Varios visitantes y hasta la directora del museo han tenido experiencias extrañas dentro del lugar, aledaño al cementerio central bogotano
En Bogotá, al lado del Cementerio Central, se encuentra un museo que pocos conocen, pero es la exposición más antigua de la capital colombiana.
Se trata del Museo del Ser Humano, antes “Exposición El Hombre”, en donde al entrar la temperatura baja varios grados centígrados.
Lo que se puede encontrar en la casa declarada como patrimonio latinoamericano es una colección de disecciones humanas “única en su género y cronología”, como se expresa en la página oficial del lugar.
“Lo perturbador como motor de transformación de la misma conciencia humana” es una de las frases que acompaña la descripción del museo, y es bastante cierta.
Las figuras no son siempre fáciles de observar y, según lo que han reportado varios visitantes, algo extraño acompaña los recorridos guiados que ofrecen dentro de la exposición.
Historia de la exposición “El Hombre”
Esta exposición permanente se fundó en 1973 en la casa familiar del doctor Alfredo León Fernández, pediatra que trabajó gran parte de su vida con tejidos y desarrolló técnicas para la momificación de estos cuerpos.
Según la descripción que ofrecen en su web, parte del motivo por el que se creó el museo es para “alertar al visitante sobre los efectos nocivos del consumo de drogas y ofrecer una perspectiva católica abiertamente contraria a la práctica del aborto”.
De ahí que tengan expuestos en sus salones varias piezas de especímenes malformados, a causa del consumo de estas sustancias o también de relaciones de incesto.
El museo cuenta con ocho salas donde muestran el crecimiento del ser humano desde su gestación hasta la vida adulta.
Desde el 2006, el sitio comenzó a llamarse Museo del Ser Humano y se mantiene en el mismo lugar.
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¿Qué pasa en el museo?
Muchas personas creen que los cuerpos están repletos de energía que, incluso después de morir, se mantiene por algún tiempo en el planeta y, por tanto, en los cuerpos que quedan.
Al menos esa es la explicación que Melba León, directora del sitio, le da a los repentinos cambios de temperatura que existen dentro de la casa, que siempre está fría.
“Tenemos conciencia de que estos son cuerpos y que tienen una energía. Es muy familiar para nosotros que el museo tenga una temperatura bajísima, a veces es un congelador”, comentó la mujer en una entrevista dada al Canal 1
Sin embargo, lo que más ha fomentado las historias de terror sobre el Museo del Ser Humano son las energías que, al parecer, están dentro de la casa.
Incluso León aseguró que por un tiempo no permitió el ingreso de cámaras porque a las personas se les descargaban los celulares subitamente, explotaban las pantallas de los equipos y los bombillos del lugar comenzaban a tiritar hasta que se apagaban por completo, concluyendo los recorridos antes de lo esperado.
“De por si la casa está en un sitio donde se manejan situaciones fuertes, mucho dolor”, comentó.
Melba León, científica al igual que su padre, asegura que se trata de una actividad paranormal, dada por las energías que dejan las personas en sus cuerpos una vez se van a otro sitio.
