Son varios los testimonios de migrantes venezolanos devueltos de EE.UU. a México, quienes temen por sus vidas y piden ayuda
Doloroso. Es la palabra que describe lo que están sufriendo los venezolanos que están siendo deportados desde Estados Unidos a México, una vez que entró en vigencia la nueva política migratoria de la administración de Joe Biden.
“Nos están regresando como perros”, dice un muchacho, en la frontera entre México y EE.UU. Evidentemente cansado y con lágrimas en los ojos, el joven denuncia lo que está pasando en la zona.
“¿Recuerdan la cara de felicidad que tenía, por haber ingresado a los Estados Unidos? Pues miren, este es el sueño americano”, dice el joven, mostrando por sus redes sociales un video donde se ve que él está en el límete entre ambos países, una vez que lo deportaron.
Estos migrantes llevan días en esta travesía, no solo en la de haber llegado a suelo americano, gran parte después de atravesar el Darién, Centroamérica y varios estados mexicanos, sino que también tienen tres días en una especie de limbo, tras la deportación.
“Los malditos nos están regresando como unos perros a todos. De aquel lado está América. Estamos en México. Nos retuvieron, nos pasaron como por 7 u 8 retenes. Cuatro días en este problema, de aquí para allá”, relata el migrante.
Lea también: ¡DESESPERADOS! Pese a la prohibición migrantes venezolanos buscan otras vías para llegar a EE.UU.
Nos llevaban engañados
Alerta que no les decían nada, “solamente nos montaban en autobuses, nos llevaban engañados, y miren, nos entregaron a México”.
Llorando, el muchacho dice estar “muy triste. Es muy triste que tú sacrifiques todo lo que tengas, todas tus cosas para que te hagan esta mamada (sic)”, lamentó.
Recomendó a quienes tengan la intención de ir a EE.UU. que se regresen. “No lo intenten, no gasten su plata, no dejen su familia. Lo estoy hablando en serio”, exhorta.
Por otro lado, otro grupo de migrantes devueltos, de la misma manera, se movilizan en México, para pedir ayuda de organismos internacionales.
“Necesitamos que nos apoyen. Tenemos miedo por nuestras vidas”, indican.
