Hace 35 años a la actriz venezolana le dieron 15 segundos de fama y no los desaprovechó
Nadie ha sabido aprovechar más 15 segundos en cámara que Ruddy Rodríguez. Por lo menos no en lo que respecta al mundo del espectáculo venezolano. Salir, sonreír y saludar fue suficiente para convertirse en toda una figura.
De eso hace ya 35 años. Fue poco después de participar en el Miss Venezuela 85, donde ocupó el lugar de primera finalista. Fue a Londres, al Miss Mundo y no volvió.
No logró la corona, pero haber obtenido la mayor puntuación en traje de baño le bastó a Ruddy Rosario Rodríguez De Lucia para que los productores de la nueva entrega de James Bond le pusieran el ojo. La convirtieron, por 15 segundos, en una de las chicas Bond de Timothy Dalton en The Living Daylights. Ahí empezó todo.
A su regreso a Venezuela, su mánager, el hábil Haik Gazarián, hizo de Ruddy una estrella. No tenía más aval que el de la película. Pero ser chica Bond no es cualquier cosa, pues.
Así que la llamaron para que se integrara al staff novelero de Venevisión. Enamorada, Inmensamente tuya y la trama juvenil de Y la luna también hicieron que le dieran su primer protagónico, Niña Bonita.
Esa producción le abrió las puertas en todos los campos. La convirtieron en la gran diva de la pantalla chica que es hoy. Probó suerte en casi todo. Hasta en la música.
Aunque fue debut y despedida, Gazarián supo sacarle provecho, una vez más, a la diva que estaba creando. Buscó a Rudy La Scala, el exitoso productor de los 80, y le hizo un disco homónimo.
Hasta a Grecia fueron a parar a grabar el video de uno de los temas, Me enamoré. La crítica fue despiadada y después de tres sencillos, el sueño de la música se desvaneció.
Pero Gazarián no se amilanó. Siendo su pareja y socio, enfiló las baterías hacia el mercado internacional. Anunció que haría una película, Tangerine Summer, en Hollywood, que aunque era un proyecto pequeño, era en la meca del cine. Nunca la filmó.
Rodríguez, dueña de una personalidad afable y una simpatía a toda prueba, fue creciendo. Y así llegó El Magnate, una telenovela internacional con Andrés García y Salvador Pineda.
Lejos de regresar llena de gloria, Ruddy volvió a su país con más penas. Años más tarde declaró que la había pasado mal en esa producción, entre otras cosas, porque uno de los actores quiso sobrepasarse con ella. No eran tiempos del MeToo.
La exreina continuó con su ascendente carrera y la siguiente parada de su éxito fue Colombia. Allí terminó se terminó de consolidar. Desde Las Ibáñez hasta la actualidad, Ruddy ha sabido ganarse el cariño de ese público.
Sin embargo, siempre tuvo tiempo para volver a trabajar en Venezuela. Ha dicho que la telenovela Amantes de Luna Llena ha sido su trabajo más querido.
Empresaria y más
Además de actuar, Ruddy Rodríguez también lo ha intentado con algunos negocios. Pero con ninguno le ha ido muy bien. Ha desarrollado desde maquillaje, hasta cremas, pasando por spa y salones de belleza. Las tiendas se las regentaban su hermana y su papá.
Se convirtió en productora de cine y junto a Édgar Ramírez hicieron Venezzia, una historia ficcionada sobre hechos reales ocurridos en la I Guerra Mundial.
La cienciología también ha ocupado un lugar importante en su vida. Cuestionada por muchos, esta práctica que algunos califican como religión, y otros como secta, tiene muchos adeptos en el mundo, sobre todo en Hollywood. Tom Cruise es, tal vez, su imagen más notoria.
Ruddy se ha encargado de promover en Venezuela y otros países El camino a la felicidad, la versión criolla de la cienciología, en la que se toman los principios básicos de la misma y se adaptan a la realidad del país.
Esto la trajo a reunirse, en dos ocasiones, con el ahora fallecido presidente Hugo Chávez. Hasta un rumor de noviazgo surgió entre ellos. Ella lo ha negado siempre.
Y dónde está el amor
Gazarián estaba tan cerca de Ruddy que era imposible mantener las cosas solo como negocios. Fue así como la pareja tuvo una larga relación sentimental.
Cuando todo el mundo pensó que la boda sería cosa de meses, y después de haber anunciado su compromiso, la pareja rompió. Un abogado venezolano, Rodolfo Pizzani, la llevó al altar en 1995, en lo que parecía ser el enlace ideal.
Él la ayudó a terminar la relación comercial con su exmanager, con quien unas cuentas aparentemente no cuadraban, y, además, le remendó el corazón. Sin embargo, la magia se acabó al poco tiempo.
En 2010, Ruddy, establecida en Colombia desde hacía mucho, volvió a casarse. Esta vez con el rejoneador Juan Rafael Restrepo. Tampoco este matrimonio duró. Cinco años después, anunciaron la separación. Ella tiene su teoría de por qué no funcionaron sus matrimonios:
En estos momentos, Ruddy no tiene proyecto profesional en puerta. Se retiró de las telenovelas sin decirlo. Solo lo hizo y ya. Se dedica a su línea de cosméticos y a su fundación.
Además, luego de tenerlos en Colombia, mudó a sus papás a República Dominicana porque los médicos le recomendaron hacerlo por el clima.
Ella vive cerca de ellos, con su mascota y luciendo tan bien como cuando se ganó el mote de “Niña Bonita”.
