sábado, abril 20, 2024

¡Monstruo desnuda a monstruos! Confesiones de “Otoniel” destapan a varios criminales dentro el Estado

Roberto Trobajo
Roberto Trobajo
@Roberto_Trobajo

“Otoniel” es un monstruo con muchas cabezas, tan malas como la de él y hasta peores; les presentamos historias desconocidas del Capo y sus aliados dentro del Estado

Un informe especial de Noticias Caracol reveló esta mañana de hoy lunes parte de las declaraciones que alcanzó a entregar Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, ante la JEP, antes de ser extraditado.

En su confesión quedó en evidencia la presunta participación de políticos y agentes de la Fuerza Pública en el actuar de las Autodefensas Unidas de Colombia.

Una de las declaraciones más explosivas tiene que ver con el suministro de las armas y las municiones que eran entregadas al bloque centauros.

Según relató el máximo líder del clan del golfo, eran proporcionadas por parte de integrantes de la fuerza pública, entre ellos el Sgto. Mayor de la policía Carlos Salaque escolta de Álvaro Uribe Vélez”.  

“Mucha gente que eran y han sido militares le llevaban a uno armas, fusiles, galiles, m 16, la mayoría fusiles de indumil y muchas municiones. Había un sargento mayor de la policía y ha sido escolta o era escolta en esa época de Uribe, se llama Carlos Salaque, ese era quien nos llevaba mucho la munición al Meta” aseguró Otoniel 

Cabe mencionar que diferentes sectores políticos reiteran que la extradición de ‘Otoniel’ se dio de manera irregular y en el afán de llevarse la verdad sobre la complicidad entre la fuerza pública y los grupos armados en Colombia.

Origen de “Otoniel”

“Otoniel” contó cómo agentes del Estado lo terminaron convirtiendo en un jefe paramilitar y la manera como trabajó en llave con sectores del Ejército.

Alias “Otoniel” se habría convertido en un jefe paramilitar gracias a una falsa desmovilización en la que al parecer participaron altos mandos del Ejército.

El 2 de octubre de 1996 ocurrió un hecho clave para que terminara convertido, 25 años después, en uno de los criminales más temidos de Colombia.

Ese día se desmovilizó de la guerrilla del EPL.

26 guerrilleros del frente 58 de las FARC y 46 del frente Elkin Díaz del EPL, que delinquían en el Urabá antioqueño y en Córdoba, se entregaron ese día al Ejército, como lo certifica un acta del programa de reinserción de la Presidencia de la República.

Entre ellos, en el renglón siete, aparecía “Otoniel”.

Otras decenas más se entregaron en los meses posteriores, como alias “Giovani”, el hermano del capo.

En total, fueron más de 200 guerrilleros que supuestamente dejaron las armas y se pusieron en manos de la justicia, pero la gran mayoría terminó convertida en paramilitares. 

Así lo contó a la JEP, días antes de la extradición de “Otoniel”, el mayor retirado del Ejército Juan Carlos Rodríguez, alias “Zeus”, quien perteneció a la brigada 11 que adelantó la desmovilización:

“La desmovilización del EPL, eso fue un montaje que planearon los Castaño para darle legalidad y darle un positivo a la División. Porque los del EPL se iban a desmovilizar, pero a las autodefensas, o sea, iban a hacer cambio de brazalete, pero llegaron a unos arreglos de tanta crítica que se estaba viviendo en la época de que no atacaban a los grupos nacientes de autodefensas, le dieron ese positivo a mi general Iván Ramírez”.

Alias “Zeus” fue aliado de “Otoniel” años después en los Llanos orientales, donde él como capitán del Ejército y ‘Otoniel’ como jefe paramilitar coordinaron operaciones y patrullaron juntos.

En esas correrías criminales, dijo “Zeus” a la JEP, “Otoniel” le contó sobre la farsa de esa desmovilización.

Aseguró que el general Iván Ramírez, entonces comandante de primera división, organizó la mentira con los paramilitares.

“Hubo unas reuniones previas a esta desmovilización y Carlos Castaño dijo que había un grupo que se le iba a unir a las autodefensas y mi general Ramírez le dijo “vamos a hacerlos por este lado: los desmovilizamos, hacemos pantalla, sacamos pecho, y luego se los devuelvo a ustedes, pero le damos la vuelta porque necesitamos demostrar resultados en esta región de paz’”.

El compareciente ante la JEP aseguró también que el entonces coronel Leonardo Barrero, quien ascendió a general y fue comandante de las Fuerzas Militares, y el mayor René Sanabria, también participaron del montaje.

