Más de 1500 personas hacían vida “laboral” en las trochas, pasando maletas, arrastrando pequeños transportes cargando mercancías, ahora con la apertura eso se acabó
Más allá de las actividades irregulares que rodearon el cierre de la frontera entre Colombia y Venezuela, alrededor de los pasos ilegales o trochas entre ambas naciones, se fue conformando, a lo largo de los años, con tinglado de operaciones signadas por el trabajo informal pero, que, al fin y al cabo, se convirtió en fuente de ingreso para muchas personas.
Ahora, con la apertura formal, estos “trabajitos” se están acabando. Los que antes se llamaban “maleteros” y que luego derivaron en “trocheros”, ahora se quejan, porque su trabajo ha disminuido, según se registra en una publicación del diario La Nación.
Cabe recordar que el paso de vehículos particulares y de transporte público fue reemplazado por carretillas, carruchas y sillas de ruedas, vehículos manejados por los informales que reinaron, por esos años, en el tramo binacional.
«Ha bajado muchísimo el trabajo para nosotros», dijo Miriam, una de esas trabajadoras que hasta número tiene, porque, en medio del caos, se organizaron y hasta se hicieron uniformes para laborar en este sector que los amparó. «Al final, lo más seguro, es que tendremos que irnos, pues estos oficios desaparecerán por completo», reflexionó.
«Yo, en las tardes, ya empecé a trabajar en otro empleo. Estoy haciendo empanadas con una amiga», agregó, para demostrar que necesita de otra entrada, ante la disminución de ingresos.
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Miles de informales
Según la publicación, hay cerca de 1.500 trabajadores informales en la zona que une a San Antonio con La Parada.
Pero, con la apertura, los usuarios ahora prefieren cruzar en taxi y mototaxis.
«No quiero ver lo que va a pasar una vez reactiven los buses», manifestó Miriam. «Uno ya estaba presintiendo este escenario», subrayó.