La refugiada siria brilla en Tokio por su historia de vida. La natación le ayudó a rescatar del mar a 18 personas. Esto fue lo que hizo Yusra Mardini
Nadar y nadar… Esa ha sido la obsesión de Yusra Mardini, lo hacía desde niña en su natal Siria y ahora representa la equipo de refugiados en los Juegos Olímpicos.
Yusra es una de las 29 deportistas de esa escuadra, tiene 23 años, vivió los horrores de la guerra en Siria y en 2017 decidió viajar a Grecia junto con su hermana, Sarah.
Su historia no hubiese pasado desapercibida, sino fuera por lo que tuvo que pasar para llegar a ser una de las nadadoras más destacadas de las olimpiadas.
En el año 2016 un bombardeo destruyó la casa de su familia en Damasco, afectando la piscina comunitaria en la que ella practicaba natación.
Su sueño siempre fue convertirse en una nadadora olímpica. Habilidades que tuvo que poner a prueba, una vez que decidió emigrar en búsqueda de refugio junto a su hermana.
La misión de las chicas era llegar a Grecia, pero primero tenía que pasar por el Líbano hasta llegar a Turquía.
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Nadar le salvó la vida
Sin embargo, cuando ellas y la tripulación de 18 inmigrantes más, se encontraban cruzando el mar Mediterráneo, el motor de la embarcación que les trasladaba se arruinó.
Naufragaron en altamar, pero Yusra no se iba a quedar sin hacer nada. Estaban atrapados y las demás personas no sabían nadar.
Yusra y Sarah si sabían y decidieron, sin pensarlo, lanzarse al agua y empujar el pequeño barco hasta tierra.
“Con una mano sujetaba la cuerda que estaba atada al bote, mientras que nadaba con la otra y los pies (…) No iba a quedarme sentada y a quejarme de que me iba a ahogar. Si me iba a ahogar, al menos lo haría habiéndome sentido orgullosa de mí y de mi hermana”.
Por dicha acción, no solo sufrieron acusaciones penales en su contra, llegando a ser arrestadas, sino que lo más importante, es que ambas recibieron el eterno agradecimiento de los refugiados que ayudaron a llegar a tierra firme.
Además las nadadoras sirias fueron nombradas como Embajadoras de Buena Voluntad por la ONG ACNUR.