discusión”, se fue a tomar con sus amigos y la dejó en su casa.

Horas más tardes llegó pasado de tragos y pretendía que Arianna estuviese despierta, ella al notar su actitud optó por hacerse la dormida, pero no le sirvió de nada, igual, sería maltratada. A la fuerza no solo la obligó a despertarse, sino también a mantener relaciones sexuales, la cual dejó más signos de violencia y mayor maltrato psicológico.

Una pequeña hemorragia producto del acto salvaje, un labio partido y varios moretones en diferentes partes de su cuerpo la hicieron despertar y hablar de lo que ocurría, que era una mujer maltratada.

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Arrepentimientos

Por supuesto, las palabras bonitas y el intento de manipulación no tardaron en llegar por parte de Víctor, quién también amenazaba con quitarse la vida. Pero lo que había investigado y conversado anteriormente con especialistas la hicieron entender que había entrado en un agujero negro; del que probablemente no saldría con vida si continuaba permitiendo que se repitieran los escenarios violentos que cada vez eran peores.

Lo que comenzó con un jalón de brazo e insultos ya iba por una violación sexual y moretones por todo el cuerpo, conjugado con frases denigrantes y violentas que perforaban la mente de Arianna.

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¡YA NO MÁS!

Vergüenza, pena, temor, rabia, miedo, ira, eran algunos de los sentimientos que apremiaban a Arianna cuando decidió hablar con su madre; su padre estaba ausente. Decidió emprender una vida lejos de su familia cuando su hija tenía 10 años.

Aunque creció sin una figura paterna, el amor y la comunicación nunca faltó, pero la herida del abandono no sanada podría llevarla a aceptar abusos, con tal de no perder esa figura masculina en su vida.

La psicóloga Nohely Molina, explicó a Impacto Venezuela, que aunque no necesariamente las personas que eran víctima de violencia venían de un hogar violento, sí podrían influir en las conductas y el comportamiento familiar.

También alertó que la mayoría de las personas no identifican que son víctimas de violencia. Arianna permitió y calló en varias oportunidades porque creyó que merecía ese trato.

“Justifican la agresión, pero en la violencia no hay punto medio”, aclaró la psicóloga quien alertó que van inmovilizando a la víctima llevándolas al agujero de inseguridad.

Comienzo del proceso

Un proceso tardío, lleno de barreras, pero firme, fue el que emprendió esta joven en contra de su ahora ex pareja, que no dejaba de amenazarla. Aunque ha sido tortuoso, incómodo y hasta intranquilo, ha podido vivir con un poco más de paz.

Pero el miedo está latente en Arianna, porque como lo evidenció Nohely Molina, los procesos legales son tardíos en Venezuela. Esto en muchos casos deriva de feminicidios, por no atender con exactitud las denuncias y no actuar ante el debido proceso de proteger a la víctima de su agresor.

¿Si soy víctima qué debo hacer?

Tal como lo explicó la especialista en conversación con Impacto Venezuela, hay muchos factores que dan indicio de que han sido víctimas de violencia, maltratos y abusos. Por eso lo primero que deben entender es que la violencia no es tolerable bajo ningún concepto.

Que cualquier palabra negativa, que comprometa su seguridad, su salud mental es un tipo de abuso. Por ello, alertó que hay que entender que la víctima no es culpable del comportamiento de su agresor y que debe frenarlo.

Lamentablemente insistió que los procesos legales son tardíos y esto muchas veces desanima a la víctima acudir y denunciar. Sin embargo, advirtió que es necesario para poner fin, por ello sugirió tener acompañamiento psicológico.

Destacó que es necesario estar asistida por profesionales para lidiar con esta situación y no reincidir con su agresor. Por eso es importante identificar y hablar sobre las situaciones de violencia que ocurren alrededor.

Nadie merece soportar, ni tolerar violencia, la cual muchas veces deja desenlaces oscuros. Es importante mantener comunicación con sus familiares y amigos. Aislarse es la peor decisión para poder poner fin a una tortura que la víctima no escogió.

Estás a tiempo

Realizar una denuncia a tiempo puede salvar millones de vidas. En Venezuela, en el primer trimestre del 2022 se registraron más de 60 feminicidios.

Los estados con mayor ocurrencia de casos fueron Carabobo, Distrito Capital, Miranda y Táchira, todos con el mismo porcentaje de casos, 14,3 %.

En los primeros dos meses del año 2022 se documentaron 41 femicidios consumados y 13 femicidios frustrados en Venezuela. 16 niños quedaron huérfanos en el mismo periodo. 11 mujeres venezolanas fueron víctimas de femicidio en el exterior en estos dos meses.

Desde 2016, según el observatorio del Cepaz, no existen datos oficiales sobre femicidios o denuncias de violencia basada en género en Venezuela. «Existe una completa opacidad por parte del Estado en relación con cifras que permitan caracterizar correctamente la magnitud de este flagelo».

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