Ya todos sabemos las intenciones del dictador y de este modelo comunista desde hace años, han conducido al país y a las familias venezolanas a la miseria, al abandono y a la desidia de forma intencional; por eso, ser partícipes del fraude electoral del seis de diciembre, significa ser cómplices del dolor y el sufrimiento de cada venezolano.
Cada vez que el régimen anuncia unas elecciones, quieren disfrazar la realidad del país; en esta oportunidad, Maduro se atrevió a declarar unas “navidades felices” cuando es evidente a los ojos del mundo que en nuestra Nación predomina la emergencia humanitaria compleja a la que nos sometió el dictador y su cúpula corrupta con la falta de inversión y producción.
Actualmente, podemos ver cómo aún no les han respondido a los miles de damnificados que hacen vida en Maracay, Zulia, Mérida y en otros estados del país donde las inundaciones han cobrado vida por la falta de mantenimiento a los sistemas de drenajes, esa es, precisamente, una muestra del poco respeto a los derechos humanos de cada venezolano.
“ser partícipes del fraude electoral del seis de diciembre, significa ser cómplices del dolor y el sufrimiento de cada venezolano”
Además de que no invierten ni buscan soluciones a estos problemas, se han dedicado a operar sobre el sufrimiento de las familias afectadas. Desde el Gobierno Encargado se han emprendido diferentes ayudas para estas víctimas; sin embargo, establecieron alcabalas para amedrentar, robar y sobornar a quienes trasladan parte de la ayuda alimentaria y sanitaria dirigida a nuestros hermanos que aún hoy continúan durmiendo en las calles porque sus casas y sus artefactos quedaron destruidos.
Este es tan solo uno de los ejemplos que podríamos utilizar para demostrar el desprecio que sienten por este país y por quienes habitamos en el, pero podríamos continuar mencionando más ejemplos sobre el deterioro a nuestra calidad de vida. En pleno siglo XXI las familias no pueden, ni siquiera, darles santa sepultura a sus familiares porque el sueldo mínimo no llega a un dólar y un entierro sobrepasa los mil dólares. También podríamos decir que, debido a este mismo salario, el mercado de nuestros hermanos alcanza – tan solo- para un pedacito de queso y una harina pan.
No solo afecta a la alimentación, sino que además también implica que no puedan comprar sus medicinas, así como también se les imposibilita adquirirlas en los centros de salud porque todos nuestros hospitales están en ruinas.
Todos y cada uno de los sectores fueron destruidos con alevosía para someter al pueblo venezolano, ese sigue siendo el plan del dictador para perpetuarse en el poder para poder saquear cada rincón, que les quede por destruir, de nuestro país.
No podemos entregarles Venezuela, siempre he pensado que los venezolanos tenemos muchos más motivos para Alzar la Voz que para mantenernos callados. El venezolano que yo siempre he conocido y en el que creo firmemente no se rinde ni baja la cabeza, todo lo contrario, lucha sin descanso para lograr lo que anhela.
Venezuela es un país que merece ser libre para nuestros hijos, ellos son quienes más merecen crecer en un lugar de oportunidades y donde no sean castigados por pensar diferente. Todos merecemos recuperar nuestra calidad de vida y dejar atrás la angustia constante de vivir en base a la sobrevivencia.
El 6 de diciembre dejaremos todos los centros vacíos, demostraremos a la comunidad internacional que a los venezolanos se nos respeta y no seremos cómplices de más miseria y destrucción. A partir del siete de diciembre participaremos en la Consulta Popular vía online desde nuestras casas y desde cualquier lugar del mundo; por supuesto, el 12 de diciembre llenaremos los puntos de manifestación de voluntades y respaldaremos las acciones que sean necesarias para lograr la presión nacional e internacional que puedan emprenderse, con el objetivo de ponerle fin a la dictadura.
¡Vamos a recuperar a Venezuela!