miércoles, abril 24, 2024

RETOS SEXUALES ¿Por qué los adolescentes se arriesgan y ponen en peligro su vida y su salud?

La comunicación fluida con los hijos, el tiempo de calidad y la preparación para la vida son elementos importantes para que los adolescentes no se expongan a peligrosos retos sexuales como “La Penitencia”

Definitivamente, la adolescencia es una de las etapas más complicadas de la vida del ser humano. Tanto que, al no ser niño ni adulto, se mezclan una serie de emociones y cambios que no son fáciles de enfrentar. En medio de este torbellino de emociones surgen los juegos de retos y dentro de ellos, los retos sexuales.


El tema viene a colación ante el caso ocurrido hace poco en Venezuela, conocido como el juego de “La Penitencia”. En el mismo estuvieron implicados varios adolescentes entre 14 y 17 años.


Se trata de un juego sexual en el que participan cinco parejas. Las cinco niñas provocan la erección de los cinco varones y se sientan sobre ellos en ruleta. El que eyacule va perdiendo, resultando ganador el que aguante más tiempo sin eyacular.


El hecho encendió las alarmas entre las autoridades, padres, representantes y maestros, ante el riesgo que representa para la salud de los jovencitos. Lo que, a la larga, también podría arriesgar su vida.

Lea también: Retos sexuales de adolescentes: Entre la perversión y la complicidad comunicacional | 🔵 Cara a Cara


Juegos de roles


La psicóloga Janet Guerra, egresada de la UCAB, especialista en niños y adolescentes, aclara que “en la adolescencia es normal que los jóvenes adopten estas prácticas”. Es decir, a los juegos de retos.


“Son juegos que apelan a intrepidez y a la osadía del adolescente, donde ellos sienten que eligen eso de manera libre”, explica.


En entrevista para impacto Venezuela, Guerra añade que el joven “se siente personalmente motivado por esto. Es como un sinónimo de crecimiento y de probar que ya es mayor y que puede”.


Dice que “algunos niños practican estos juegos por curiosidad. Digo niños porque quienes los hacen generalmente están empezando la adolescencia”, aclara.


Agrega que “buscan descubrir lo que pueden hacer y las emociones que esto conlleva. Asimismo, buscan el reconocimiento de sus compañeros. Y no siempre tienen un objetivo sexual, sino que buscan identidad y descubrimiento de sí mismos”.


Recuerda la especialista que “la etapa adolescente se caracteriza por la necesidad de poner a prueba lo prohibido. (Los jóvenes) se sienten retados a probar, a pesar de que muchas veces ponen en peligro su salud y física y emocional”.


Destaca que en esa etapa “quieren sentirse grandes y ese reto es una representación de lo que puede hacer. Es un juego de roles”.


Sin embargo, enfatiza en que “a veces (jugar) es producto del impacto de la presión de los amigos, del grupo y, por ende, de tratar de ser aceptado. Es algo que los hace pensar que son mejores y valiosos. Entonces, lo hacen para reforzar su autoestima”.


En este sentido, la especialista señala que “por esto hay que tener siempre presente el valor social de reconocimiento en esta etapa de la vida”.

Lea también: Retos sexuales de adolescentes: entre la perversión y la complicidad comunicacional |Cara a Cara


Inestabilidad emocional


Para la psicóloga, “es importante destacar que esta etapa, especialmente al inicio de la adolescencia, implica inestabilidad emocional. Esto puede llevar al joven a sentirse más seguro personalmente y allí es que aparecen esos juegos de retos”.


También “es una necesidad de sentirse libres. A partir de los 14 años es una edad en que se sienten invulnerables. En consecuencia, no son totalmente conscientes de los riesgos que implican estos juegos”.


Por ello, recomienda que “como adultos tenemos que prepararnos y preparar a los adolescentes para estas emociones”.


