A pesar de tener pronósticos en contra, la operación salió muy bien y el corazón en estos momentos trabaja a la perfección
Yuslaisy Herrera Cedeño, una migrante venezolana, que se gana la vida honradamente, vendiendo café, empanada y chontaduro en las calles de Florencia, Caquetá, en Colombia, celebra con gran alegría la recuperación de su pequeño hijo que llegó al mundo con una cardiopatía congénita por lo que a su corta edad fue necesario someterlo a una compleja cirugía de corazón abierto.
“Me preocupé mucho pues nació con bajo peso, leve dificultad para respirar y manchas de tono azulado en la espalda y los glúteos”, afirmó esta madre que hace varios años llegó a Colombia en busca de mejores oportunidades, publicó el diario colombiano EL TIEMPO.
Herrera tuvo que ser trasladada desde Florencia a la clínica Medilaser, en Neiva, Huila, porque su embarazo presentó grandes complicaciones.
En ese centro asistencial fue atendida por especialistas que detectaron en el séptimo mes una cardiopatía congénita, denominada Tetralogía de Fallot, una afección poco frecuente ocasionada por una combinación de defectos cardíacos presentes en el nacimiento de su bebé.
Lucía Fernanda Casanova, cirujana cardiovascular de la clínica Medilaser, quien ha estado al frente de este llamativo caso, afirmó que se trata de una anomalía del desarrollo del bebé que debe ser atendida lo más pronto posible.
Lo delicado de esta cardiopatía congénita es que “genera hipoxemia secundaria y se hace necesaria una intervención quirúrgica para garantizar que llegue oxígeno suficiente a los pulmones del niño o la niña”.
La intervención del pequeño, José Alejandro Salazar Herrera, realizada el pasado 22 de marzo, llamó la atención en el sur del país, donde la clínica Medilaser ha realizado 141 cirugías en niños y niñas que nacen con cardiopatía congénita, así como otras 1.285 en adultos de Huila, Caquetá, Putumayo y algunas zonas del Cauca.
“Es un reto manejar niños con cardiopatías congénitas, es complejo hacer trasposición de arterias”, aseguró la cardióloga Casanova y agregó que, 35 días después de la cirugía, la recuperación del niño ha sido positiva.
Yuslaisy Herrera Cedeño pasa sus días en una casa en arriendo del barrio El Torasso, una zona de estrato 2 de Florencia, donde ella alimenta y cuida día y noche a su pequeño.
“Su corazón trabaja a la perfección, ya desaparecieron de su cuerpo las manchas de la espalda y los glúteos, pero otra buena noticia es que también ha comenzado a subir de peso”, dijo esta mujer de 40 años que sueña con ahorrar dinero para visitar a sus padres en el Estado Bolívar, en Venezuela, de donde salió por la situación difícil de su país.