“René Sanabria era el dos de la brigada, con mi coronel Leonardo Barrero Gordillo fueron los dos oficiales encargados de esa desmovilización del EPL. Y posteriormente esa gente fue enviada a la Convivir y luego dieron otro paso con las autodefensas. Pero tienen mucho que ver mi coronel Barrero y René Sanabria”.

Alias “Otoniel”

Una prueba de que se trató de una desmovilización falsa es que al menos 20 de los guerrilleros que se entregaron en 1996 en Córdoba se entregaron nuevamente, casi 10 años después, en la desmovilización de las autodefensas, como Luis Muentes Mendoza, José Higinio Arroyo Ojeda, o Veimar de Jesús Rincón.

Según los testimonios, el Ejército le habría entregado este grupo de desmovilizados, entre ellos “Otoniel”, a los paramilitares. El entonces coronel Barrero y sus compañeros recibieron condecoraciones por esta supuesta desmovilización, como lo registró el diario El Meridiano de Córdoba.

El comandante del Ejército, general Harold Bedoya, destacó la operación y aseguró sobre los supuestos desmovilizados:

“Ellos hoy le han dicho un no rotundo al crimen que cometían contra la sociedad entera, magnífica y sabia decisión, de ella jamás se arrepentirán”.

Contrario a las palabras del general Bedoya, para un buen grupo de estos delincuentes su carrera criminal apenas empezaba sus momentos más oscuros, y en ese despegue de los paramilitares de Córdoba y Urabá miembros del Ejército habrían sido claves.

“La relación con la fuerza pública en Urabá en general era en toda parte donde estábamos”, dijo Otoniel.

Nueve meses después de cambiarse el brazalete y ser entregado a los paramilitares de Carlos Castaño, “Otoniel” emprendió un viaje que lo convirtió en uno de los jefes más temidos de las AUC.

“Salimos de Apartadó el 12 de julio del 97, 89 hombres en ese avión que ya es grande, que llegó de Los Cedros a San José del Guaviare”, dijo a la JEP. El magistrado le preguntó entonces: 

“¿Ese avión de quién era, tanto el chiquito donde mandaron las armas como el grande donde ustedes se desplazaron?”. A lo que ‘Otoniel’ contestó: “El pequeño, decían que era un avión civil; el grande, decían, pues que era del Ejército”.

El centenar de paramilitares voló desde Urabá hasta Guaviare: “Yo era el que veía en cargado de toda la gente de Urabá era yo y un man que le decían el Cura, éramos cuatro comandantes: “Curita”, “Marihuano”, “Tigre” y yo. Éramos los cuatro que mandaron de Urabá para los Llanos orientales la primera vez que llegaron”.

“Curita”, a quien menciona “Otoniel” como otro comandante del grupo de paramilitares, es Elkin Orlando Casarrubia, otro de los supuestos desmovilizados del EPL que se entregó en octubre de 1996 al Ejército.

Según el testimonio, sus jefes de las AUC ya habían cuadrado ese viaje con altas esferas militares:

“Eso lo cuadraron en Urabá por lo alto, los comandantes que nos despacharon a nosotros allá fueron “Doble Cero” y “Cero Cuatro”. Allá coordinó con la gente de Urabá, con la Policía o Ejército de allá coordinaron ellos, y aquí en el Guaviare ya lo tenían coordinado porque a nosotros nos iban a mandar uniformados con todo encima. Nosotros veníamos como Ejército, todo el mundo uniformado, todo nuevecito”.

En el aeropuerto de Guaviare, según su relato, la fuerza pública los recibió como a sus aliados.

“Sí, había Policía y Ejército ahí regado en el aeropuerto”.

Primero viajaron a Charras y luego a Mapiripán, donde se unieron con otros paramilitares de los llanos.

“Nosotros hablábamos con René y con “Pirata”, con “Pirabán”.

Estuvimos dos días más en Mapiripán y ahí fue donde él nos dijo que nos moviéramos de ahí porque la tropa (del Ejército) ya iba para Mapiripán”.

En estos días que estuvieron en Mapiripán, los paramilitares asesinaron al menos a 60 personas. Cometieron torturas y hasta desmembramientos. Otoniel contó que miembros del Ejército estuvieron al tanto de lo que ocurría:

“Pirabán, ellos tenían coordinación con el Ejército para que no nos atacaran”, dijo “Otoniel”.

Tras la masacre, ‘Otoniel’ se convirtió en uno de los comandantes claves en la toma paramilitar de los llanos y así encauzó su camino para convertirse años después en uno de los capos más sangrientos y temidos del crimen colombiano.

