sábado, abril 20, 2024

¡NO SE DEJEN ENGAÑAR! Las mujeres también saben delinquir

Felix Azuaje
Felix Azuaje
Periodista con más de 20 años de experiencia en medios impresos, radio y digitales

Un incremento en la participación de mujeres que cometen delitos se ha sentido en los últimos meses en el territorio nacional. La situación precaria y lo desvirtuado en que puede estar la sociedad, en parte incita a las del “sexo débil” a incurrir en acciones delictivas, que en su momento estaban suscritas solo a hombres

La violencia es un escenario donde la participación de las mujeres es estelar. Por ende, se puede asegurar que son las más afectadas.

El mayor porcentaje de su aparición en hechos violentos es como víctimas, donde se posicionan en casi un 95% según estudios de conocedores de la materia. Pero existe un 5% que presenta un crecimiento muy leve, pero que es latente y que ubica a las mujeres ya no como víctimas, sino como victimarias.

La participación de las mujeres está suscrito a homicidios, trata de personas, lesiones personales, resistencia a la autoridad (ahora llamado intervención legal) robo y hurto genérico, robo y hurto de vehículos, secuestro y tráfico de drogas.

“Aquí hay participación de mujeres, ya sea como ejecutoras únicas o también acompañadas por hombres como ejecutores en el 5% de los casos. Esto es lo estimado para el año pasado. En la prepandemia era 4.7% es una cifra muy estable”, dice Javier Ignacio Mayorca, periodista especialista y consultor de seguridad, editor de www.crimenessincastigo.com.

“Casi siempre se plantea que las mujeres están del lado de las víctimas y rara vez se dirige la mirada hacia los casos donde ellas forman parte del grupo de victimarios y sobre todo cuando son líderes de bandas u organizaciones”, dice Mayorca.

Anteriormente, los organismos de seguridad y los expertos tenían una tipología diferente sobre la mujer que cometía delitos. Se tenía como premisa, para citar un ejemplo, que en casos de envenenamiento, la participación como victimaria era mayor en mujeres.

“Cuando son victimarias tienden a hacer las cosas de una forma especial y a involucrarse en los grupos, en las organizaciones, para tareas específicas. Por ejemplo, en el caso de las bandas de secuestro las mujeres se involucran como cuidadoras de los cautivos. Les dan comida, los vigilan y en algunos casos, como por ejemplo en el Tren del Llano, se involucran como gariteras”, dice Mayorca.

Esto también sucedió en la Cota 905 cuando hace algunos años se llevó a cabo una acción de las conocidas Operación de Liberación del Pueblo (OLP). Durante un procedimiento, una mujer que fungía como garitera para la organización de Carlos Luis Revette (alias El Koki) muere durante un enfrentamiento armado.

Sus condiciones físicas ayudan en la medida en que las mujeres que deciden dedicarse a la vida criminal, cumplan ciertos roles en organizaciones criminales estructuradas. Desde la simple compañera sexual de los miembros de las bandas, hasta llegar a mujeres que tienen poder de decisión y liderazgo, pasando por elementos activos con roles específicos en los golpes planificados.

Otro asesor de seguridad entrevistado, quien prefiere mantenerse en el anonimato, pero con un curriculum considerable en el área de seguridad y defensa, indica que las mujeres saben utilizar muy bien sus atributos para lograr fines específicos en el mundo criminal.

Muchas de ellas, en los diferentes estratos sociales, condición profesional y económica en que se encuentran, le han perdido el miedo a la inseguridad reinante en Venezuela, para pasar a formar parte de esos factores que infunden dicho temor en la sociedad.

La misma fuente indica que en los últimos años hay un cambio en los roles y muchas de estas damas pasan a conformar ellas mismas grupos organizados del crimen. Se valen de sus atributos para escalar y lograr objetivos, para luego administrar negocios turbios y acciones delictivas.

Expresa por su parte Javier Mayorca que en un informe reciente de los organismos de seguridad venezolanos, se levantó información sobre las megabandas y la participación directa de mujeres en estas estructuras delincuenciales.

“Recuerdo que en el estado Aragua, hay dos mujeres allegadas al mandamás de la organización. Allí hay un doble rol, porque además de la actividad sexual, también están incorporadas a la actividad delictiva. En las bandas las mujeres suelen desempeñar roles que no tienen nada que ver con el ejercicio de la violencia directamente. Sin embargo, algunas han destacado y rompen el molde. Salen a “pegar” como lo hacen los individuos del género opuesto”, manifiesta Mayorca.

Vale destacar que dentro del mundo de las bandas dedicadas al secuestro, las mujeres pueden ejercer trabajos de cuidadoras, de personas que vigilan a los secuestrados y les suministran alimentos. Otras más osadas son negociadoras.

