Una carrera artística de más cinco décadas, romances ficticios, dos matrimonios fallidos y una longeva juventud han marcado a la zuliana
Aunque no dice la edad, “porque eso se consigue en internet”, Lupita Ferrer que aún espera al amor. Dos matrimonios fallidos, un embarazo interrumpido y mucho éxito profesional han marcado la vida de quien, para muchos, es realmente la auténtica “reina de las telenovelas”.
Para tomarle la palabra, en varios sitios de internet se asegura que Yolanda Guadalupe Ferrer Fuenmayor nació el 6 de diciembre de 1947. Y fue en Maracaibo, la segunda ciudad más importante de Venezuela. Las artes surgidas de esas calles, hoy un tanto maltrechas, tuvieron mucho que aportar al mundo del entretenimiento.
Lupita Ferrer fue una de ellas. Su imagen ha perdurado en el tiempo. Quiso participar en el Miss Venezuela de 1968, pero fue rechazada por el comité organizador de entonces. ¿La razón? Para ese momento, ya ella tenía experiencia profesional en la actuación. Primero, en teatro donde le había dado vida a Ofelia, en la adaptación de Hamlet, y un año antes de su aspiración, por haberle sido, nada menos, que Doña Bárbara.
Así las cosas, ella continuó en lo suyo y la pantalla chica se le rindió a sus pies. Luego de varios papeles, le llegó su día de suerte cuando Delia Fiallo la escogió para que interpretara a Esmeralda, una joven ciega, quien tuvo que enfrentar un sinfín de obstáculos para lograr el amor. Esa producción fue la primera que le abrió la puerta del éxito tanto a la escritora, como a los protagonistas.
Lupita Ferrer, de actriz a leyenda
La química entre Ferrer y José Bardina era tal que no faltó, en ese momento, quien les endosara un romance. Ella lo ha negado siempre. Incluso, cuando en octubre de 2019 el hijo del actor, hoy fallecido, la sorprendió mientras le hacían una entrevista en CNN en español.
La actriz ha asegurado, a lo largo del tiempo, que Bardina era más bien un hombre reservado y que, de entrada, marcaba distancia. A ella eso le convenía, porque le ahorraba problemas con Amelia Román, la esposa del actor. No obstante, lograron consolidar una amistad que duró hasta que el cáncer lo venció.
“No fui feliz en ninguno de mis matrimonios”
Lupita Ferrer, actriz
30 telenovelas forman parte de su currículum, entre las que se cuentan La zulianita, Ligia Sandoval, Las dos Dianas, Eva Luna y, por supuesto, Cristal. Con esa telenovela, la última inédita que escribió Delia Fiallo, Ferrer logró romper las barreras. No solo porque su nombre se dio a conocer en todo el mundo, sobre todo en Europa, donde la telenovela tuvo mucho éxito, sino que le permitió seguir con su fama.
La pantalla grande y la chica
Alternó su carrera en las teleculebras con el cine mexicano. Fue llamada desde ese país y tuvo la oportunidad, entre otras, de trabajar con Mario Moreno. Fue en la película Un Quijote sin mancha, inspirada en la obra de Cervantes.
Esta realización de 1969 no solo le permitió darse a conocer en el mercado mexicano, sino que le dio, lo que ella siempre ha afirmado: su boleto directo a Hollywood. Entre una telenovela y otra, Lupita alternaba la pantalla chica con la grande. Y así llegó a hacer 18 largometrajes.
Dos de ellos en Hollywood, Los hijos de Sánchez, dirigida por su entonces segundo esposo, Hall Bartlett, y Balboa, con Tony Curtis.
Pero ni el matrimonio ni Hollywood prosperaron. Volvió a Venezuela y fue cuando hizo Cristal. Gracias a lo que pudo probar suerte en otros campos artísticos. El canto fue uno de ellos.
Hizo una gira, en algunos países hasta con mariachi, pero el público no la perdonó. En Viña del Mar, por ejemplo, al conocido monstruo de la Quinta Vergara no le tembló el pulso para decirle que no le gustaba mucho su interpretación.
La telenovela de su vida
La actuación siempre ha sido la aliada que le tiende la mano cuando está de capa caída. Así fue el año pasado, cuando, luego de una larga ausencia, volvió al teatro con la obra La drama queen. La pieza fue escrita por Carlos Pérez y dirigida por Abraham Pulido. En ella, se narraban episodios de su vida, tanto profesional como personal.
Y es que aun sin haber sido una mujer de escándalos, Lupita no ha estado lejos de la polémica. La primera vino cuando, en pleno éxito, se casó con Alfredo Carrillo, un ingeniero quien, según ella ha dicho en varias ocasiones, no entendió su carrera como actriz. Dos años después, el matrimonio terminó.
En Hollywood vivió en Beverly Hills, en una casa típica de celebridades, gracias a Bartlett. Haber trabajado con Anthony Quinn, Dolores del Río y Tony Curtis le daba esa oportunidad. Pero la diferencia de edad (él era mucho mayor que ella) y los celos, según ha confesado Lupita, tampoco hicieron que durara.
En medio de la disputa legal comenzó a rumorarse que su hermana menor era, en realidad, su hija. La prensa, que siempre la ha tratado bien (y ha sido recíproco) no armó un show de algo que Lupita ha negado siempre.
Sin embargo, lo que sí fue verdad (también sucedido en esa época) fue un romance que la dejó embarazada. La actriz ha reconocido que tuvo que interrumpir el embarazo. No solo porque aun estaba casada, y en medio de una disputa económica importante, sino porque el padre del bebé “era un músico famosísimo”. Nunca se supo quién.
La puerta no se ha cerrado
Se arrepiente no solo de no haber tenido ese bebé ni otros. De anteponer primero su trabajo. “La vida se me complicó. Entre la fama que logré de jovencita. Mi primer matrimonio fue en Venezuela y el segundo en Los Ángeles. No fui feliz en ninguno de los dos. Sin embargo, no aspiro a tener una vejez sola”, dijo el año pasado en una entrevista.
Y para ello sus genes han sido sus aliados. Siempre. Lupita se ha destacado también por su físico. Siempre ha sido delgada. Su rostro no muestra que el paso de los años haya sido inclemente con ella. Y no porque se haya hecho ninguna cirugía plástica. Reconoce haberse inyectado bótox en alguna ocasión, pero nada de bisturí en su rostro.
En una época tuvo una línea de cremas para el cuidado corporal. Las mismas las hizo a partir de una mezcla de ingredientes secretos que obtuvo de aquellas que utilizaba para mantenerse igual que a la zuliana que vino a conquistar Caracas.
Su madre, actualmente de 98 años de edad, dice, no solo está viva, sino que también tiene pocas arrugas y una mente lúcida. Una buena alimentación, ejercicios y la genética han contribuido para que muchos le pregunten si duerme congelada.
