Una de las sobrevivientes del accidente relata los angustiosos momentos que pasó durante el hecho ocurrido la madrugada del 13 de octubre. Su sueño era llegar a Barranquilla, para mejorar sus condiciones de vida
Nurgeri Chiquinquirá Álvarez Rodríguez asegura que volvió a nacer a los 32 años. Ese 13 de octubre, ella vio morir a los cuatro migrantes venezolanos que pidieron la cola en la vía hacia Barranquilla, Colombia.
“Se asfixiaron. Ellos estaban bocabajo, con varios sacos encima. No pudimos hacer nada para salvarlos”, comentó entristecida la mujer, según publica el diario El Heraldo.
El camión en que se montaron se volcó. Como iban atrás, a los pasajeros les cayeron encima varios bultos de material de reciclaje.
“Salimos el lunes de Maicao (La Guajira), estábamos con unos amigos y veníamos viajando. Caminando unos kilómetros, otros en chance, hasta llegar al peaje de Tasajera”, relató. El accidente ocurrió en la vía Ciénaga con Barranquilla, destino a donde querían llegar las víctimas.
El trayecto hacia Barranquilla
Hacia las 2:30 a.m., después de pasar el peaje, asegura la mujer, le pidieron el aventón a Walter López Castro. Él era el conductor del camión de placas RDE-517.
Después de convencerlo, ella, su esposo Juanyer Torres Molina, 26 años; Alejandra Yepes Parra, Egdiomar José Alvarado Nava, Gustavo Javier González Moran y Jaidys Eljomer Escorcha Noguera, se subieron en la parte trasera del vehículo.
“Le pedimos que nos hiciera el favor, porque era de noche y nos daba miedo. El conductor nos dice, ‘mija no puedo, porque yo lo que llevo es reciclaje’. Le dijimos, ‘no importa, nosotros le ayudamos, y entonces aceptó’. Los cuatro amigos estaban cerca de la cabina y mi marido y yo nos quedamos dormidos en la puerta de atrás hasta que sentimos el golpe”, narró la sobreviviente.
“No podía respirar”.
Cerca del sector de Caño Clarín “el camión terminó con las llantas para el cielo a un lado de la vía”.
“Me sentía aprisionada y nadie respondía, ni siquiera mi marido que estaba cerca”, recordó entre lágrimas Álvarez.
La adrenalina le dio la fuerza necesaria a Juanyer Torres para quitarse algunos bultos de encima y rescatar a su esposa. “Él no daba para hablar porque tenía aprisionado el pecho, pero él empujaba el saco con los pies y como pudo me ayudó”, dijo Nurgeri.
Piden ayuda para trasladar cuerpos
Ahora, los familiares de las víctimas están agobiados por el dolor. No tienen dinero para trasladar los cuerpos. Claman por la solidaridad de la gente y de la Administración Distrital de la ciudad para llevar los cadáveres hacia Maicao, en La Guajira.
De acuerdo con el representante de una funeraria, movilizar cada uno de los cuerpos tiene un costo de un millón de pesos.
Luz Marina Gómez, tía de Alejandra Yepes Parra, llegó a Santa Marta procedente de Maicao a reclamar el cuerpo. Estaba acompañada de Maricela de Parra, abuela de Alejandra y la persona que la crió ante el fallecimiento de la madre.
“No tenemos ni cinco ‘chavos’, estamos a expensas de la sensibilidad de las gentes”, dijo la tía.