En el caso específico del narcotráfico. Las del “sexo débil” se encuentran relacionadas a la elaboración de los productos ilegales, su embalaje y muy pocas se dedican a la negociación. Otra de su participación es como mulas o transportistas de los estupefacientes.

Un ejemplo de esto son los arrestos cotidianos de mujeres en aeropuertos con cargamentos de droga. Otro notorio es la detención de la alcaldesa del Psuv y una concejal recientemente, quienes pertenecían a una red del narcotráfico y llevaban en unas camionetas sustancias prohibidas. Se hacían valer de sus credenciales como funcionarias públicas, para evadir puntos de control y llevar la mercancía hacia sus destinos.

Otro caso que no se puede obviar es el de La Pelúa. Una de las famosas gariteras de El Koki, quien se encargaba de colarse entre la multitud para conocer donde estaban ubicados los organismos de seguridad, pasarle información a El Koki y sus secuaces y así ellos poder emboscar a la policía.

Carla Dorianny Díaz, conocida como La Pelúa, fue detenida por las autoridades en julio de 2021.

En la Operación Guacaipuro II llevada a cabo en Las Tejerías en febrero de este año, logran la captura de un grupo considerable de personas relacionado a los actos criminales de El Conejo, Carlos Gómez. Este hombre es una de los socios de El Koki. Durante el operativo varias de las mujeres que estaban con El Conejo fueron aprehendidas.

En febrero del mismo año la Dirección General de Contra Inteligencia Militar (DGCIM), captura en el Alto Apure a una célula de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) donde participaban activamente dos funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana y dos mujeres.

Las curvas de la muerte

Informes policiales indican que un número de mujeres dedicadas al trabajo sexual, han traspasado la frontera de lo ético y moral para convertirse en asesinas. En la mayoría de los casos lo hacen para salvaguardar su vida, pero en otros son atraídas por el robo el hurto y hasta la muerte por encargo.

“Un caso reciente es un grupo que enganchaba a sus víctimas a través de Marketplace. Este grupo que operaba en la región andina tenia como fachada a una mujer. Ella era quien aparecía en primera instancia vendiendo los vehículos a precio de baratija. De acuerdo con el testimonio de las víctimas, cuando iban a concretar la negociación, la mujer cambiaba la seña y delegaba el resto del proceso en otro individuo, que era el pegador”, dice Mayorca.

Otros casos relacionan a mujeres prostitutas que logran ubicar a los incautos en bares o simplemente en la calle. Los drogan o simplemente aprovechan un momento de descuido para someter a sus víctimas y despojarlos de sus pertenencias. Cuando la situación se torna difícil se convierten en homicidas.

El hurto y la necesidad

La condición económica y social juega un papel preponderante en este rubro. Debido a la escasez de alimentos y la situación económica, muchas mujeres se han lanzado al hurto de comida y víveres en locales comerciales, donde utilizan fajas doble fondo para esconder los artículos que tienen pensado llevarse.

El hambre y la necesidad son factores fundamentales en estos casos. Sobre todo cuando se habla de comida y medicinas.

Muchas mujeres son capturadas in fraganti

Debido al incremento de esta modalidad, los equipos de seguridad de las tiendas por departamento y de los grandes centros comerciales, han tenido que orientar sus acciones y forma de trabajo a no solamente las cámaras de seguridad, sino también la verificación corpórea, que a muchos ciudadanos comunes suele incomodar, pero debido al auge de las fajas dobles, los vestidos con bolsillos ocultos y las carteras de dimensiones considerables, deben realizarse estas verificaciones.

Según la fuente consultada, el Instituto Nacional de Estadística habría llevado a cabo un estudio sobre población. El mismo indicaría que 4 de cada 10 hogares venezolanos son monoparentales, donde la carga de hijos, familiares discapacitados, personas enfermas y los gastos del hogar recaen en mujeres.

Esto sería un indicativo social, que permite inferir que muchas mujeres incurren a los trabajos sexuales y los actos ilegales, para poder llevar un bocado de comida a su casa.

Cuando son “pegadoras”

Como bien se escribe anteriormente, algunas han calado posiciones y han desplazado a los hombres en los roles de la delincuencia, para ser activas en el delito. Para convertirse en lo que se conoce en el argot policial como “pegadoras”.

Recientemente en los Altos Mirandinos, dos mujeres y dos hombres abordaron una camioneta de pasajeros que llevaba como destino la ciudad de Caracas.

En pleno transcurso del viaje, las dos mujeres y los dos hombres sacaron a relucir sus armas de fuego y comenzaron a despojar de sus pertenencias a los pasajeros. Los ladrones no contaron con que entre las víctimas estaba un funcionario policial, quien fue más astuto y logró herir mortalmente a un hombre y una mujer. Durante el tiroteo el segundo hombre que participa en el hecho cae herido y la otra mujer armada es capturada por la policía.

Según fuentes extraoficiales, ya había reportes de hechos similares en los Altos Mirandinos, sobre parejas de hombre y mujer actuando bajo el mismo modus operandi.

