Quiso ser cantante, reina de belleza, actriz y empresaria. Todo lo logró, menos el amor
Cristal fue la última telenovela original escrita por Delia Fiallo, quien hace dos semanas cumplió 96 años. Cristal también fue la primera telenovela venezolana en romper récords de audiencia, sobre todo en España donde, literalmente, el país se paraba a la hora de la siesta para ver las vicisitudes de Cristina y Luis Alfredo. Sus protagonistas, Jeannette Rodríguez y Carlos Mata, se convirtieron en una sensación en ese país.
Y, aunque él le supo sacar más provecho a ese triunfo dramático, ella se convirtió en una muy cotizada actriz que, todavía hoy, goza las mieles de ese éxito. Y eso que de la transmisión del primer capítulo, el próximo 5 de agosto, se cumplirán 35 años.
Pero para llegar a ese protagónico, Rodríguez tuvo que cruzar varios caminos. Los concursos de belleza siempre son una buena opción. Sobre todo en Venezuela, de donde han salido más actrices que de cualquier universidad. Dueña de una cara de princesa de cuentos de hadas, gracias a su paso por el coro de la Escuela Naval donde fue escogida como su madrina, compitió a los 18 años en el concurso La cara más linda de Venezuela obteniendo el primer lugar.
En 1979, Jeannette Rodríguez estuvo en el Miss Venezuela pero no obtuvo figuración. Y, ciertamente, era complicado porque ese fue el año que ganó Maritza Sayalero, quien meses más tarde se alzaría con la de Miss Universo. Luego, Jeannette Rodríguez fue al Miss Maja internacional donde tampoco logró una gran figuración.
Con el aval de que lo quería era hacer carrera en el mundo del espectáculo, Jeannette se inscribió en la escuela Juana Sujo donde dio sus primeros pasos como actriz. En 1982 llegó a Radio Caracas Televisión y en 1983 le dieron su primer papel importante en Leonela, otro éxito de Delia Fiallo.
Al año siguiente estuvo en otra producción hasta que en 1985, Delia Fiallo, quien siempre tenía la última palabra para sus elencos, la aprobó para que formara pareja con quien despuntaba con convertirse en el galán de ese momento, Carlos Mata. La joven de 24 años no titubeó en aceptar y trabajar en Cristal.
En esta producción, Cristina era una joven aspirante a modelo, quien, sin saberlo, encontraría en el camino de sus sueños a su verdadera madre, encarnada por Lupita Ferrer. Toda una trama digna de los llamados “culebrones” de la época. Ahí echó mano de los conocimientos de pasarela que le dejó el Miss Venezuela.
Jeannette Rodríguez y su nuevo reto
Al terminar la telenovela (todavía no se había producido el fenómeno internacional) fue llamada para volver a protagonizar junto al primer actor Gustavo Rodríguez, La Dama de Rosa, una obra escrita por José Ignacio Cabrujas, con una trama que rompía los esquemas tradicionales.
No obstante, el destino la llevaría nuevamente a unirse a Carlos Mata, por cuanto por serias discrepancias de Rodríguez con los directivos de RCTV, él decidió dejar la telenovela a las buenas de Dios, cuando tenía pocas semanas al aire. Mata fue llamado para que se encargara del papel.
Le pusieron un mostacho, trataron de “avejentarlo” para que no se notara tanto la diferencia de edad entre los “Tito Clemente”. Obviamente esos primeros capítulos fueron regrabados para la versión internacional, por cuanto el canal quería tener el mismo éxito que con Cristal.
Terminada la odisea de rescatar esa historia, Rodríguez se dio a la tarea de disfrutar su éxito internacional. Se residenció los meses de verano en España, donde todas las figuras de Cristal fueron a parar. No se podía desaprovechar el momento. Y de eso Mata sabe y bastante.
