Lucía Sanoja hizo del ejercicio su vida, aunque el medio artístico le abrió las puertas
En los años 80 y 90 ver a lo que se conocía como una “mujer kilúa” no era muy común en el medio artístico venezolano. Hasta que llegó Lucía Sanoja.
La joven no solo era dueña de una figura envidiable, sino marcada. Sus músculos definidos le dieron el apodo que era muy utilizado en ese momento, sobre todo por sus brazos y abdomen.
Comenzó como modelo y en 1980 inició su paso por los concursos de belleza. Obtuvo títulos como Miss Bronceado y en 1982 la banda del estado Carabobo en el Miss Venezuela. A raíz de su participación en el máximo certamen de belleza del país, Lucía dio el salto a la televisión.
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Aunque no obtuvo ninguna de las premiaciones importantes de ese año, Sanoja pudo llegar a la pantalla chica con una de sus inquietudes: la música. Debutó en el programa La súper noche de las estrellas y luego a un papel secundario en telenovelas.
Se fue abriendo paso y en Venevisión le asignan el papel protagónico, junto a Orlando Urdaneta, de la producción Virgen de Medianoche. Estando en ese canal, impulsa más su carrera como cantante y grabó dos discos.
Personajes en otras producciones como Sentimiento, Cantare para ti y Maribel, entre otras, la convirtieron en figura juvenil. No obstante, su faceta como fisicoculturista también fue explotada en la TV; obteniendo la calificación de “La primera fisicoculturista venezolana”.
Se retiró del medio artístico en 1994, pues se mudó de Caracas, se casó y tuvo una hija. Rctv la trajo de vuelta ya en el nuevo milenio con Toda una dama. Más tarde participaría en Nadie me dirá cómo quererte y en Natalia del Mar, en Venevisión, hizo su última aparición como actriz.
Actualmente, Lucía Sanoja es instructora de bailoterapia y preparadora de fisicoculturismo.
