El chicle es conocido desde la antigüedad, sin embargo, hoy en día su proceso de fabricación tiene tantos químicos que no tiene nada que ver a la goma de mascar original
¿Eres de los que te gusta mascar chicle?, para refrescar el aliento, para calmar los nervios o simplemente te gusta la sensación de ir masticando y disfrutando el sabor de esta golosina.
En este trabajo te contamos cuáles son los ingredientes con los cuales hacen el chicle.
Si bien es cierto que los chicles en su inicio eran de origen vegetal, hoy por cuestiones de economía y de fabricación ya no los hacen así.
Por el contrario, utilizan gran cantidad de químicos, de plástico y de aditivos para hacer esas pastillitas masticables que a todos nos gusta.
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Modo de preparación
La preparación de los muy populares chicles ha cambiado y evolucionado mucho, pero siempre conservando su textura suave y chiclosa al paladar, que en la mayoría de los casos es acompañada de rico sabor.
Ahora bien, ¿cómo hacen los chicles? ¿Cuáles son los ingredientes?
De acuerdo con un trabajo publicado en El Universal, “los chicles están compuestos de plástico (su base goma), resinas naturales y sintéticas, azúcar, suavizantes, colorantes y aromatizantes naturales y artificiales”.
Además citan un estudio de Science Focus de la British Broadcashting Corporation (BBC) que indica que “también puede contener carbonato de calcio o el silicato de magnesio, suavizantes (compuestos como el aceite vegetal), emulsionantes, y elastómeros”.
Por estas características, se trata de un producto no ingerible ni soluble en agua.
Ya no lo hacen como antes
En la antigüedad para hacer los chicles usaban caucho natural, pero es un proceso complejo y costoso; hoy en día casi nadie lo hace.
En la actualidad se usa una base sintética que se fabrica en Irlanda y Polonia, se presenta en bolsas grandes y tiene el aspecto de pequeñas piedras de granizo, según el portal Mibbmemima.
¿Qué ocurre si se masca chicle todo el día?
La masticación regular de chicles provoca un deterioro de la memoria a corto plazo. Provoca daños mecánicos y químicos en los dientes, destruyendo empastes, coronas y puentes. Masticar chicle con el estómago vacío durante mucho tiempo puede provocar el riesgo de gastritis y úlceras.
