Este 24 de junio se cumple un mes del tiroteo en la Escuela Primaria Robb en Uvalde Texas, donde Salvador Ramos mató a 19 niños y dos maestras. Quienes han perdido un familiar por “la libertad de las balas” en EE.UU., no solo esperan justicia, sino que se le ponga punto final al uso de armas. ¿Se necesita que caigan más inocentes para entenderlo?
El miedo sigue reinando en Uvalde, Texas. Nadie quiere acercarse a la Escuela Primaria Robb, donde Salvador Ramos, joven de 18 años de edad, asesinó a 19 niños y dos maestras.
Las imágenes de niños entre charcos de sangre siguen latente en la mente de padres y familiares de las víctimas.
No quieren caminar por Uvalde y ver la infraestructura que les recuerda la muerte.
Ante esto, el alcalde de la ciudad, Don McLaughlin, en una tensa y emotiva reunión con los residentes de la ciudad, quienes le exigieron respuestas tras la masacre, aseguró que ya es una decisión demoler la escuela.
“Tengo entendido, y tuve esta discusión con el superintendente, que la escuela será demolida. No se le puede pedir a un niño o a un maestro que regrese a esa escuela”, explicó McLaughlin, quien no precisó fecha de la demolición.
La Escuela Primaria Robb tiene casi 600 estudiantes en segundo, tercero y cuarto grado, reseñó BBC Mundo.
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El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, también sugirió demoler la escuela, según las declaraciones el mes pasado del senador estatal Roland Gutiérrez a los medios locales.
Fracaso abyecto
En la reunión con el alcalde, los residentes expresaron la ira y frustración que sentían al enterarse que la policía tardó más de una hora para confrontar al atacante.
Familiares indignados aseguran que se perdieron minutos cruciales en que agentes pudieron salvar más de una vida.
El jefe de seguridad pública de Texas, Steven McCraw, informó el martes que durante el tiroteo había suficientes agentes cerca de la escuela para detener al atacante tres minutos después de que ingresó al edificio.
Pero la policía esperó más de una hora fuera de las aulas antes de entrar.
McCraw dijo en una audiencia en el Senado estatal que la respuesta de la policía fue un “fracaso abyecto” y acusó al comandante de poner la vida de los agentes por encima de la de los niños.
Tragedia tras tragedia y la prohibición no llega
Los senadores estadounidenses avanzaron este martes en la redacción de una nueva legislación para abordar los tiroteos en masa.
Este paso ha sido calificado como el más significativo en cuanto al control de armas en una generación.
Pero nada de lo que se haga de aquí en adelante puede curar el dolor de unos padres que perdieron a sus pequeños, con esa sensación de que se pudo haber hecho más y con la ira de que si actuaban a tiempo se pudo salvar más de un niño.
Lo que es peor, Estados Unidos tiene años con una ley que permite el libre uso de armas y tragedia tras tragedia no termina de tomar una decisión para prohibirlas.
Los tiroteos siguen siendo el pan nuestro de cada día en el país de las libertades, pero quienes han perdido un familiar por “la libertad de las balas”, no solo esperan justicia, sino que se le ponga punto final al uso de armas en Estados Unidos. ¿Se necesita que caigan más inocentes para entenderlo?