miércoles, abril 24, 2024

“Pandemia en sombra”: violencia machista ATACA Latinoamérica

Venezuela entre los países con mayor casos de feminicidios y violencia machista, asegura que cada 32 horas asesinas a una mujer

Latinoamérica es una de las regiones donde más se evidencia la violencia machista en el mundo, incluso es catalogada como una de las “más letales”.

Solo en 2019 se contabilizaron 4.600 feminicidios, cifra que aumentó dramáticamente durante la pandemia por covid-19.

Lo que conllevó que declararan emergencia para aplicar medidas inmediatas y tratar de parar la violencia doméstica, publicó EFE.

Para el Día de la Mujer bajo el lema «Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la covid-19», se mantienen históricos reclamos.

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Entre ellos: legalización del aborto y la equidad, el repunte de la violencia de género en medio de los confinamientos.

También manifestación extrema, los feminicidios, tienen en alerta a la región.

EFE entrevistó a la jefa de División de Género y Diversidad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), l María Caridad Araujo quien aseguró que varios aspectos llevaron al crecimiento de la violencia contra la mujer.

Resaltó el estrés general, crisis económica y social, la necesidad de estar en casa.

“Esto privó, además, a las mujeres de espacios de redes de apoyo» y facilitó las expresiones de violencia, dijo.

4.600 feminicidios en un año y la situación empeora

La ONU describe esta situación como una “pandemia en sombra”, sobre todo la violencia doméstica.

Aseguró que estos niveles de violencia machista se han incrementado brutalmente en todo el mundo durante la pandemia.

“En Latinoamérica lo han hecho sobre unas cifras que en sí ya eran muy dramáticas”, alertó.

Las estadísticas más recientes de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (Cepal) muestran que más de 4.600 mujeres las asesinaron por el género en 2019.

Un alza de cerca del 17 % respecto a 2018 (unos 3.600).

Entre las tasas más altas de feminicidios por cada 100.000 mujeres se ubican:

Honduras (6,2), El Salvador (3,3), Trinidad y Tobago (2,9), República Dominicana (2,7) y Bolivia (2,1), frente a un promedio regional cercano al 2.

Mientras que en números absolutos, para 2019 los países con más feminicidios fueron:

Brasil (1.941), México (983), Honduras (299), Argentina (252) y Colombia (226).

Empeora en el 2020

Esta situación no ha hecho más que empeorar en 2020 y 2021, según Naciones Unidas y diversas organizaciones de mujeres.

Esto lo atribuyen a las dificultades sanitarias y económicas y, sobre todo, a las medidas de confinamiento.

«Nosotras advertimos desde el primer momento que la pandemia no hacía más que agravar las profundas desigualdades”, resaltó.

Informó que en estas situaciones, el hogar no es el sitio más seguro para quienes atraviesan situaciones de violencia machista, dijo Silvia Ferreyra, coordinadora del movimiento argentino Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá).

Honduras, que tiene la tasa más alta de feminicidios de Latinoamérica, al menos 40 mujeres las asesinaron en lo que va en 2021.

Lo mismo está pasando en Brasil:

el Forum Brasileño de Seguridad Pública indica que los feminicidios pasaron de 636 en el primer semestre de 2019 a 648, un 1,9 % más, en el mismo período de 2020.

Bolivia, otro de los países más sacudidos, registra ya 24 feminicidios en lo que va del año, la mayoría en la región central de Cochabamba.

Allí en los últimos días causó conmoción el hallazgo de los cuerpos de cuatro mujeres enterrados en una zona rural.

Mientras en Colombia, 2020 cerró con 241 víctimas, según la Fundación Feminicidios, y este año ya van 31 casos.

Algo similar a lo que vive Perú, que reportó 166 feminicidios en 2019, el peor año en la última década, y acabó 2020 con 131.

En Venezuela, solo en 2020, 256 mujeres fueron asesinadas en hechos atribuibles a la violencia de género.

De acuerdo con la organización Utopix, según la cual el país registra un feminicidio cada 32 horas.

Caso aparte es El Salvador, donde en 2020 la cifra de feminicidios bajó un 37 %, pasando de 111 crímenes a 70.

La Cepal vincula con la reducción del total de los homicidios en el país (uno de los más violentos del mundo) en el último año.

No son cifras, son vidas

El drama se agudiza en todos los países, según el mapa de la Red Latinoamericana contra la Violencia de Género, registran de forma preliminar unos 2.330 feminicidios en 2020.

110 en lo que va de este año, en medio del subregistro histórico de esta lacra.

Datos de Mumalá apuntan a que en Argentina durante 2020 hubo 329 muertes violentas asociadas a género y en el primer bimestre de este año se registraron 69.

En Costa Rica, en 2020 se registraron 19 feminicidios y en lo que va del 2021 se contabilizan 2.

En Ecuador se calcula que en 2020 hubo 118 feminicidios, lo que supone una muerte cada 72 horas.

«Los feminicidios fueron los únicos delitos que no descendieron en el marco de la cuarentena», subraya Ferreyra.

Por eso, más de 30 organizaciones de 21 países de América Latina llaman a instaurar un estado de «emergencia».

Reafirmando que no se trata solo de estadísticas sino de vidas y de miles de familias afectadas.

Soluciones en la justicia

«El enojo de las mujeres debe ser escuchado y respetado para ser visto como un elemento de cambio social», afirmó a EFE la directora ejecutiva de Amnistía Internacional México, Tania Reneaum.

Señaló que al problema de la violencia se suma el estigma que pesa sobre las mujeres que se manifiestan en este país.

En 2020 se registraron cerca de 1.000 feminicidios.

La queja se extiende también en Nicaragua, donde organizaciones feministas apuntan a una pasividad del Gobierno sobre la violencia machista.

Ese país dejó un saldo de 71 mujeres asesinadas en 2020.

Por ello exigen justicia y condiciones sociales que les garanticen equidad, así como una política de protección..

En Argentina, en «lo que va del 2021, un 30 % de las víctimas realizaron la denuncia y, sin embargo, derivaron en femicidios.

Hay un aumento leve en la búsqueda de ayuda, pero tenemos un Estado ausente y eso hace mella en la confianza », dice la líder de Mumalá.

Dentro de este «complejo contexto», la representante del BID considera, finalmente, que la región está llamada a atender dos caras:

Por un lado, evitar el riesgo de que se reviertan los grandes avances en materia de equidad  y participación de la mujer.

Pero también aprovechar la «gran oportunidad» de reconstruir, contando con el rol femenino, para lograr la recuperación.

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