Guerra remarca que “ellos no comparten por sí solos estas emociones con los adultos y más si en el hogar no hay un clima de confianza y de seguridad. Sobre todo, si falta información. De allí la importancia de hablar con el joven acerca de la sexualidad, el desarrollo y las enfermedades de transmisión sexual o del embarazo”.


¿Y las redes?


Interrogada acerca de la influencia de las redes sociales en la proliferación de estos juegos, Guerra sostuvo que: “Si, por supuesto que influyen”.


“Las redes sociales tienen el efecto de propagar y difundir lo que está ocurriendo en los adolescentes y lo que se espera que ellos hagan”, señala.


No obstante, hace énfasis en que “antes también había estos retos, pero no se conocían. Ahora, con las redes sociales se conocen y se difunden con tanta facilidad que ellos se sienten llamados a hacerlos”.


Recalca la experta que “en las redes hay menos control y proporcionan la oportunidad a los adolescentes de explorar y autoconocerse. Pero, ellos creen que nadie lo sabe. Por lo que están expuestos a información errónea, negativa y poco clara”.


No obstante, Janet Guerra subraya que no está diciendo que las redes por sí solas son negativas. “No digo que las redes son inconvenientes, no. Lo que hay que hacer es transmitir a los adolescentes los factores de riesgo de las redes, así como sus oportunidades”.


Crear consciencia


Sugiere “divulgar una consciencia masiva sobre lo que tienen que ver con los juegos de retos, porque son peligrosos y ponen en riesgo la vida y la salud. Hay que generar espacios para crear consciencia en los padres y divulgar lo que los profesionales del área conocen del tema”.


Dice que, en este caso “las redes ofrecen la oportunidad de prepararse”.

-¿Qué deben hacer los padres y representantes con una situación así?
-Estar atentos a los cambios de sus hijos o de los estudiantes, según sea el caso, Hay que escucharlos, observarlos ver lo que ellos hacen. Porque siempre presentan signos de que algo les pasa y a veces ellos mismos los dan a conocer directa o indirectamente.


Otras veces se nota en su modo de proceder e incluso en el modo como se presentan física y personalmente

-¿Cuáles son los signos?
-Muchas veces son preguntas que ellos hacen. Dudas que plantean, no acerca de ellos, sino que hablan de “sus amigos” o de lo que otros hacen en el colegio.


Esto afecta su humor y hay que fijarse en su comportamiento. Algunos se muestran agresivos. Otros tienen la necesidad de estar más tiempo solos o buscan privacidad.


En este momento es cuando no hay que restar importancia a las preguntas que hacen.

Tampoco hay que pensar que en el colegio hay otros niños tienen problemas, pero no el nuestro.


Un padre debe pensar en que sus niños pueden verse retados a jugar esos juegos.


Estar atentos


Janet Guerra también enfatiza en que los padres o representantes tienen que ser responsables con sus hijos, en el sentido de estar pendientes de lo que buscan en Internet.


“Hay que estar atentos a lo que buscan en Internet, qué consultan, qué páginas visitan, cuáles son los chats que tienen y chequearlos con ellos. Hay que preguntarles qué hacen en las redes, sobre todo si pasan mucho tiempo allí”, recomendó.


Asegura que “no se trata de invadirlos, hay que tener cuidado. Se trata de estar atentos, preguntarles y decirles que ellos pueden confiar en el adulto”.


Añade que los adolescentes “deben saber que los padres deben estar pendientes de ellos y hacerles comprender eso. A veces ellos se molestan porque les preguntan. Pero, a la larga ellos lo valoran más que la desatención”.


Sostiene que “es preferible regañar, preguntar, curiosear. Pero, hacerlo de manera respetuosa y aproximarse”.


-Pero ¿si el padre no sabe cómo aproximarse?
-Hay que buscar ayuda especializada. A veces no para el adolescente, sino para el padre. Pero todo depende de cada situación. Habrá oportunidades en que la ayuda se necesitará para los dos. Lo importante es reconocer que se necesita esa ayuda y buscar procurarla.