El otro asesor de seguridad consultado indica que hay reportes sobre mujeres mototaxistas que se han dedicado al delito.

Hace algunos años se conoció el caso de una niña de 15 años, a la que apodaban Candy 45, quien operaba con una banda de menores en El Cementerio. Los niños, casi todo armados, aprovechaban las horas de la tarde y bajaban hasta la cola del tráfico en la populosa zona, para robar a transeúntes y conductores, mientras que Candy 45 se encargaba de comandarlos y organizar las acciones delictivas. Sobre estos menores no se tuvo mayores detalles.

La trata de personas

Gracias también a la situación económica y social del país, muchas jóvenes, buscando mejoras en su vida y para su familia, han caído en las redes de la trata de personas.

Son diversos los reportes en todos los estados de Venezuela, donde las autoridades han captado en pleno proceso de extracción a grupos de prostitución infantil y trata de blancas, operando o trasladando directamente a las víctimas rumbo al extranjero.

Las mujeres participan en diversos delitos

Por supuesto, en este caso las que captan a los menores de edad y las jóvenes con falsas promesas de prosperidad en el exterior son mujeres, quienes incluso logran convencer a los padres de las víctimas.

Recientemente, la policía del estado Carabobo detuvo en Tocuyito un autobús donde viajaban varios menores de edad, rumbo a la frontera colombo- venezolana. Quienes se encargaron de recabar a las niñas y niños fueron dos mujeres, las cuales contrataron un transporte.

Otro caso ocurrió en Caicara del Orinoco, cuando la Guardia Nacional Bolivariana detuvo un taxi en donde iban cuatro mujeres. Resulta que las féminas viajaban con dos jovencitas menores de edad rumbo a Delta Amacuro. El fin era llevar a las niñas de manera ilegal hasta Trinidad y Tobago, para ponerlas a trabajar como prostitutas.

En el Táchira la situación no ha sido diferente. Son frecuentes la captura de grupos humanos que intentan salir por las trochas de manera ilegal, con niños y niñas, así como jovencitas. En todos los casos siempre hay una mujer involucrada que se encarga de recoger a las niñas y llevarlas hasta los clubes nocturnos en Colombia, Perú y Ecuador, donde trabajarán como esclavas sexuales.

La Diabla fue detenida en Hamburgo

Leudys Isaac Corro Camacho es una mujer de origen venezolana, mejor conocida como La Diabla. Leudys manejó en España todo un pool de trabajadoras sexuales y trans, a quienes explotó con fines sexuales durante años. Se llevaba a sus víctimas desde Venezuela, para explotarlas en Madrid, Barcelona y Asturias. Fue capturada en diciembre del 2021, después de que las autoridades españolas lograran desenmarañar toda su organización delictiva.

Unas cifras

Obtener cifras oficiales sobre delincuencia en el país no es tarea fácil. Sin embargo, hay organizaciones que a través de su trabajo de campo tiene acceso a números que se acercan mucho a la realidad.

Ya comentamos la condición de que en el mundo delictivo la mujer en Venezuela tiene aproximadamente un 5% de participación en los hechos, como victimaria.

Pero otro número que debemos considerar es el crecimiento de la población penal, es decir, mujeres que se encuentran tras las rejas por haber cometido delitos.

No deje de ver: Desarticulan banda de trata de personas en Anzoátegui

El Observatorio Venezolano de Prisiones presenta anualmente un informe sobre las condiciones carcelarias en el país y sus estadísticas.

Vale destacar que en Venezuela existe solamente una cárcel adecuada de mujeres, el resto son anexos construidos bajo condiciones mínimas, que no cumplen como establecimientos idóneos para tener privadas de libertad.

El INOF

Ese recinto carcelario exclusivo para mujeres es el Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF), ubicado en la ciudad de Los Teques.

En el año 2019 el OVP registra que el 6% de la población reclusa en el país son mujeres. “Lo que equivale a 2.526 mujeres privadas de libertad”. Para su momento, la capacidad instalada era de 2.154 plazas. Es decir, existe hacinamiento.

En su momentos y según las cifra del OVP, en el INOF reposaban 677 mujeres, pero su capacidad es solamente para 350 plazas.

“El anexo femenino María del Carmen Ramírez, ubicado en la región andina, tiene una población de 289 mujeres y la capacidad es de 100. El anexo femenino del Internado Judicial de Carabobo tiene una población de 234 presas y su capacidad es de 100”, dice el informe de la OVP en el 2019.

En el primer trimestre del 2021 el OVP registra un alza del 6.2% en la población carcelaria. Esta vezs el INOF tiene una disminución, pero sigue con hacinamiento. Una plaza de 350 albergues, pero tienen dentro a 533 presas.

Según la ONG, en lo que va del 2022 van 700 presas en el INOF, con la misma capacidad instalada.

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