Los habitantes de Madrid llevan al menos tres semanas asistiendo a un enfrentamiento político sin precedentes. Todo en medio de una pandemia que tiene a Madrid como epicentro europeo
Ante la inminencia de un fin de semana largo por el festivo del 12 de octubre, el Gobierno de España declaró el estado de alarma en Madrid. De esta manera, las autoridades de esa nación esperan frenar los contagios de COVID-19.
La decisión la tomó el gobierno de Pedro Sánchez, en medio de una disputa con la Comunidad de Madrid. La alcaldesa, Isabel Díaz Ayuso, se negaba a cerrar la ciudad, como parte de las medidas aplicadas en otras regiones.
Sin embargo, el presidente, Pedro Sánchez, convocó el jueves a un consejo de ministros para imponerse sobre el gobierno madrileño. Y lo logró.
Los medios españoles informaron que Sánchez quiso llegar a un acuerdo con Díaz Ayuso. Le presentó tres opciones que permiten mantener las medidas preventivas revocadas por los tribunales.
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La primera es que fuera la Comunidad de Madrid la que dicte la orden. La segunda era que el Ejecutivo regional solicitara al Gobierno la declaración del estado de alarma. Y última consistía en que el propio Gobierno de Sánchez fuera el que impusiese ese estado de excepción.
Ante la negativa de la presidenta de la comunidad, Sánchez llamó al Consejo y este decidió imponer la medida.
Los madrileños llevan al menos tres semanas asistiendo a un enfrentamiento político sin precedentes. Todo en medio de una pandemia que tiene a Madrid como epicentro europeo. La incertidumbre de la población se produce porque no tiene muy claro qué medidas restrictivas están en vigor y cuales no.
Durante estos días la población ha asistido a las presiones del Ministerio de Sanidad para que la Comunidad de Madrid tomara medidas para cortar los contagios. El Gobierno de Ayuso emitió una normativa que solo imponía restricciones a algunos barrios de la región, que desde el departamento dirigido por el ministro Salvador Illa se tachó de demasiado laxa.