Igualmente, hay que tener presente que estos problemas no son actuales. Se trata de una etapa del desarrollo de los hijos. Por eso hay que fomentar la autonomía, la independencia, pero también la responsabilidad y seguridad.


Esto no se hace diciendo qué es lo que tienen que hacer, ni dejando que ellos tomen decisiones solos. Tenemos que estar allí y ver como ellos desarrollan esa actividad.
Hay que responder sus preguntar y ver cómo toma decisiones y cómo manejan las presiones grupo. Hay que enseñarles y si no sabemos cómo, hay que preguntar y pedir ayuda.

-¿Qué hacer si ya participaron en retos sexuales?
-Los adolescentes que han participado en estos juegos y retos, están en riesgo. Necesitan tratamiento psicológico, orientación y asesoría.


Tenemos que buscar brindarles apoyo. Pero, entendiéndolos y sabiendo que están tratando de construir la identidad personal.


Sin embargo, la especialista enfatiza en que, para evitar el problema “hay que comenzar por una prevención primaria”.


“Ellos necesitan que expliquemos los temas de manera clara y directa, más que las generaciones anteriores”, destaca.


“Hay distintos niveles de apoyo, no todo significa que tengan problemas graves o que sea patológico. A veces es un adolescente que necesita prevención primaria. De esta manera lo preparamos para lo que puede encontrarse”, explica.


Asegura que al adolescente se le debe “preparar para los cambios que se le vienen y lo que implica, por ejemplo, la presión social”.


Pero, si el joven ya ha sido expuesto a este riesgo, “hay que hacer prevención secundaria, donde la orientación debe ser directa. Hay que escuchar y preguntar, no para regañar, sino para apoyar, para enseñarles a cuidarse”.


Recomienda que, en estos casos, “hay que apoyarlos para que se cuiden. Ver hasta dónde han llegado y, hablar de los riesgos. Se tiene que preguntar cómo llegaron a eso, qué sienten y qué saben”.


“Partiendo de eso, hay que hacer la prevención que pasa por una comunicación fluida”, señala.

Prácticas para la vida


Janet Guerra destaca que los padres no deberían esperar que sus hijos pasen por estos problemas. Por ello, dice que “hay que comenzar desde pequeños. No solo para evitar estas prácticas, se trata de la preparación para la vida”.


Dice que “a cualquier hora es bueno, mientras preparemos y comuniquemos a nuestros hijos que son valiosos, que son importantes”.


La idea es decirle: “eres valioso, porque eres una persona, tus preguntas son importantes, las dificultades que puedes afrontar son importantes. Y también decirles que los errores son oportunidades de aprender y crecer”.


Es necesario “tomar medidas, es sentarse a conversar y si ya estamos en un punto en que no me oye o no lo oigo, buscar ayuda profesional especialista. No obstante, todo esto se evita estando atentos. Hay que trabajar y más en el tiempo de calidad. Ganar su confianza para saber enterarnos de qué hicieron y qué van a hacer”.


Finalmente, la especialista asevera que “los adolescentes siempre tienen algo que decir. Hay que hacerlos partícipes, hay que preguntarles. Ellos tienen un nivel de responsabilidad, pero los adultos también. Hay ocasiones en que hay que decir no, si, o puede ser. Y, si cuesta, siempre se puede buscar ayuda”.

Google News
Pulsa para seguirnos en Google News
Suscribir
Notificar de
guest

0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios

Mantente actualizado

Suscríbete a nuestro newsletter para recibir noticias y eventos importantes.

Nunca te enviamos spam, ni compartimos tu dirección de correo electrónico.
Aprende más de nuestra política de privacidad.

En portada ↓
Últimas noticias ↓
Más noticias sobre este tema ↓
0
Me encantaría tu opinión, por favor comenta.x