La oposición venezolana va de tropiezo en tropiezo. Las elecciones del 21 de noviembre están cada vez más cerca y los líderes no terminan de ponerse de acuerdo en candidaturas unitarias. Además, llegan los políticos que salieron del país por “persecución política” a reclamar “cuotas de poder”, lo que complica más el panorama
“Este muchacho no sienta cabeza”, reza un dicho de las abuelas cuando los hijos o nietos van por mal camino. Así está la oposición venezolana, dando sustos, brincos y sobresaltos sin saber qué hacer de cara a las elecciones del 21 de noviembre.
Todos quieren ser candidatos, hasta los que salieron alguna vez del país alegando “persecución política”. Hoy vuelven a buscar un pedazo de la torta electoral.
En varios estados no han logrado ponerse de acuerdo para las candidaturas unitarias y mientras la administración de Nicolás Maduro avanza en la campaña y tiene la batuta en la mano, dirigiendo el compás del diálogo en México.
Lea también: ¡HUELE A GUANIPA! Roberto Patiño declinó a la candidatura para la Alcaldía de Caracas
El estado Miranda ha sido el ejemplo más palpable de que la oposición va por muy mal camino. La disputa entre Carlos Ocariz y David Uzcátegui sigue sin resolverse.
Mientras las imposiciones se hacen cada vez más visibles. Tomás Guanipa, uno de los exiliados que regresó a casa, se impone en la candidatura a la alcaldía de Caracas.
El líder vecinal y miembro de Primero Justicia, Roberto Patiño, quien aspiraba por esa candidatura decidió reclinar.
¿Imposición? Sólo a lo interno de los partidos opositores se sabe lo que realmente ocurre.
Los cierto es que el tiempo apremia, las elecciones están a la vuelta de la esquina, el diálogo avanza y va llevando la delantera la administración de Nicolás Maduro.
Mientras el país espera por soluciones a una crisis económica, política y social que se ve muy pero muy lejos en el horizonte.