Se quitaron la careta: el socialismo del siglo XXI pasó a la historia y el “capitalismo salvaje” arremete. Le dieron visto bueno a las empresas proveedoras y lo tomaron al pie de la letra. ¡Ni para eso alcanzan los bonos!
Sin salario mínimo y los bonos parece que llegaron tarde. Solo a 15 días de haberse anunciado las medidas paliativas para la recuperación del ingreso de los trabajadores, los servicios básicos de agua potable, electricidad, telefonía e internet han aumentado sus tarifas de manera exagerada y el bolsillo de los venezolanos empieza a resentirse.
Esa es la queja del ciudadano de a pie que siente cómo cada mes tiene que pagar más por servicios que antes eran subsidiados y ahora están tomando un precio de mercado internacional, y ya por eso está en la disyuntiva de comer o pagar esos servicios.
Aunado a que si antes le daban la tregua para poder pagar con retraso, ahora ni siquiera esos. Ya son varias las empresas, como Cantv y Corpoelec, que establecieron un cronograma de pago a los usuario y pusieron una fecha límite. Ante estas amenazas, ya dicen: “me los cortarán: no los voy a pagar”.
Incluso los más atrevidos denuncian que están pagando los bonos a expensas de sacárselos por otro lado.
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En el año 2023 se colmó el vaso
Por ejemplo, la inflación anual a abril en el grupo de servicios básicos se ubicó en 325,4%, según datos del Banco Central de Venezuela (BCV) divulgados la semana pasada, y la variación de precios en telecomunicaciones fue 1.003% en ese mismo período.
Residentes de varias ciudades del país y dueños de negocios dijeron a la agencia Reuters que desde principios de este año están aumentando las facturas de agua, luz, gas y teléfono, en momentos en que el gobierno venezolano tiene urgencias de recursos por el mejor flujo de ingresos petroleros.
“Suben las tarifas y aún no tenemos buenos servicios”, dijo María Rodríguez, de 36 años, una terapeuta del lenguaje que vive en Valencia, capital del estado central de Carabobo, donde hay frecuentes cortes de luz, reseña Reuters.
Rodríguez este año ha pagado el equivalente a 80 dólares mensuales en servicios, el doble que en 2022, lo que representa un tercio de sus ingresos, que rondan los 300 dólares al mes.
Queda preguntarse: ¿Y dónde quedan los trabajadores que cobran solo los bonos anunciados por el presidente, que asciende a apenas 70 dólares?
Por años, las tarifas se mantuvieron congeladas porque el Gobierno disponía de altos ingresos, y representaban un gasto mínimo para hogares y empresas. Pero esa política cambió con el giro dado por la Administración de Nicolás Maduro de recortar el gasto público para frenar la aceleración de precios.
Hace tres años, el gobierno comenzó a reducir los subsidios al permitir ajustes en tarifas de internet y recolección de basura, y ahora permite que las empresas estatales que manejan los servicios suban las tarifas de agua, luz y telefonía.
Y los servicios no mejoran
“Suben las tarifas y aún no tenemos buenos servicios”, se quejó Rodríguez, quien sufre constantes apagones en su zona.
Y así es en todo el país, y algo menos en la ciudad de Caracas, la capital de la república. Aunque la tarde-noche del 13 de mayo no se salvó y también quedó a oscuras por al menos dos horas. Casi todos los venezolanos revivimos cuando sufrimos el mega apagón de marzo de 2019.
En 12 ciudades de Venezuela, el 37 % de sus residentes dijeron que sufrieron de dos a seis horas de interrupciones eléctricas diarias en marzo de 2023, según el Observatorio de Servicios Públicos. En las mediciones, el 54 % de los ciudadanos dijeron que hay inconsistencias en el suministro de agua, recoge Reuters.
“Cuando anunciaron que iban a cobrar la luz pensé que no íbamos a pasar más por esto, pero no es posible que pasemos días sin luz”, dijo Adalberto Briceño, un jubilado que vive en Maracaibo, capital del estado Zulia.
Por otra parte, “la falta de agua pega. Tuvimos que adaptar nuestras actividades de acuerdo con el tiempo que venía el servicio de dos o tres días a la semana”, dice Angélica Paredes, residente de una zona popular en el este de Caracas donde recientemente fue perforado un pozo. “Esperamos ahora tener agua todo el tiempo”, dice sin mucha convicción.
