A pesar de que esta zona de Venezuela mantiene un toque de queda que logra dejar a las familias dentro de sus hogares, el virus se camufló en los uniformes de policías que permanecían en la frontera por donde regresaron al país miles de venezolanos.
La falta de controles sanitarios impide tener información exacta de quienes ingresaron al país con coronavirus.
Santa Elena de Uairén, literalmente es un campo de concentración y no es una exageración, las calles de esta población, de unos 30 mil habitantes ubicada en plena zona limítrofe con Brasil, está tomada por tanquetas de la Guardia Nacional Bolivariana, hay toque queda y violarlo representa ser detenido y confinado en la cancha principal, sin derecho a la defensa y sin tener claro cual será el destino que tendrá luego de un proceso que tampoco nadie tiene definido. Hay mucha confusión.
Pero la prevención para evitar el contagio del COVID-19 parece no estar dando resultados y mientras muchos ciudadanos se encuentran recluidos en sus casas, 14 policías y 2 médicos se contagiaron con el virus.
La información confirmada da cuenta que los uniformados fueron contagiados luego de estar durante los últimos dos meses en la primera línea, es decir en pleno paso fronterizo, allí donde los venezolanos estaban retornando al país provenientes de Brasil.
“LA FALTA DE CONTROLES SANITARIOS IMPIDE TENER INFORMACIÓN EXACTA DE QUIENES INGRESARON AL PAÍS CON CORONAVIRUS“
MAURICIO CABAL
Impactovenezuela.com pudo confirmar que los uniformados y el personal médico contagiados con coronavirus se encuentran aislados en el Centro de Salud de Santa Elena de Uairén, sin embargo, ninguno presenta un cuadro clínico que comprometa su salud.
Contagio desconocido
Hasta la fecha, las cifras oficiales que manejan las autoridades en la frontera informan que por el sur del Estado Bolívar ingresaron 2.063 personas, venezolanos que regresaban al país provenientes de Brasil, donde se ha disparado la contaminación por el virus. Pero poco se sabe sobre el control sanitario o si se activaron protocolos para aislarlos mediante cuarentena, determinar si estaban sanos, es decir, que hoy en día este número de personas son sospechosos pero, peor aún, nadie tiene información del destino final de estos más de 2 mil venezolanos en el interior del país.
Familiares de los policías contagiados con COVID-19 que prefieren el anonimato para prevenir represalias, indicaron que se han comunicado con sus seres queridos a través de mensajes de WhatsApp, donde les han indicado que la mayoría de ellos no presenta síntomas, pero que siempre estuvieron alertas por estar tan cerca a la gran cantidad de personas que se movilizaron ingresando al país.
Estos policías y los médicos resultaron contagiados a través de las personas que se encuentran ya en Venezuela y que pudieron haber dejado focos de contaminación por donde pasaron.
Otro grupo de uniformados que resultaron negativos a las pruebas rápidas realizadas en el lugar fueron aislados por 15 días, cuarentena que se cumplió en algunos de los hoteles que hay en el lugar.
El Gobernador del Estado Bolívar ha salido al paso alertando que los venezolanos, quienes ingresaron desde Brasil, habrían pasado por controles sanitarios y a todos se les realizan test, también dijo que permanecen en hoteles de la zona.
Pero realmente desde hace dos meses se triplicó el número de ingresos al país, mucho antes que se establecieran los protocolos sanitarios y se implementara el toque de queda severo.
Mientras que para el gobierno regional todo está normal, fuera del registro mediático se adelanta a toda velocidad, la instalación de un hospital de campaña con capacidad para 48 camas, para atender casos de personas que resulten contaminadas con el virus, una vez que se conozcan los resultados de las primeras pruebas realizadas.
El único hospital en la zona, el Rosario Verá Zurita, ahora atiende casos confirmados y sospechosos de Coronavirus.