El Vaticano confirmó la noticia. Luego de años de espera, se da un paso más hacia la elevación a los altares del “médico de los pobres”
Es un hecho, el doctor José Gregorio Hernández, el “médico de los pobres”, es beato.
La Iglesia de Venezuela, de Latinoamérica y de todo el mundo se alegra porque ha sido anunciado el reconocimiento de un milagro que permitirá la próxima beatificación de uno de los laicos católicos más célebres del país, confirmó El Vaticano.
El milagro de Yaxury
El milagro que definió este paso tan importante para que José Gregorio Hernández alcance la canonización ocurrió el 10 de marzo de 2017, cuando a la niña Yaxuri Ortega, de 10 años, le cambió la vida.
En el caserío Mangas Coveras, en el estado de Guárico, unos delincuentes asaltaron a sus padres para robarles la moto. Ella quedó atrapada en la línea de fuego y recibió un disparo en la zona tempoparetal derecha de su cabeza.
Su vida quedó muy comprometida, había perdido masa encefálica y los médicos no guardaban esperanzas ni siquiera de que sobreviviera. De hacerlo, las secuelas serían muy graves.
Los padres de la pequeña decidieron hacer hasta lo imposible para salvarla, incluso la trasladaron en lancha a través del río hasta llegar a San Fernando de Apure.
Pasaron horas interminables y la niña se desangraba, hasta que más de dos día después la operaron.
La madre solamente atinó a pedir el milagro al doctor José Gregorio Hernández de quien es devota.
Yaxury reaccinó positivamente a todas la pruebas y exámenes médicos. Para asombro de todos fue dada de alta a los 20 días de la operación. Completamente sana, caminando, hablando con fluidez, sin ninguna secuela.
El caso fue estudiado por el tribunal médico del hospital en diciembre de 2018 calificándolo de inexplicable. Por medio de una tomografía, que le habían realizado a la niña durante su convalecencia, constataron las evidentes lesiones del cerebro, sin embargo ninguno de los pronósticos se cumplió.
Su vida
José Gregorio Hernández Cisneros, nacido el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, en el estado de Trujillo, y fallecido en 1919 en Caracas tras un accidente de coche a la edad de 54 años.
José fue el primero de seis hermanos. Se graduó en medicina en Caracas y profundizó sus estudios en París, Berlín, Madrid, Nueva York.
Se convirtió en profesor universitario y científico: fue uno de los primeros en introducir el microscopio en el país y fundó la cátedra de bacteriología en la universidad de la capital venezolana.
Una fe viva lo acompañaba siempre: para él la medicina era una misión, sobre todo para los más necesitados. A menudo compraba medicinas para sus pacientes y en lugar de pedirles dinero por la consulta, se la daba. De hecho, en su Venezuela natal es conocido como el “médico de los pobres”.
José Gregorio tenía una fuerte vocación religiosa: en un principio quería ser monje y se fue a Italia en 1908, donde entró en la comunidad de Certosa di Farneta, en la provincia de Lucca.
Sin embargo, tuvo que volver a casa por razones de salud. Lo intentó de nuevo algunos años más tarde, comenzando los estudios teológicos en el Colegio Pío Latinoamericano en Roma, pero se enfermó nuevamente.
Así, comprendió que Dios lo estaba llamando a la vida laical, y se convirtió en Terciario Franciscano, de modo que, como san Francisco de Asís, reconoció el rostro de Jesús en cada enfermo.
Trató a los pacientes con valentía durante la epidemia de fiebre española. El 29 de junio de 1919, mientras iba a la farmacia a comprar medicinas para una anciana, fue atropellado por un coche y llevado al hospital donde recibió la Unción de los Enfermos. Murió diciendo estas palabras: “¡Oh, Virgen Santa!”.
