martes, mayo 14, 2024

NI REYES NI MAGOS: los mitos que rodean a Melchor, Gaspar y Baltazar

La llegada de los Reyes Magos es una tradición que se celebra cada 6 de enero y simboliza la adoración al Niño Jesús. Pero el origen de estos personajes y la fecha es completamente diferente

Cada año, Melchor, Gaspar y Baltasar hacen felices a miles de niños de todo el planeta con sus regalos. Los mismos que entregaron, según la tradición, a Jesús en un pesebre, en Belén.

La leyenda nos habla de que eran tres, que eran reyes y que uno de ellos era negro. Sin embargo, la realidad histórica dista mucho de estas afirmaciones. ¿Quiénes eran estos personajes? ¿Qué mitos existen alrededor de ellos?

¿Había tres Reyes Magos?

El evangelio según San Mateo no habló del número exacto de Reyes Magos que llegaron a Belén. ¿Por qué la tradición dice que son tres? El establecimiento de este mito se lo debemos al “Liber Pontificalis”. Esta es una recopilación fechada en el siglo IX de varias historias y leyendas relacionadas con la religión cristiana, recuerda el diario ABC.

La cifra se dice sobre la base de creencias populares. Se presume que nación  debido al número de regalos citados por el apóstol. Todo ello, sumado a la relación que tenía el número con la Santísima Trinidad. 

Así lo afirma el investigador histórico Omar López Mato en su obra. “A su imagen y semejanza. La historia de Cristo a través del arte”.

Por su parte, el historiador José Javier Azanza López ofrece una nueva visión del origen del número de magos. Según él, la cifra vendría del siglo III: “En cuanto a su número, si bien existen versiones que recogen entre dos y sesenta magos, en el siglo III el teólogo Orígenes indicó que los Reyes Magos eran tres. Y este número que acabó por imponerse atendiendo a razones bíblicas, litúrgicas y simbólicas”.

Además, lo confirmó la Iglesia en el siglo V mediante una declaración del Papa León I el Magno en sus “Sermones para la Epifanía”.

Con todo, esta teoría es solo una de las muchas existentes. Así lo afirma Ariel Guiance (de la Universidad de Buenos Aires) en su dosier «La polémica antijudía en la Castilla Bajomedieval: la historia de los Reyes Magos».

En palabras del experto, la tradición oriental habla de 12 magos, mientras que Occidente de 3: “Este número aparece en el Evangelio del Pseudo Mateo y en el Evangelio armeniode la infancia”.

Lea también: EL PESEBRE DE NAVIDAD ¿Cuál es su origen y qué significa?

Los verdaderos nombres de los Reyes Magos

Una controversia similar existe con el nombre de sus majestades. Estos se popularizaron el siglo IX también gracias al “Liber pontificalis”. Allí se estableció que eran Melchor (Melchior), Baltazar (Bithisarca) y Gaspar (Gathaspa).

No obstante, Azanza afirma que ya habían sido nombrados de esta forma antes. “Los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar aparecieron por primera vez en el Evangelio Armenio de la Infancia del siglo IV. Pero no serán aceptados definitivamente hasta su inclusión en el Liber Pontificalis, fechado a mediados del siglo IX”.

Santiago de la Vorágine, obispo de Génova y autor -en el siglo XIII- de “La leyenda dorada” (una compilación de los mitos que hablaban de la vida de los diferentes santos y de algunos pasajes bíblicos) asentó de nuevo estos nombres al afirmar que eran “Gaspar, Melchor y Baltasar”. Lo hizo en dos capítulos de la obra dedicados a estos curiosos personajes siglos después de que ya se incluyeran en el Liber Pontificalis.

¿Eran magos y persas?

Otras de las controversias que se han generado a lo largo de los años es la utilización de la palabra “magos”, por parte de Mateo. Sí, el imaginario y la tradición les atribuye algún poder secreto para llegar a las casas de todo el mundo en tan solo una noche. Sin embargo, los expertos que consideran que este término tenía otras acepciones en la época.