Lea también: REVISTA SEMANA REVELA el plan secreto de Otoniel para fugarse y evitar su extradición

“Otoniel” y los militares

Dairo Antonio Úsuga llevaba más de 25 años en la guerra y el narcotráfico.

En sus declaraciones, la mayoría desconocidas hasta ahora, el que llegó a ser el máximo jefe del Clan del Golfo reveló que la alianza de su organización con la Fuerza Pública fue mucho más profunda de lo que el país conoce.

Y lo más delicado: señaló que esta alianza aún se mantiene.

“Uno allá en todos esos pueblitos, municipios, comandos de Policía, allá está en nómina casi todo el mundo todavía en esa región; en Córdoba, en todas partes, la nómina se paga igual. En Urabá, en municipios como San Pedro se paga la ley; Necoclí se paga, esos municipios todos de Urabá, la coordinación de la ley todavía existe completica y se paga la fuerza pública. En Córdoba también, bastante, en los municipios de Tierralta, en Montelíbano se paga a la fuerza pública”, señaló.

El primer rastro de estos nexos, según el testimonio del capo, comenzó con los paramilitares en Urabá en 1996, cuando habrían ayudado al Ejército a ejecutar falsos positivos.

“A veces venían las órdenes, venían directamente de la brigada y hacían los falsos positivos. Y a veces los comandantes de las mismas zonas, cuando estaban en operación, pues los comandantes que iban con las mismas tropas cogían a una persona por ahí, la uniformaban y de una vez hacían la baja, que para el permiso. Los comandantes que estaban en la región en la operación (…) echaban la contraguerrilla para el monte y lo que iban hablando era eso: que necesitaban bajas, bajas para poder salir de permiso. Eso era lo que le decían a uno (…). Esa gente decía que eran (las víctimas) colaboradores de la guerrilla allá en el campo, allá en las veredas, organizaban para hacer las bajas, la uniformaban y legalizaban el operativo (…). Hacían la baja y se la llevaban para la brigada y de ahí pa’ lante no sé”, explicó.

En ese momento, “Otoniel” acababa de entrar a las filas paramilitares después de haber sido guerrillero del EPL.

Desde sus inicios como Autodefensa, dijo haber participado y coordinado operaciones conjuntas con la fuerza pública, que tenían el aval del alto mando.

“Se andaba en esas operaciones que se hacían en conjunto diario con el batallón que llegara a la zona, de una vez se lo presentaban al comandante de la región y de una vez era operación contra la guerrilla. Mucha información de la misma Fuerza Pública, de la gente de inteligencia le pasaba mucha información a la gente de la organización para los trabajos que se iban a hacer (…). Los comandantes de las compañías tenían comunicación con la brigada, pero con las tropas de la zona teníamos comunicación permanentemente todos”, indicó en su declaración ante la JEP.

Desde ese entonces, también se hablaba de pagos a los militares: “Los militares estaban en nómina, en esa época sí (…). Eso ya lo manejaba era ‘Doble Cero’ y la casa Castaño, porque uno era comandante en esa época, era de contraguerrilla de tropa. En esa época yo era comandante de contraguerrilla para las operaciones, yo andaba a diario con ellos y sí los tenían en nómina y trabajamos de la mano con los comandantes superiores de ellos.

Las relaciones de Otoniel con la Fuerza Pública llegaron hasta los más altos rangos.

Según dijo, los paramilitares supuestamente le habrían pagado al general Mario Montoya para influir en el traslado de un general aliado de las Autodefensas que les ayudaría en la expansión paramilitar en el Casanare.

Se trató del general Leonardo Barrero, quien fue trasladado al Casanare en enero de 2005, cuando Montoya era comandante de la primera división del Ejército con injerencia en la costa.

“Cuando él era comandante aquí en Bogotá y yo estaba allá en el Llano hubo más relación con el comandante, el general Mario Montoya (…). Cuando estaba el comandante Miguel Arroyave, hablaba mucho, pues tenía comunicación con Miguel Arroyave, con el sobrino de él, con Gustavo. En esa época, cuando el traslado de Barrero para el Casanare (…) cuando eso hubo comunicación con Montoya porque a Barrero hubo que dar una plata, el viejo Arroyave le dio una plata a Montoya por el traslado y fuera de eso el frente Casanare, frente a donde yo pertenecía, les tocó dar un apartamento blindado aquí en Bogotá, Mario Montoya en esa época. Cuando el general Barrero estaba en Guaviare cuadraron para que los trasladaran para el Casanare cuando la guerra esa que hubo ahí, entonces el comandante Arroyave cuadraron pues con Montoya y dieron una plata para que hicieran el traslado a Casanare a Barrero (…)”, aseguró el Capo.

