Con una carrera de más de cuatro décadas, la actriz venezolana dejó el derecho por el medio artístico
La primera vez que el público venezolano vio el rostro de Flor Núñez fue como una doctora muy humana en Rafaela; una de las tantas historias escritas por Delia Fiallo. Mientras la protagonista, Chelo Rodríguez, luchaba por su amor, su hermano de ficción, Omar Omaña, trataba de superar los problemas con su médico.
Así fueron los inicios de esta caraqueña que se graduó de abogada pero prefirió desarrollar una carrera dentro de los estudios de televisión. Luego de varios papeles, en 1980 le llegó el momento de despuntar como protagonista al lado de José Bardina. Otra vez de la mano de Fiallo, le dio vida a una secretaria que ha sido versionada no una, sino muchísimas veces en los dramones. Buenos días, Isabel abrió la senda del éxito para la actriz quien junto al actor formó una de las parejas inolvidables de las telenovelas.
Más tarde, su galán sería el boricua Daniel Lugo con quien protagonizó varios éxitos. Entre ellos, María Fernanda, una telenovela de 1981 que escribió Kiko Olivieri y que sirvió para que una figura descollante como la de Alba Roversi surgiera de ese elenco.
Luego de más de una década en Venevisión, llegó para hacer uno de sus personajes más recordados. El de Pastora Lara Portillo en El desprecio, de 1991. En su nueva casa, Rctv, Núñez, quien ya era reconocida como una de las primeras actrices venezolanas, tuvo oportunidad de protagonizar también varios éxitos.
Flor Núñez se sobrepone al fracaso
Pero, para su mala fortuna, también uno de los más estrepitosos fracasos de la historia de la telenovela venezolana. De oro puro fue “vendida” como el melodrama más caro de la TV criolla en su momento. Núñez venía precedida, precisamente, por la magistral interpretación de la villana de El Desprecio cuando le dieron esta nueva malvada; en una historia que prometía mucho. Pero que, tal vez, esas promesas superaban las expectativas.
La idea de Julio César Mármol era muy buena, rompedora y totalmente diferente a cualquier otra. Asimismo, la producción también fue cuidada y costosa, pero la gente no premio la historia. Un tanto densa para lo que, se suponía, debía ser un culebrón.
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Sobrepuesta de esa no satisfactoria experiencia, Flor continuó demostrando la clase de actriz que es; y por más de cuatro décadas la han mantenido en el gusto popular. No solo en Venezuela, sino en otros países como Puerto Rico, donde se radicó un itempo y tuvo oportunidad de trabajar. Su último trabajo en Venezuela fue la telenovela de Televen Nora.
Actualmente, reside entre Miami y Puerto Rico, un país al que viaja mucho a trabajar. Su vida privada no tuvo mayor revuelo hasta que decidió separarse de Félix Loreto; con quien tuvo a sus hijas Andrea y Virginia. Ellas con la herencia en sus venas también son actrices y comparten con su madre en los montajes teatrales.
Pero también en otro campo, totalmente opuesto, el inmobiliario. Flor Núñez y su hija se dedican a la venta y alquiler en Miami.