“El músico de Venezuela” tiene una carrera de más de seis décadas. Es el autor del que algunos llaman el Himno de Caracas, Canto al Ávila
Aunque nació en Israel, Ilan Chester ha dicho siempre que se siente venezolano. En un momento, se produjo una confusión luego de una entrevista en Argentina. Pero el también llamado “El músico de Venezuela” hizo una cruzada en la que reivindicó el amor que tiene por este país.
Donde se presenta lo hace con ese apodo que durante muchos años le sirvió como apoyo en sus giras por los rincones del país al que se mudó con su familia cuando solo tenía un año de edad.
Ilan Czenstochowski fue un niño artista. Nunca estudió música, pero tuvo el oído y la habilidad para empezar a tocar piano a los 3 años. Dos después, debutó en el programa Bambilandia y, a partir de ahí, su interés también por el canto se fue consolidando.
Su influencia era variada. Desde la música tradicional de Simón Díaz, por ejemplo, hasta el rock que sonaba en los años 60 y 70, cuando estudiaba en Londres. Es así como a su regreso a Venezuela a principios de esa década, probó suerte en agrupaciones como Azúcar, Cacao y Leche, y el grupo Way.
A finales de los 70, junto a otro experimentado grupo de músicos, como Eddy Pérez, Lorenzo Barriendos, Ezequiel Serrano y Carlos “Nené” Quintero forman Melao; una importante referencia musical de ese tiempo. Incluso, pocos recuerdan que fueron los escogidos para abrir los conciertos de Queen en Venezuela, que se cancelaron debido a la muerte, el mismo día, del expresidente Rómulo Betancourt.
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Además de cantar y de tocar el piano, Ilan se destacaba por la composición. Fue así como, en 1983 aprovechando la ola de cantautores que comenzó a pulular en el mercado venezolano, acortó su apellido a Chester y lanzó Canciones de todos los días.
Aunque el primer sencillo fue Marea de la mar fue Canto al Ávila el que lo marcó para siempre. La canción que hace referencia a la montaña que cuida a Caracas, es un ícono no solo de Ilan Chester, sino de varias generaciones que la han adoptado como propia. Y más ahora, cuando la emigración venezolana ha crecido en todo el mundo.
La estrofa inicial, “Voy de Petare rumbo a La Pastora”, pasó a formar parte del lenguaje cotidiano de los caraqueños. El sencillo llegó al primer lugar de las listas de popularidad y convirtió a su disco en uno de los más vendidos de ese año.
A partir de entonces, han sido decenas los temas que Ilan ha logrado ubicar en el gusto del público, tales como Por alguien como tú, Soledad, Para siempre, Sólo faltas tú, El destino, Un querer como el tuyo y Palabras del alma.
Ilan Chester saborea el éxito
Chester, junto a su colega Yordano provocaron en los 80 el mayor caos vehicular de la capital. Juntos se presentaron en concierto en el Poliedro, el recinto más grande de Caracas. El público respondió de tal manera al llamado de ambos, que provocó el colapso de todas las autopistas. Prensa de la época reseñó que quedó más gente afuera, con ganas de entrar, que quienes lograron hacerlo.
Las canciones de Ilan también sirvieron como referencia para otros intérpretes. Cheo Feliciano fue uno de ellos, quien tomó Eres una en un millón y la transformó en un hermoso bolero que cantaba en todos sus conciertos.
Aunque sin el mismo éxito que otros de sus colegas, Ilan Chester probó suerte en el mercado internacional. Firmó con Sony Music para el manejo en el exterior, pero siempre su mejor mercado fue el venezolano.
Ya a principios del nuevo milenio, se aventuró con un excelente proyecto, la serie Cancionero del amor venezolano, en el cual rescató temas como Viajera del río, Ansiedad, Cristal, Quisiera. Luego por Tesoros de la música venezolana obtuvo el Latin Grammy
De despedidas
Uno de los puntos álgidos de la carrera de Ilan Chester ocurrió en 1996 cuando anunció que se despedía. Según dijo en esa oportunidad, estaba cansado de las giras, los conciertos, pero sobre todo de lo que sucedía en la industria musical.
Programó una gira que no podía llamarse de otra forma, sino Despedida. La misma, contaría con una serie de conciertos en el teatro Teresa Carreño y luego iría por varias ciudades. Antes de concluir los shows de Caracas, fue cancelada.
Y así se mantuvo Ilan por más de dos años, tratando de explicar que él no iba a despedirse de la música sino de las tarimas. Dejar la música era, decía como dejarse a sí mismo, algo que no podía suceder. Volvió e hizo todo un trabajo de estudio de la música venezolana lo cual lo dejó en evidencia como lo que es: un gran músico.
La espiritualidad también ha formado parte importante de su vida. A los 22 años volvió a Israel y se inició en los hare Krisna. Después fue en la India donde recibe una segunda iniciación, con peregrinación incluida. Y así se ha mantenido a lo largo de su vida.
Actualmente es practicante el yoga motivacional y tiene en su canal de YouTube una serie de cápsulas en las que, precisamente, habla de esos principios.
Luego de su regreso a los escenarios, Ilan contó con el apoyo de su esposa Merci Mayorca para tener el impulso necesario. Ella supervisaba todo. Desde los tributos que hacía Chester a íconos como Simón Díaz o Aldemaro Romero, hasta cómo iba a salir vestido al escenario.
Se casó tres veces y tuvo siete hijos. Hace dos años, en medio de rumores de separación. Mayorca no pudo ganarle la batalla al cáncer y sucumbió. Un polémico señalamiento de la familia de ella hacia él manchó la imagen que había tenido con su público.