Uno de ellos es Joao Scognamiglio, autor de “Lo inédito sobre los evangelios”. Este afirma en su obra que “el nombre magos no debe ser entendido con las connotaciones de nuestro tiempo. En aquella época significaba personas de cierto poderío y que se distinguían especialmente en los conocimientos científicos, sobre todo astronómicos”.

El historiador de la religión cristiana James Dixon Douglas es de la misma opinión. En su extensa obra “Diccionario Bíblico del Mundo Hispano”, señala que, en aquellos años, la palabra mago hacía referencia a una “casta religiosa entre los persas”, con gran devoción por la astrología.

El término, no obstante, adquirió la connotación actual aproximadamente un siglo después. Esto, cuando empezó a aplicarse universalmente “a los adivinos y a los exponentes de cultos religiosos esotéricos”.

“Lo más probable es que fueran sacerdotes y astrólogos originarios de Babilonia o Persia. Ambos eran grandes centros astrológicos donde los magos eran una casta sacerdotal con mucha influencia”, completa Azanza.

Con todo, y como sucede en todas las historias con siglos a sus espaldas, también existen algunos autores como Morton Smith que creen que realmente eran hechiceros.

En todo caso, la primera es la más aceptada y, además, es una teoría que desvelaría otro de los grandes misterios: el enigmático origen de estos reyes (pues serían persas).

Y es que, una de las primeras veces que se oye hablar de su procedencia es en siglo VII, cuando se dejó escrito en el «Evangelio armenio de la infancia» que Melchor reinaba sobre los persas. Mientras que Baltasar sobre los indios y Gaspar, sobre el país de los árabes.

Dixon es partidario también de esta idea. No se sabe nada de su tierra natal, pero la teoría de que vinieron de Arabia es muy probable”. De ser cierto los cabos estarían atados, pues en esa región se practicaba habitualmente la astrología.

¿Eran en verdad reyes?

Tampoco dice nada Mateo sobre que estos “magos” fueran reyes. ¿Por qué, entonces, la tradición les ha entregado la corona?

El culpable de ello es Quinto Séptimo Tertuliano. Este escritor romano -padre de la Iglesia allá por el siglo III- llegó a la conclusión de la nobleza de dichos personajes tras leer el Salmo 72 (incluido en uno de los libros sagrados).

En él se explicaba lo siguiente: “Que los reyes de Sabá y Arabia le traigan presentes, que le rindan homenaje todos los reyes”. Basándose en esta frase, empezó a denominar a estos personajes Reyes”.

Como la magia no era bien considerada por la religión, este apelativo hizo que nuestros protagonistas fueran bien aceptados.

Por enésima vez, el ya archiconocido Santiago de la Vorágine logró popularizar esta idea en “La leyenda dorada”. Concretamente, el autor dejó escrito que los magos “eran al mismo tiempo reyes y magos”. Dijo que, en su país de origen, solían subir a la cima de una montaña para observar los astros.

¿Era Baltasar negro?

Como última curiosidad relacionada con los Reyes Magos, cabe destacar que a Baltasar no se le representó como un rey de tez negra hasta el siglo XV.

Antes, y tal y como señala Omar López Mato en su obra, fueron mostrados con aspecto occidental y considerados como los descendientes de Noé.

Azanza corrobora esta idea. “En los albores del cristianismo, a los tres magos se les representaba como de una misma raza. Tenían el mismo tipo e iban vestidos con el característico traje persa: bonete frigio y estrechos pantalones con faldilla”. Sin embargo, a partir del siglo XV todo cambió.

“Con la intención de simbolizar la universalidad del cristianismo, se diferenciaron e individualizaron. De esta manera, cada uno adquiere rasgos propios que los asocia con las tres edades de la vida y con las tres partes del mundo entonces conocidas: Europa, Asia y África.

