sábado, abril 20, 2024

Solo sé que me robaron…

Alicia De La Rosa
@aliciadelarosa

A Juan Manuel se le metieron en su casa, le soplaron una gran cantidad de burundanga y lo robaron… Casi muere. Ha sucedido a muchos, pero para el personal de salud que le dio los “primeros auxilios” y algunos funcionarios era solo “un casito de gay”…

Eran las 2:30 de la madrugada del 1 de diciembre. Inicia el mes más bello del año, pero para María Carolina, Josefina y Juan Manuel fue un día de terror…

María Carolina recibe la llamada de Josefina. La voz de preocupación no era normal y tampoco la hora para recibir una llamada: “Mari, necesito que me ayudes, a mi hijo le hicieron algo…”.

Ese “algo” para María Carolina fue el presagio de una pesadilla… Para Josefina, que le arrancaran el alma porque su hijo podía estar muerto.

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A Josefina la contacto su hijo como pudo, a través de un Cantv. Juan Manuel recordó, en medio de su pérdida de la conciencia, el teléfono de su madre que vive lejos y le dijo: “Llama a Mari”.

María Carolina se levanta de la cama desesperada y trata de comunicarse al teléfono de la casa de Juan Manuel: “¿Qué pasó?”, le pregunta.

A él no se le entendía ni una palabra, entre su lengua enredada y su voz apagada ella logró escuchar: “me robaron”.

La inseguridad en el país no ha migrado, sigue estando y casos como este suceden a diario. Foto: Cortesía

“¿Te golpearon? ¿Te maltrataron? ¿Qué te hicieron? ¿Qué tienes?”, los nervios no le daban para más. Juan Manuel solo decía: “Me robaron, Mari… Me drogaron”, alcanzó a escuchar ella luego de que a él se le cortara la llamada.

Ya eran las 3:00 de la madrugada. “Piensa, cálmate, resuelve”, son las tres cosas que se le vinieron a la mente a María Carolina. Ir a su casa era un riesgo. Calles oscuras, solas, un robo, los ladrones estaban al acecho.

El 911 de emergencia fue la primera opción, con ellos María Carolina contacto el teléfono de una policía. “Primero se calma, señora. Vamos a resolver”, le dijo el joven.

Llama a la policía y en menos de 10 minutos, María Carolina ve desde el balcón de su casa pasar dos camionetas de funcionarios. La distancia entre el edificio de ella y Juan Manuel es de aproximadamente 3 cuadras.

Un oficial llama a María Carolina y le dice que a él había que trasladarlo inmediatamente a un hospital. “No está bien, señora”.

La ambulancia pasó 10 minutos después. Ya María Carolina estaba vestida… Corrió como loca por la calle hasta el edificio de Juan Manuel.

María Carolina llegó a la puerta y vio como los paramédicos bajaban a “un zombi” por el ascensor.

Juan Manuel estaba sin conciencia, perdido, desorientado… “¡Dios mío! ¿Qué le hicieron?”, lo que alcanzó a preguntar, Mari, cuando Juan Manuel se desplomó en la camilla. “Vi en su rostro la muerte”, pensaba.

El hospital, la homofobia, la discriminación… 

Llegan María Carolina y Juan Manuel a la emergencia de un hospital: Pasillos desgastados, no hay agua, no hay papel, pocos insumos, “lo normal, señora”, le dice el paramédico.

Lo atiende un enfermero que le pregunta ¿Qué tienes, Juan Manuel? No articula palabra y María Carolina procede a explicar, pero es interrumpida por un funcionario que dice: “Un casito de robo, tu sabes el tipo bebió de más y le pasó lo que le pasó… Un gay…”.

María Carolina, tragó grueso para decir: “No es un casito, es un ser humano, lo robaron, lo drogaron. ¡Respete!…”.

“Señora, él lo que está es borracho y solo lo voy a hidratar”, dice el enfermero.

Insistía María Carolina: “no es un casito más, atiéndalo, algo le pasó”.

Una ambulancia trasladó al joven desmayado. Foto: Cortesía

“Señora, siempre hay una primera vez”, dijo el enfermero, a quien María Carolina buscó varias veces en la madrugada porque la vena que le tomaron se dañó (le colocaron mariposa para agarrarla y pasar un suero cuando ya eso no se utiliza) y cuando por fin va a arreglar la vía, la mirada del enfermero era de asco… Homofobia.

María Carolina no podía seguir discutiendo con un enfermero, necesitaba que a Juan Manuel lo sacaran de ese estado en el que estaba.

Tres botellas de suero y Juan Manuel seguía igual.