El general Leonardo Barrero llegó a ser comandante de las Fuerzas Militares y cuando tuvo que retirarse en medio de un escándalo fue candidato a la gobernación del Cauca por el Centro Democrático.

El nombre de este oficial ha estado relacionado a diversas polémicas por presuntos nexos con bandas criminales, pero en estas declaraciones, alias “Otoniel” da nuevos detalles de los vínculos ilegales de este oficial.

“En esa parte fue que llegó Barrero al Casanare a colaborarnos con ese conflicto que hubo en Casanare (…). Sí, tenía vínculos con el bloque Centauros, sí (…). Lo que dimos nosotros del frente Paratebueno, del frente Pedro Pablo González, fueron 450 millones de pesos en esa época en el Casanare. En el Guaviare le habían dado 350 que tuve conocimiento”, manifestó.

El general Barrero no habría sido el único que apoyó a Otoniel y sus hombres. Según sus declaraciones, durante la guerra entre dos bloques paramilitares en los Llanos, contaron con el apoyo del DAS, el Gaula, del Ejército y de la Policía.

“Se les pagaba a los coroneles, al comandante de la brigada, el Gaula estaba bien, el DAS estaba bien. Entonces, para acabar ese conflicto, ya no con gente tanta de las AUC sino con la Fuerza Pública. Para eso fue que hicieron todos esos movimientos y dieron todas esas platas. Cuando uno tenía un comandante a favor de uno no atacaba a la gente a favor de uno sino al enemigo… en esa guerra ayudó todos (SIC). Hasta la Policía también ayudó ahí”, dijo.

Asegura que la Fuerza Aérea también ayudaba en bombardeos: “El apoyo de la Fuerza Aérea sí estuvo en unos combates ahí en Restrepo hacia arriba, tirando hacía San Juanito, pero a nosotros la comunicación la teníamos con el teniente Zapata, que era de inteligencia, y con los helicópteros y el avión que estaba volando arriba que nos salían por Avantel. Pero esa coordinación también nos la cuadró que le saliéramos a esa gente fue don Jorge y Miguel Arroyave”.

Según Úsuga, a quienes participaban de estas operaciones conjuntas se les pagaba entre 50 y 100 millones de pesos, según el tipo de operación.

Las armas y las municiones del bloque Centauros eran suministradas -dijo Otoniel- por integrantes de la Fuerza Pública.

“Mucha gente que habían sido militares (SIC), que nos llevaban las armas allá (…) fusiles galiles, fusiles m16, porque la mayor parte de armamento del Llano llegó de Urabá y ya cuando Miguel Arroyave estaba aquí que ese si compraba mucha arma, acá en Bogotá. Bajó mucha arma de Bogotá, eran fusiles de Indumil (…). Municiones sí nos llevaba mucho allí también, que era un sargento, un sargento de la Policía, un sargento mayor que había sido escolta o era escolta en esa época de Uribe, se llama Carlos Salaque. Un sargento, un mayor que era de la seguridad, que nos llevaba mucho la munición allá al Meta, a Barranca de Upía, a Cumaral”.

“Otoniel” aseguró también que las Autodefensas le habrían pagado al director del DAS Jorge Noguera por nombrar como director de esa entidad en Casanare a Orlando Rivas Tovar, un viejo amigo y aliado de los paramilitares.

“Eso lo cuadraron acá en Bogotá, en esa época cuando estaba el que ayudó a eso fue Noguera para hacer el traslado, pidieron una plata para que lo colocarán allá (…). Me dijeron que fue más de 300 millones de pesos, 300 a 500 millones de pesos dieron en esa época aquí, que la dieron que al frente de la Fiscalía, fue lo que tuve conocimiento. Lo más era lo de la colaboración para ese conflicto del Llano en esa época, lo más era para movimientos, para una cosa, la otra. Ese DAS quedó a disposición de las Autodefensas se puede decir, yo hablaba mucho con el director, me tocó moverme en esas camionetas del DAS, Orlando hablaba mucho con uno, personal”.

Las quince horas de las declaraciones de Otoniel dejan grandes interrogantes sin resolver sobre las alianzas de miembros de la Fuerza Pública con las bandas narcoparamilitares.

Aunque fue mucho lo que contó, sus declaraciones estaban limitadas a los temas de competencia de la JEP.

Lo que no deja de sorprender es que durante los seis meses que estuvo detenido en Colombia, la Fiscalía jamás quiso interrogarlo a pesar de las múltiples peticiones que hizo el capo y de la importancia que podía tener conocer su versión para aclarar miles de crímenes.

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