Ha recibido todos los premios posibles de la música latina. Recientemente, Billboard seleccionó uno de sus temas dentro de los 50 mejores de la historia de la música en español
Cuatro años antes de que el pueblo venezolano se volcara a las calles a gritar “¡Democracia! ¡Libertad!”, Franco De Vita nacía en una clínica de la parroquia Candelaria. Ahí, cerca del lugar que, años más tarde, inmortalizara como Plaza del Centro en uno de sus temas.
Sin saberlo, haber nacido un 23 de enero sería algo más que una fecha en su partida de nacimiento. Ese día, pero cuatro años después, en 1958, cayó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez e, irónicamente, Franco no estaba en Venezuela para celebrar su cumpleaños. En 1957, su madre, una inmigrante italiana, se había ido con sus hijos a vivir a su país porque las cosas estaban inviables en Caracas.
Su esposo, italiano también, a duras penas podía mantener abierta la tintorería familiar. La misma que diez años después le permitió traer a su familia de vuelta al centro de Caracas. Para ese momento, ya se había dado la relación de amor de Franco Attilio De Vita De Vito con la música.
En el país de sus padres, tuvo los primeros contactos con la música. Un primo le enseñó los primeros acordes, los cuales practicaría ya en Venezuela en una guitarra que su hermano compró en España.
Sin embargo, tuvo que conformarse con lavar y planchar en la tintorería de su padre mientras cumplió los 18 años para emanciparse y viajar a Nueva York. Trató de estudiar arquitectura y turismo. Ninguna de las dos se le dio.
A finales de los 60 junto con un grupo de músicos amigos formaron un grupo de música bailable, Corpus, un contrasentido con su alma rockera pero de algo tenían que vivir. Estudió teatro musical con Levy Rossell y música en un conservatorio. El robo de todos los equipos hizo que la aventura latina se acabara.
La explosión de Franco De Vita
Pasó el tiempo y en los 70 formó otra banda, Ícaro. Ya sí para tocar las versiones de lo que le gustaba. Mientras, él se perfeccionaba como compositor. Tampoco esta aventura llegó a buen puerto, pero sí lo hicieron las canciones que escribió. Un día de febrero de 1983, que en la historia contemporánea de Venezuela se conoce como Viernes negro, la economía, el dólar y el país se vinieron abajo.
Pero, los osados cumplieron la máxima aquella de que las crisis son oportunidades. La industria musical venezolana creció tan rápido como fuerte. Surgió la llamada “Generación de los cantautores”, de la cual Franco De Vita fue uno de los abanderados. Nombres como los de Yordano, Ilan Chester, Frank Quintero, Colina, Fernando y Juan Carlos, Rudy la Scala y tantos otros vendieron cantidades inimaginables de discos de vinil en el mercado venezolano.
Lea también: ¿Qué pasó con? Ana Karina Manco
El tema No hay cielo fue su primer gran éxito. Incluido en su primer disco homónimo, impulsó las ventas que sobrepasaron las 500 mil unidades. Prácticamente todas las canciones de ese trabajo sonaron y ocuparon los primeros lugares. Una mezcla de canciones de amor con otras mezcladas con rock comenzaron a perfilarlo en lo que es hoy.
El éxito no le tardó en llegar. Y Franco supo aprovecharlo. Se convirtió en el primer artista venezolano en firmar un contrato mixto que involucraba a una disquera internacional, Sony Music, para su internacionalización. Y a Sonográfica no le quedó más remedio que aceptarlo.
Esto hizo que otros artistas venezolanos le siguieran los pasos. Yordano e Ilan reclamaron y su compañía terminó firmándolos en igualdad de condiciones. Pero, ni de cerca, con el mismo éxito.
Sus videos se convertían en rápidas referencias. Henrique Lazo, primero, y Abraham Pulido, después, hicieron que sus audiovisuales narraran algo más que la letra de sus temas. Y Louis fue uno de ellos. El clip está considerado como uno de los mejores de la música venezolana. Entre otras cosas, narraba su propia vida. Solo que en lugar de ser tintorero, el protagonista era taxista.
Franco, el “coco”
La energía que imprimía el cantautor a sus presentaciones no pasaba inadvertidas. Todas sus funciones se llenaban a reventar. Una de ellas quedó plasmada en el álbum En vivo, marzo 16, refiriéndose al día de 1992 que grabó en vivo su actuación a casa llena en el Poliedro de Caracas. Una osadía, debido a que el lugar no es precisamente el de la mejor acústica ni condiciones para ello.
