En el 2007 Milagros De Armas, de las herederas del dueño del bloque editorial periodístico más importante de Venezuela para ese momento, comenzó a ser juzgada por el homicidio de Andreína María Gómez Guevara, joven estudiante. El 2 de junio de 2008, Esaúl José Olivar Linares, Juez 46 de Control de Caracas, hizo cesar la prisión preventiva de la imputada por presentación ante el tribunal cada ocho días y prohibición de salida del país. La decisión nunca llegó a ejecutarse. El togado fue destituido de inmediato, rumoreándose había recibido soborno. El tema a tratar no es este caso específico, sí lo que empezó a ocurrir a partir de él.
Para la época del crimen Ramón Eladio Aponte Aponte era Presidente de la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Como coronel de la Guardia Nacional llegó a Fiscal General Militar y su actuación en el caso conocido como “Los Paracachitos” (2004), persecución que adelantó contra 56 presuntos paramilitares que intentarían matar a Hugo Chávez, lo llevó en 2005 a la máxima instancia judicial, monopolizando un poder que sólo Maikel Moreno ha superado. Hoy vive en Estados Unidos después de huir a Costa Rica en el 2012 a causa de problemitas con sus camaradas y por otorgar credencial a Walid Makled, narcotraficante.
Al llegar a la Sala de Casación, “Doble A”, como lo llamaban sus secuaces, sin reparo puso a dedo como jueces a muchos. Olivar Linares tuvo la “suerte” de ingresar al Poder Judicial de manos de su amigo, pero éste le defenestró sin consideración por no haberle consultado sobre asunto tan importante como el de De Armas. El magistrado aprovechó la situación para instruir de palabra a los presidentes de circuitos penales, ordenar a los jueces consultar con ellos antes de su publicación, todo fallo que comportara libertad, hubo resistencia, que culminó con renuncias y jubilaciones “especiales”. Para garantizar la efectividad del mandato se autonombró Presidente de Circuito en los estados Aragua, Carabobo, Nueva Esparta, Miranda, Zulia y Área Metropolitana de Caracas, llegando al abuso de serlo simultáneamente en tres.
Las funciones del Presidente de Circuito, de acuerdo al artículo 508 del Código Orgánico Procesal Penal, son administrativas y no deben interferir en la autonomía y jerarquía de los jueces. Aponte violentó la norma y con ello sentó las bases para acabar con el principio de independencia. Gracias a él el sistema funciona así: el Presidente del TSJ o quien pueda filtrarse en su esfera de dominio, designa al Presidente de Circuito y éste a su vez postula a los jueces de la región, de forma que el del medio controlará al de abajo y dará cuenta al de arriba del más insignificante pronunciamiento, en el entendido que los dos bajos de la estructura están clarísimos en que nada pueden hacer sin autorización de quien los favoreció con el cargo.
Doce años han transcurrido y ninguno de los que vino después de Aponte ha movido un dedo para acabar con la mafiosa práctica, contrariamente la han perfeccionado y aplican para todo. Da vergüenza oír en las audiencias a quienes parodian de jueces, si dan libertad, entregan un vehículo, decretan cualquier medida y no se diga absuelvan, advertir a los abogados: “… hay que esperar a que el Presidente del Circuito me autorice dictarla…”.
El artículo 255 de la Constitución prevé que el ingreso a la carrera judicial y ascenso de jueces se hará por concursos de oposición públicos (no han sido convocados en diez años), es como se avala la independencia decisoria… el que obtiene así el puesto no debe nada a nadie, sólo responde a su conciencia.
Venezuela está afectada por una infección nosojudicial: Aponte Aponte y sucesores, focos emisores; presidentes de circuitos y jueces, medios transmisores; ciudadanos, receptores. Los que ahora obedecen lo indebido cuando les toque mandar exigirán igual sumisión, no se puede esperar nada diferente. Las consecuencias de lo que creó Ramón Eladio se sufrirán por generaciones sino se acaba con el círculo vicioso del que fue pionero. Esta es la historia de cómo se inicio la destrucción de la autonomía para sentenciar.
@doctorgoitia