Más de 50% de los trabajadores públicos realizan alguna actividad en la economía informal porque su suelto no alcanza
Pedro Martínez trabaja de noche como camillero en un hospital de Caracas y de día vende galletas en un bulevar de Caracas. Es uno de los tantos trabajadores públicos que, a sus 56 años, tiene que salir a la calle a vender lo que sea.
Su salario de 29 dólares como empleado público no le alcanza, como a millones de trabajadores venezolanos, reseña Efe.
Sentado en una silla de plástico en el dinámico y popular bulevar, Martínez ofrece también otros productos como caramelos, condimentos, jabón y máquinas de afeitar. Con estas ventas puede llegar a hacer hasta 30 dólares en una semana, el salario mínimo que paga el Estado en un mes.
“Desde hace cinco años para acá, he tenido que salir a la calle a trabajar en la buhonería. El el sueldo que ganamos, el salario, como lo quieran llamar, no nos alcanza para cubrir nuestras necesidades diarias. Menos semanales o mensuales”, dijo a Efe Martínez.
Empezó, a trabajar en la calle en 2017, cuando Venezuela entró en una hiperinflación que se prolongó por cuatro años.
La misma dio paso a una dolarización no oficial de la economía, que produjo una migración de trabajadores a la informalidad que buscan mejores ingresos y en divisas.
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Crece el sector informal alimentado por trabajadores públicos
La más reciente Encuesta sobre Condiciones de Vida (Encovi), muestra que la proporción de trabajadores por cuenta propia creció de 30,6 % a 49,4 %. Esto entre 2014 y 2021, mientras que la cantidad de empleados u obreros del sector público bajó de 35,8 % a 21,8 % en ese mismo periodo.
El secretario general de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), José Elías Torres, dijo a Efe que actualmente más de 50 % de los trabajadores públicos buscan en el sector informal un complemento de su salario “para la sobrevivencia”.
El líder sindical aseguró que la crisis socioeconómica que vive el país “obliga a todos los sectores de trabajadores a buscar ingresos adicionales. No solamente a los obreros, sino a los profesionales y técnicos. Especialmente los empleados públicos, que son más atropellados en cuanto al salario”.
“Conseguimos hoy a trabajadores de los diferentes sectores, educadores inclusive, no solamente vendiendo verdura. También en actividades paralelas para tratar ellos de subsistir, porque es un problema aquí de sobrevivencia”, señaló.
Sobreviven
En su casa en una zona popular del centro de Caracas, Carlos Betancourt, repara, en su tiempo libre, equipos de línea blanca. Él es empleado del Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces) y tiene 55 años,
Entre el sueldo base, un bono de alimentación y la prima de antigüedad, devenga en el ente público 210 bolívares. Al cambio oficial son casi 47 dólares al mes.
Pero, este ingreso que no alcanza la cifra de 1,90 dólares al día que fija el Banco Mundial para considerar la salida de la situación de pobreza extrema por rango de ingresos.
“Eso no me da para poder sobrellevar la vida diaria de aquí de la familia, mi esposa, mi hijo, mi sobrina, mi hermana. Por eso me he dedicado a hacer reparaciones de línea blanca”, contó a Efe Betancourt.
Precisó que puede hacer alrededor de 200 dólares semanales reparando unos cinco equipos.
Recordó que antes, hasta 2008, podía vivir solo de su salario en el Inces, donde lleva 20 años,.
Incluso podía comprar un vehículo usado o dar la inicial de un apartamento en una zona popular si hacía horas extras en el instituto. Solo tenía que reunir el bono vacacional, los pagos por guardias nocturnas y los aguinaldos.
La lucha
Pese a la desmejora de su situación laboral en el Inces, donde tampoco cuenta con seguro médico, no ha querido renunciar. Dice que tiene un compromiso tanto con el instituto como con la lucha como dirigente sindical por la defensa de los trabajadores.
Betancourt vio como “un gran logro” la visita de una comisión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el país.
Se busca el apoyo técnico de un foro de diálogo social que se celebró del 25 al 28 de abril, debido a que -a su juicio- crea la esperanza de que se pueda retomar el diálogo tripartito.
Este proceso implica discutir temas como los salarios y el respeto a los derechos laborales y sindicales.
El Gobierno de Nicolás Maduro insiste en que la culpa de los bajos ingresos de los trabajadores es de las “más de 502 medidas coercitivas (sanciones) impuestas” por EE.UU.