La repercusión de lo ocurrido en Europa llegó a Argentina, donde decidieron empezar a producir culebrones. La llamaron para que con el uruguayo Arnaldo André se encargaran de sacar adelante Amándote. Luego vinieron Pobre Diabla y Micaela. Todas fuera de Venezuela.
Luego de un tiempo, regresó a su país y fue llamada por Venevisión para hacer Todo por tu amor, junto a Jean Carlo Simancas.
Volvió a irse y años más tarde, regresó a la pantalla criolla con una participación en la versión nacional de Survivor, Robinson, la gran aventura S.O.S de donde salió con más penas que glorias por su fama de conflictiva y diva.
Su último dramático, y trabajo en Venezuela, fue un largometraje para televisión para el que Rctv la llamó. Una versión en dos horas de Silvia Rivas, divorciada, en 2005, la producción que perteneció a la exitosa época de la llamada “telenovela cultural”.
A moverse en TV
Aunque la actuación es lo que la ha mantenido por casi cuatro décadas vigente, Jeannette también supo sacarle provecho a su buen físico y al éxito que logró gracias a los dramáticos.
Fue así como presentó a mediados en los 90 una serie de ejercicios en video, Tensión dinámica, en la que claramente se decía al comienzo de los mismos que no se responsabilizaba si se producía alguna lesión, al tiempo que invitaba a hacerlos según sus instrucciones.
Con el espíritu de convertirse en la Jane Fonda venezolana, Rodríguez tuvo más éxito comercializándolo en el exterior que en su país. Hasta en Israel, aprovechando la marea de Cristal, fueron a parar los cassettes de VHS donde compartía los secretos para mantenerse en forma como ella.
La música también fue su interés. De hecho fue una manera de reconectarse con sus inicios como cantante. A mediados de los 90 se fue a Nueva York, se inscribió en la academia Lee Strasberg y formó una banda de rock. Poca gente en este lado del mundo la conoció, pero, según ella ha dicho en varias entrevistas, fueron sensación en San Petersburgo, en Rusia.
“Me tocaron la cola, me agarraron, de frente, abusivo”.
Jeannette Rodríguez.
Suerte en los negocios…
En el amor no fue muy afortunada. Pese a su belleza y éxito, tuvo relaciones poco estables. Una de ellas con el cantante Trino Mora, un ídolo de los 60 y 70, quien le llevaba unos cuantos años.
También se le relacionó con su mánager de la buena época, Jorge Hané, quien años después terminaría siendo el primer gurú de la pérdida de peso en los infomerciales por el controvertido Reduce Fat Fast.
También se dijo que cuando vivió diez años en Madrid estuvo a punto de llegar al altar, aunque nunca trascendió con quién. Lo mismo sucedió en Argentina, donde ella misma reconoció que tuvo un amor que era para casarse. Pero no lo hizo.
En una entrevista con el diario La Nación dijo que había sido una jovencita abusada. “Me tocaron la cola, me agarraron, de frente, abusivo. Ahorita, si me pasa, le vuelo la cabeza, pero ahí me agarró en un momento de la vida en el que uno no sabe cómo reaccionar”.
La dueña de sus días
Jeannette Josefina Rodríguez Delgado, la nativa de Petare, la barriada más grande de América Latina, tiene más de dos décadas residenciada en Miami. Desde ahí maneja su carrera con la nostalgia que da, por ejemplo, actualmente la repetición por enésima vez de La dama de rosa en Italia.
En su cuenta de Instagram hace transmisiones en vivo entrevistando, y dejándose entrevistar, por los países que aún recuerdan las andanzas de Cristina.
También ha sido blanco de críticas por el cambio que ha experimentado su rostro y no precisamente solo por el paso de los años. Sus labios nunca volvieron a ser los de la dulce Gabriela ni sus mejillas las de Micaela. Y eso el público, parece, no se lo perdona.
Quiere volver a Venezuela, ha dicho, pero cuando esta “triste telenovela” se acabe.
