martes, abril 16, 2024

¡MIGRANTES! Venezuela es el caso más dramático de la nueva realidad que azota a América Latina

Los migrantes son personas abandonadas, víctimas de la estigmatización. Están traumatizadas porque han sufrido violaciones, persecuciones, amenazas, extorsiones, robos o secuestros

La migración sigue siendo una lacerante herida en muchos países de América Latina: Este año 14 millones de personas han visto cómo sus sueños se estrellaban contra un muro de discriminación, marginalidad y, en algunos casos, incluso la muerte. Son personas que, en medio de la desesperación, se lanzaron a la aventura de buscar un futuro más prometedor.

De ese total, más de la tercera parte corresponde a venezolanos que han dejado el país, víctimas de la pobreza, la violencia y la falta de futuro.

El flujo migratorio en América, uno de los más grandes del mundo, se remonta a hace seis décadas y ha supuesto hasta ahora la movilización de unos 40 millones de personas. No obstante, es más recientemente cuando el fenómeno se ha transformado en una realidad masiva y mediática. Tanto, que pasa a ocupar un lugar en la agenda política, económica y social de la región.

“En los últimos años, la migración en América ha empezado a dejar de ser invisible para convertirse en un escenario similar al que tienen los migrantes africanos o sirios en Europa”. Así lo explica a Efe Germán Casas, presidente de Médicos Sin Fronteras (MSF) para América Latina.

Sin embargo, las diferencias con esas zonas del planeta son abismales, porque en África y Oriente Medio, los migrantes salen de países de ingresos bajos y llegan a otros de rentas altas, en Europa. Por el contrario, en América Latina el viaje consiste en transitar de un escenario de pobreza a otro más o menos similar. Solo unos pocos logran llegar a Estados Unidos o Canadá.

Casas, conoce de cerca el problema que viven las comunidades en Haití, Honduras, México y Colombia. Asegura que “Latinoamérica se ha convertido en un inmenso corredor lleno de migrantes cuyo común denominador es que huyen de la violencia”.

Aquí los migrantes escapan de las amenazas de la guerrilla o los paramilitares en Colombia, de la delincuencia común en Venezuela. También de las pandillas en Centroamérica o del narcotráfico en México, pero también dejan atrás su país para escapar de un enemigo en común: la miseria.

Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en el mundo hay actualmente 281 millones de migrantes internacionales. Esto equivale a 3,6 % de la población. De esos, 59 millones (21 % del total) están en América del Norte y 14,8 millones (5 %) en América Latina y el Caribe.

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El sueño americano

Las restricciones de movilidad derivadas de la pandemia en 2020 y gran parte de 2021 alteraron estos flujos migratorios. Lo hicieron, principalmente en lo relativo a la emisión de visas y las condiciones laborales de los trabajadores latinoamericanos.

Este año, con la vacunación en marcha y la consecuente reactivación económica, el flujo de migrantes hacia Estados Unidos volvió a dispararse. Sobre todo tras el anuncio del Departamento de Trabajo en agosto pasado de que hacían falta diez millones de empleados.

La declaración puso en marcha nuevamente las caravanas de migrantes a lo largo del triángulo norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras). Van en dirección a México para, desde allí, dar el salto y hacer realidad el “sueño americano”.

Las cifras así lo evidencian: entre enero y octubre de 2021 México detuvo a 228.115 migrantes y deportó a otros 82.627. Estas cifras no se registraban desde hace quince años. Además, 123.000 personas solicitaron refugio en los primeros once meses de 2021. La cantidad está muy por encima de las 40.000 peticiones que se presentaban habitualmente cada año.

La reciente reanudación del programa “Quédate en México”, ha generado una honda preocupación que ha dejado varadas durante meses a más de 70.000 personas en la peligrosa franja fronteriza.

El sentimiento de frustración se extendió entre los 95.000 nicaragüenses que abandonaron su país para escapar de la crisis política y la miseria. Además de 49.000 hondureños deportados desde México, Estados Unidos y otros lugares de Centroamérica.

El sueño también quedó truncado para las 9.000 personas procedentes de Honduras en dirección a Estados Unidos.

El drama de Venezuela y Haití

“Un dolor similar viven los haitianos que, angustiados por las pocas oportunidades económicas que ofrece su nación, han optado por desplazarse a Brasil o Chile. Pero, no se han sentido bienvenidos”, comenta a Efe Donna Cabrera, especialista en migración de la Pontificia Universidad Javeriana, en Colombia.

Con la mirada puesta en Estados Unidos, miles de migrantes suramericanos transitan por la región hasta que llegan al Tapón del Darién. Es un inhóspito enclave fronterizo entre Colombia y Panamá. Allí se concentra un gran número de venezolanos, cubanos, africanos, ecuatorianos y colombianos en ruta hacia Estados Unidos.

A pesar del peligro de una zona donde abundan los animales salvajes y las crecidas de los ríos, las lanchas se adentran a medianoche en el mar, atestadas de personas.

Les sobran sueños y les faltan chalecos salvavidas, están expuestas a los caprichos y la crueldad de los traficantes de personas. A ellos les sacan el poco dinero que llevan encima y les someten a todo tipo de abusos y vejaciones.

Los números dan cuenta de este drama. Las autoridades colombianas calculan que en los diez primeros meses de este año, unas 90.000 personas intentaron atravesar esta selva. Al menos medio centenar de ellas murió.

En estampida

Junto con Haití, Venezuela es el país que proporcionalmente registra el mayor número de migrantes. La Encuesta de Condiciones de Vida 2021 de la Universidad Católica Andrés Bello calcula que la población “se redujo a 28,7 millones”.

“Poco más de cuatro millones” se marcharon del país entre 2015 y 2020. La aparente mejora económica provocada por la dolarización de facto no ha detenido este flujo.

A falta de estadísticas oficiales, la Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), dependiente de Naciones Unidas, tiene registrados 6.038.937 migrantes venezolanos en todo el mundo.

De ellos, 4.992.664 están en Latinoamérica y el Caribe. Mientras que la Organización de Estados Americanos (OEA) advierte que la migración venezolana puede llegar a los siete millones de personas a inicios de 2022. Superará el éxodo de Siria, considerado el mayor del mundo, con 6,7 millones de refugiados.

Verdad incómoda

Los migrantes son personas abandonadas, víctimas de la estigmatización. Están traumatizadas porque han sufrido violaciones, persecuciones, amenazas, extorsiones, robos o secuestros. En ocasiones pierden la vida durante su viaje. Esto sucedió el pasado día 9 a más de medio centenar de migrantes centroamericanos que viajaban hacinados en un camión que volcó en una carretera del sureste de México.

“Es triste saber que muchas de estas personas en sus países tenían una casa, un trabajo, una familia. Ahora llegan a otro lugar y son señalados y catalogados como usurpadores”, señala Germán Casas.

A la sociedad le cuesta entender que la crisis migratoria ha sido constante en América. Ahora son los centroamericanos, venezolanos y haitianos. Tiempo atrás fueron los mexicanos, colombianos, ecuatorianos y peruanos los que intentaron atravesar la frontera.

“Es imposible dejar de pensar que uno podría estar en la situación de un migrante. Pasar de una vida tranquila a tener que huir y dejarlo todo para convertirse en una persona errante, sin patria, sin familia, sin nada”.

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