La posibilidad de conseguir ingresos porque la producción de crudo no ha subido es una de la razones de la nueva posición de la administración de Maduro con las petroleras europeas
El anuncio del ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, acerca de las conversaciones con las empresas ENI y Repsol, para suplir gas a Europa, no cayeron en saco roto, pues, para los expertos, las palabras del funcionario tienen un trasfondo.
Y es que la administración de Nicolás Maduro busca “un rédito político”, y además trata de diversificar las entradas, ante la imposibilidad de que la producción de petróleo aumente, pese al incremento de los precios.
Luis Pacheco, analista del sector energético sostuvo que maduro está “tratando de aprovechar la coyuntura para ver si pueden sacar algún rédito político más que petrolero”.
Recordó, en entrevista con Unión Radio, que toman la medida porque, en medio de las licencias renovadas por la OFAC, la norteamericana, Chevron, “condiciona un cambio institucional, que parte de una reforma a la Ley de Hidrocarburos, para alterar el porcentaje de participación en la empresas mixtas”.
Cabe acotar que la renovación de la licencia a Chevron se hizo, en parte, para que la empresa pueda recuperar algo de la deuda que Pdvsa tiene con ella, por lo cual el Estado venezolano no recibe un dólar.
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“Chevron puede mover la aguja, pero el tanque sigue estando casi vacío”, dijo el experto, en referencia a la crisis petrolera del país.
Por su parte, el ingeniero químico, Humberto Bello, instó a Maduro a “aclarar al país que las exportaciones petroleras lejos de subir tras, la flexibilización de sanciones, han decaído en más de 100 mil barriles diarios. Lo que sale es, en gran medida, para cubrir deudas viejas como las del Fondo Chino y las mismas Eni y Repsol”.
Ratificó que “las petroleras Conoco Philips, Chevron, Eni y Repsol regresarán a Venezuela para recuperar sus deudas. A China y Rusia le deben 28 y 9 millardos de dólares. Es decir, Venezuela no recibirá nada por petróleo”.
Según publicaciones de ENI y Repsol en sus respectivos reportes anuales, hasta el cierre de 2022, sus cuentas por cobrar ascienden 1.371 millones de dólares, de los cuales $571 millones son de la compañía italiana y $800 millones de la española.
