Fedecámaras Vargas dice que la situación es tan grave en la entidad que los comerciantes formales están cerrando sus negocios y pasan a formar parte del buhonerismo
El puerto de La Guaira está “prácticamente inactivo“, sentencia el presidente Fedecámaras Vargas, Eduardo Quintana. ¿La razón?: la poca movilidad de buques y los altos costos de los fletes, argumenta.
“El puerto está prácticamente inactivo, llegando uno o dos barcos quizás. Están llegando muchas mercancías distanciadas”, añadió.
Manifestó ante los micrófonos de Fedecámaras Radio que hay una acumulación de mercancía en Panamá “porque no hay la capacidad de buques para trasladarla, se demoran un poco las cargas”.
Por ejemplo, relata que con respecto a los fletes se llegado al límite que una carga puede costar 20.000 dólares mientras el flete supera los 27.000. “Hay una gran discrepancia entonces, donde un flete es más caro que la carga”.
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Estado inerte
Señala que, al contrario, en otros puertos de Venezuela sí está entrando mercancía y ha habido “un repunte” en la economía de las importaciones, pero en un puerto tan importante como La Guaira, el más próximo a la capital de la república, eso no sucede.
Quinta indica que además los altos impuestos en la entidad afectan el desenvolvimiento del comercio, a pesar de que los comerciantes han tenido rebajas en los tributos y han recibido financiamiento.
Comerciantes formales pasan al buhonerismo
Narra que hoy en día, debido a los altos impuestos los comerciantes han cerrado sus negocios y se han ido a la calle a formar parte del buhonerismo. “Hay demasiadas puertas cerradas y eso va en detrimento de las alcaldías”
Denuncia que los impuestos en La Guaira son los más altos del país, porque hay tasas de servicios que no tienen otros estados, lo que ha mermado el desarrollo del comercio.
La Guiara no se arregló
El directivo de Fedecámaras señala que el problema está lejos de solucionarse, porque cada día incluso son más los impuestos que se inventan.
Esto aunado a la crisis perpetua de la entidad por la afectación de las temporadas de lluvias.
“En la crisis que se está viviendo hay muchos luces de Navidad que aparentan una felicidad que realmente no existe”, concluye.