¿En qué momento aparece el rey negro en el arte cristiano? Aunque pueden considerarse algunos antecedentes aislados, la Edad Media ignora esta referencia condicionada por el rechazo al color negro que pasaba por ser el del demonio y el infierno.

La figura del rey negro solo se volvió habitual a finales de la Edad Media, y se impone a lo largo del siglo XV, tanto por el gusto creciente por lo exótico, como por las razones simbólicas indicadas.

¿Por qué llegan el 6 de enero?

Al igual que otras tradiciones cristianas como la Navidad, la leyenda de los Reyes Magos tiene en parte orígenes paganos.

La fiesta conmemora la Epifanía —de la palabra griega epipháneia, “mostrar” o “hacer visible”. Esto es cuando Jesús fue presentado al mundo el 6 de enero del año 1 d. C., pocos días después de su nacimiento, según la fe católica. 

La Epifanía se introdujo en el Imperio bizantino en el siglo IV, cuando los cristianos adaptaron las fiestas paganas que celebraban el fin del invierno.

El 6 de enero, los griegos de Alejandría rendían culto al dios Aion y los antiguos egipcios conmemoraban el embarazo de Isis como madre de Horus. Las dos tradiciones celebraban el nacimiento del Sol tras la noche más larga del año y le hacían ofrendas. Los cristianos reemplazaron el culto al dios solar por el de Jesucristo, al que llamaban “luz del mundo”. 

¿En realidad los guió una estrella?

El enigma en torno a qué fue la Estrella de Belén lleva siglos sobre la mesa. Se han encontrado escritos del siglo X que hablan del fenómeno o pinturas, como “La adoración de los Reyes Magos” del artista Giotto di Bondone de 1304, donde se encuentra representada como un cometa atravesando el cielo.

Incluso el astrónomo Johannes Kepler, padre de las leyes del movimiento de los planetas, trató de encontrar una explicación científica del fenómeno cerca del año 1600.

En la actualidad, algunas de la hipótesis que buscan dar una explicación a qué fue lo que guió a los Reyes Magos hasta Oriente apuestan por la ocurrencia en esa época de un fenómeno visual llamativo. Son las teorías que defiende el astrofísico Mark J. Kidger.

El investigador empleó un método lógico para plantear tres tipos de hipótesis a la hora de resolver el enigma: la Estrella de Navidad es un mito y probablemente jamás existió, la Estrella de Navidad es un suceso milagroso y por tanto no se puede explicar bajo la perspectiva científica o la Estrella de Navidad fue un suceso astronómico real y sólo es cuestión de tiempo determinar cuál de entre las diferentes hipótesis posibles es más probable.

Basándose en la última opción, Kidger hace referencia a una triple conjunción planetaria entre Júpiter y Saturno. Ambos planetas se alinearon en tres ocasiones en el año 7 a.C., . fenómeno poco común que habría llamado la atención a los astrónomos del momento. Además se produjo sobre la constelación de Piscis, de gran importancia para el pueblo judío. Unos meses más tardes también se aproximaría Marte a la conjunción y todo ello aún en Piscis.

Sin registros

Otras explicación que valoran los expertos es la aparición de un objeto muy brillante que podría haber sido un cometa o una nueva estrella. Fueron astrónomos chinos y coreanos quienes dataron la existencia de un po-hsing (cometa sin cola) en el año 5 a.C.. Según expone Kidger en su análisis supuso la aparición de un nuevo punto luminoso en el cielo.

Pero ocurrió otro evento, el cual también habría hecho a los astrónomos estar atentos al cielo, según propone el astrofísico Michael Molnar, señala La Vanguardia, de España.

En su explicación defiende que no fue tanto un fenómeno espectacular o novedoso, sino algo más místico para los pensadores de esa época. “Los textos bíblicos hablan de que un grupo de sabios que vio la estrella y se desplazó. No parece que fuera algo muy evidente para todo el mundo”, dice Ribas.

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