Esa grabación fue el cierre de un ciclo que había comenzado en el diciembre del año anterior, cuando desafiando todos los pronósticos, se convirtió en el primer cantante (venezolano o extranjero) que programó seis funciones agotadas en el teatro más importante del país; el Teresa Carreño.
Y esa fue la historia del intérprete de Tú de qué vas cada vez que se presentaba en su país. Taquillas sold out, frenesí, alegría. No importaba si el lugar era para mil o para 13 mil personas. Tampoco la cantidad de funciones. Si su nombre estaba en la entrada, el lleno estaba garantizado.
Por eso, en una época pocos de sus colegas querían compartir escenario con él. Se arriesgaban programando cosas parecidas y tenían que cancelarlas por “problemas logísticos”. No le perdonaban, entre otras cosas, que no sea precisamente el dueño de una gran y afinada voz, pero que, a la vez, eso no sea impedimento para haber logrado lo que hacía.
En Latinoamérica la historia no ha sido distinta. No solo sus giras han sido exitosas, sino que ha tenido oportunidad de grabar y escribir para otros como Frankie Valli, Alejandra Guzmán, Gloria Trevi, Ricky Martin, Chayanne, Alejandro Fernández y Gilberto Santa Rosa, entre otros.
La polémica lo persigue
Quince álbumes, el único artista que ha repetido la experiencia acústica En primera fila, y decenas de giras lo han arropado en más de 35 años de carrera profesional. Una evolución en sus letras, en las cuales también abordó problemas sociales como, por ejemplo, en Hijos de la oscuridad, también lo han posicionado como cantautor.
En su carrera no ha sido de generar escándalos, pero, tal vez sin quererlo, no le han sido ajenos. A finales de los 80, ya con una carrera enrumbada, fue blanco de críticas por parte de la prensa de espectáculos de entonces y hasta un veto le fue puesto, sin que él supiera exactamente por qué.
En ocasión de la salida al mercado de uno de sus discos mejor evaluados (pero no tan comercial), Fuera de este mundo lo antecedió un rumor de que estaba enfermo. Incluso, se publicó que había sido hospitalizado en situación muy crítica. No solo lo negó, sino que de eso ya han pasado 24 años y De Vita goza de buena salud.
Años después, en plena rueda de prensa tuvo un cruce de palabras con un periodista quien le dijo que su disco Nada es igual le parecía aburrido. “Y a mí me parece que tú estás vestido como payaso y no te lo digo”, le ripostó.
Desde ese momento, las entrevistas fueron dosificadas. Las hacía cuando eran estrictamente necesarias y no de buena gana. Lo que reafirmó su fama de tener mal carácter.
Pasó el tiempo, y cuando todo estaba listo para que De Vita regresa por todo lo alto a cantar a Caracas, donde tenía unos cuantos años sin hacerlo, tuvo que recoger su pasaporte. La empresa productora que lo traería, Solid Show, fue clausurada luego de que se relacionara a uno de sus socios con un fuerte cargamento de droga incautada en República Dominicana. Fue en la Semana Santa de 2015. Meses después, la Fiscalía ratificó las acusaciones sobre Juan Carlos Araujo, su socio Luis Hurtado, al igual que otros empleados de esa empresa, quienes aún están detenidos por ese hecho.
Si en algún momento, la vinotinto se enfrentara en un mundial con italia o españa, voy a la Vinotinto. Sin dudarlo. Una y mil veces
Franco De Vita, cantautor
Franco tampoco ha estado ajeno a lo que sucede en su país. Desde España, donde reside hace más de 30 años, ha mantenido siempre los lazos con Venezuela. En sus entrevistas, ha dicho una y otra vez que “si, en algún momento, se enfrentaran la Vinotinto con la selección de Italia o España en un mundial, voy a la Vinotinto. Sin dudarlo. Una y mil veces”.
Prueba de ello es Así es la tierra que me vio nacer, un tema que lanzó a finales de 2019 y en el cual, una vez más, evoca su amor por el país. Así como lo hizo en Al norte del Sur.
“Iba regando en cantos por donde solía pasar. Las flores, los caminos, el Ávila de testigo. Iba dándolo todo y nunca miraba a quién, así es de generosa la tierra que me vio nacer”, dice entre otras cosas en sus versos.
Hace unos días, la revista Billboard escogió a uno de sus temas, Un buen perdedor, como uno de los 50 mejores temas de la historia de la música latina.