Llegó la guardia de las 6:00 am y la doctora cuando lo ve en la camilla y observa el brazo, pregunta: ¿Qué pasó aquí? ¿Por qué esta vía la tomaron así? Lo maltrataron…

La doctora, en medio del reclamo al personal de enfermería que salía de la guardia, le tomó una foto al brazo de Juan Manuel, le preguntó si lo habían maltratado y él, entre su inconciencia, le contestó que sí.

“Me lo llevo”

“No quiero que le pongan absolutamente más nada, me lo llevo bajo mi responsabilidad a una clínica”, le dice María Carolina a la doctora que le insistía que ahora si procederían con exámenes.

“Nada, me lo llevo”, fue tajante.

María Carolina le entregan a Juan Manuel tambaleante y aun no articulaba bien una frase. Él trabaja para una institución que llegó al lugar y los trasladó a una clínica.

Allí lo atendieron como se debía: placas, resonancia, exámenes de sangre, exámenes toxicológicos.

Preguntas pertinentes y respuestas claras: “Lo drogaron para robarlo. Vamos a hacer los estudios para determinar qué droga es y actuar porque ese muchacho no se ve bien. Vamos a resolver, señora. Quédese tranquila”, le dice el médico.

La burundanga puede causar convulsiones, depresión severa y arritmias cardíacas. Foto: Cortesía

A Juan Manuel se le metieron en su apartamento, le robaron equipos electrónicos, televisores, maletas, dólares y hasta las llaves de su casa.

También pensaron que las copias del apartamento de María Carolina las tenían los ladrones, pero horas después que él reaccionó le dijo que una copia de la llave de su casa y las de ella las consiguió un policía en el pipote de la basura.

¿Burundanga?

Por los síntomas pareciera escopolamina o mejor llamada burundanga.

Conocida como la droga zombi, la burundanga reduce la voluntad y ‘borra’ la memoria de las personas durante el tiempo que duran sus efectos. Es por eso que es utilizada en delitos relacionados con robos o agresiones sexuales.

“¿Recuerdan el caso del diputado en Colombia? Bueno uno de sus guardaespaldas murió por el efecto de la burundanga que puede causar convulsiones y accidentes cerebro vasculares (ACV). La está contando… Estas limpio de todo, licor, marihuana, cocaína y hasta crack. Todos negativos (…) Por tus síntomas pareciera burundanga”, dijo la doctora de la clínica a María Carolina y a Juan Manuel a las 6:00 de la tarde cuando apenas él se recuperaba.

La burundanga actúa como depresor de las terminaciones nerviosas y del cerebro, corazón, intestino y otros tejidos. Reduce la voluntad de la persona y, mientras dura su efecto, borra la memoria de quien la ha consumido.

“Puede causar convulsiones, depresión severa, arritmias cardíacas, insuficiencia respiratoria, colapso vascular y hasta la muerte”, aseguró la galeno.

“Con tan solo pasar la página de un periódico, con un abrazo, dando un beso, oliendo un pañuelo, con un soplido o manejando un billete… así hasta te pueden matar”, dijo la doctora.

¿Qué pasó? No recuerdo…

El día antes del robo, Juan Manuel estaba en casa de María Carolina. Almorzaron juntos y tomaron café.

Juan Manuel regresó a su casa y decidió ponerle orden.

Sólo recuerda que apareció en su habitación, que como pudo se levantó y vio la puerta de un cuarto que estaba cerrado con llaves con un hueco.

No estaban laptop, celulares, televisores, dólares y lo único que tenía vagamente en su memoria era el número de teléfono de su mamá… “Sólo sé que me robaron, Mari… Me drogaron. No recuerdo más nada”, dijo.

“Si Juan Manuel no llama, estuviera muerto”.

“Hoy celebro su vida (…) lamento que en este país la inseguridad, los juicios, los maltratos, la discriminación y la homofobia sean el pan nuestro de cada día. Está bien, lo sacamos vivo y no en una bolsa negra”, dice María Carolina entre lágrimas.

Juan Manuel está vivo. 72 horas después empieza a recordar algunas cosas…

María Carolina está en shock, no solo por el robo y porque estuvo a punto de perder a alguien muy cercano, sino que revivió su propia pesadilla.

Hace tres años ella fue víctima de robo. Se le metieron a su casa con ella dormida por una de las ventanas y también la robaron.

La diferencia entre el caso de María Carolina y Juan Manuel: es que para los funcionarios y el personal de salud, lo de ella era un robo. A él sólo juzgaron y discriminaron: “un casito de gay”…

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