jueves, abril 25, 2024
EspecialesOpiniónProhíban a Rafael Pombo
Andrés Villota Gómez
Andrés Villota Gómez
@AndresVillotaGo

Prohíban a Rafael Pombo
P

Prohibir la obra del poeta Rafael Pombo podría ser la orden dada desde la tribuna histérica del micro cosmos de Twitter al gobierno colombiano. Las razones sobrarían. La Pobre Viejecita era oligarca y no cumplía con las normas de equidad de género al momento de conformar su equipo de colaboradores: Andrés, Juan y Gil, ocho criados y dos pajes de librea y corbatín. Mirringa Mirronga, la gata candonga, no es vegana y no apoyaría el Día Sin Carne. Simón el Bobito usó para bañarse betún, derivado de combustibles fósiles cuya explotación causa el cambio climático, según los libretistas de Greta.

El gobierno, por supuesto, estaría dispuesto a obedecer con prontitud porque esa se volvió la constante en Colombia durante la última década. Gobernar con la agenda impuesta por la Oposición y diseñar políticas públicas basadas en los intereses de los que no votaron por las propuestas del partido de gobierno en una extraña lógica en la que el mandatario de turno trata de probarle a los que no votaron por él, lo equivocados que estaban. Los últimos presidentes de Colombia actúan como si quisieran ser elegidos como los más populares del anuario del colegio o de la “prepa”, como dirían en México.

De la obra de Rafael Pombo solo dejarían la poesía del Gato Bandido porque Michín con el arsenal que le robó al papá y por sus intenciones de irse al monte a robar y matar gente, estaría alineado con la doctrina de las FARC que se basa en justificar todo su salvajismo y barbarie porque son “rebeldes revolucionarios” que se levantaron en armas contra un Estado opresor y centran su supuesta lucha en reivindicar a las familias pobres abandonadas a su suerte por un Estado indolente.

Por eso Gustavo Petro montó en cólera cuando la periodista Vicky Dávila le dijo hampón y aclaró que él era un revolucionario, un subversivo. Por eso persiguen a Darío Acevedo, director del Centro de Memoria Histórica, porque él afirma que en Colombia jamás existió un conflicto armado interno, sino que los colombianos hemos padecido una amenaza terrorista perpetrada por una caterva de forajidos narcotraficantes, y eso destruye la narrativa romántica que acuñaron las guerrillas comunistas latinoamericanas para poder ser asesinos sin que la historia así lo registre.

Esa condición de paladines de la justicia social los hace intocables y poseedores de una neo Patente de Corso que les ha permitido delinquir sin castigo porque, tras la firma del Acuerdo de Paz con las FARC, se institucionalizó y legitimó el accionar criminal como ha quedado demostrado cada vez que algún funcionario público intenta poner coto a cualquier atrocidad, rápidamente es sometido a mociones de censura en el Congreso por estar “incumpliendo con lo acordado en La Habana”, o detenido su accionar por la frase que hizo célebre el ex Procurador, Fernando Carrillo: “les guste o no, eso está escrito en la Constitución”, gracias al fast track en el Congreso que se burló del resultado del plebiscito del año 2016.

No se puede extraditar a un miembro de las FARC, no se puede fumigar los cultivos ilícitos, ni bombardear los campamentos de los guerrilleros. Ha llegado a tal nivel de degradación la sociedad colombiana que el rapto de niños para ser vendidos a traficantes internacionales no es el problema, la verdadera atrocidad es que el ejército persiga a los traficantes de niños porque así lo sentencia alguna ex reina de belleza o un actor venido a menos y asumen que, por eso, se naturalizó la barbarie.

Juan Manuel Santos y el reverendo padre Francisco De Roux SJ, sentenciaron que los colombianos eran un pueblo elegido, ungido, bendecido por ser resiliente y, por lo tanto, le pueden pisotear su dignidad y atropellarlo mil veces, sin ningún problema o mayor reparo. ¿En serio? ¿A los colombianos les gusta que los maten, los secuestren, los extorsionen, les roben a sus niños? ¿Y les parece atroz que el Ejército ataque a los campamentos en dónde se esconden los asesinos, los secuestradores, los que se robaron a los niños? ¿De verdad?

Jorge Arreaza Montserrat canciller de la dictadura comunista venezolana afirmó que el único narco-Estado que existe en el mundo es Colombia. En un artículo publicado por el portal Geopolitics, cita a una fuente japonesa que pronostica cambios en los gobiernos de Izquierda y, curiosamente, incluye a Colombia. Es innegable que la percepción que se tiene en el mundo es que las FARC gobiernan y los comunistas son los que mandan en Colombia. Y eso que no han visto las encuestas de favorabilidad que ubican en el primer lugar a Gustavo Petro, máximo representante del comunismo colombiano.

“Es innegable que la percepción que se tiene en el mundo es que las FARC gobiernan y los comunistas son los que mandan en Colombia”.

ANDRÉS VILLOTA GÓMEZ

El Partido Comunista Chino, tiene también una alta injerencia en los asuntos internos de Colombia, después de varios paseos a Pekín de miembros del actual partido de gobierno y de la visita oficial del presidente Iván Duque a la China Popular. La abierta objeción para recibir la generosa ayuda ofrecida por el gobierno democrático de Taiwán durante la pandemia y la constante negativa a aceptar la cooperación en temas de transferencia de tecnología en lo que los taiwaneses son una potencia mundial, así lo prueba. Toda esa situación está justificada por la Cancillería colombiana porque “Colombia, solo reconoce a una China”.

Bajo esa misma lógica, Panamá, podría ir por el mundo diciendo que ellos son Colombia porque hicieron parte de Colombia hasta el año 1903 y exigiera a los demás países que desconozcan y que rompan relaciones diplomáticas con la Colombia original y exigir que solo reconozcan a una Colombia, la de Panamá. No olvidar que la China Popular hacía parte de la República de China (Taiwán) hasta el año de 1949 y fue Mao el que decidió separarse y crear un nuevo país, lo que le da total similitud a mi ejemplo. Lo grave de eso no es que lo digan, lo grave es que un país democrático, soberano y supuestamente gobernado por la Derecha, le haga caso.

La vicepresidente colombiana maneja la Agenda 2030, la misma que manejaba el marxista Pablo Iglesias en España y que ahora va a manejar el también marxista Enrique Santiago. Por cuenta de eso en Colombia se volvió una prioridad el “empoderamiento femenino”, el cambio climático (que ha existido desde siempre), y otorgarle más privilegios a los pueblos aborígenes y a las minorías étnicas. Prioridades que se han convertido en excluyentes para todos aquellos que no pertenecen a esos grupos, lo que está generando graves desequilibrios sociales por dejar desatendida a una gran parte de la población.

Con la debilidad mostrada y la nula gobernabilidad por cuenta de la falta de autoridad y el sometimiento total a la voluntad de la Izquierda colombiana, el gobierno del presidente Iván Duque se está convirtiendo en un simple gobierno de  transición del que tanto ha hablado la marxista Piedad Córdoba y del que tanto hablaron los antiguos comandantes del grupo terrorista M19 durante la Toma del Palacio de Justicia en el año de 1985, que le daría paso a una dictadura comunista. Desafortunadamente para los colombianos que aman la libertad solo les queda un año para poder disfrutarla, antes que el totalitarismo se apodere de Colombia. Dios salve a Colombia.

0
Me encantaría tu opinión, por favor comenta.x