Para el 2018 34.030 estudiantes venezolanos recibían clases en Colombia. Esa cifra llegó a 206.013 el año pasado. En octubre de 2020 se ubicó en 363.126
La cantidad de niños y adolescentes migrantes procedentes de Venezuela matriculados en el sistema educativo de Colombia aumenta. El ministerio de Educación de ese país informó que de 2018 a 2020 se multiplicó por diez el número de menores inscritos. Tanto que superan los 360.000 registrados en colegios y escuelas del sector público y privado, en todos los niveles de formación.
Para el 2018 la muestra indicaba que 34.030 estaban recibiendo clases. Esa cifra llegó a 206.013 el año pasado. En octubre de 2020 se ubicó en 363.126, informó el diario La Opinión.
El despacho argumenta que la “progresión es proporcional al fenómeno de movilidad humana impulsado por la agudización de la emergencia humanitaria en Venezuela”.
“Un informe del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana considera que, así como se agudizó la movilidad entre países, también creció la población en edad escolar”, destaca el trabajo.
Ese incremento puede explicarse porque desde abril de 2018 las autoridades colombianas permitieron el acceso al sistema educativo a todos los niños y adolescentes venezolanos. Esto “sin importar el estatus migratorio, porque se entiende el acceso a la educación como derecho fundamental”.
Por eso, cuando un menor de edad indocumentado necesita matricularse, se le asigna un código NES –número de Identificación establecido por la Secretaría de Educación– que lo identifica. Ese año también fueron incluidos como beneficiarios en el Plan de Alimentación Escolar (PAE).
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Dos nacionalidades en clase
Si bien las cifras oficiales de población venezolana en el país descendieron de marzo a agosto, pasando de 1,8 millones a 1,7 millones, la Gerencia de Fronteras y Migración Colombia han señalado que cuando se reabra la frontera los flujos podrían incrementarse.
Incluso, calculan que alrededor de 500 personas estarían ingresando cada semana a Colombia por las trochas.
La migración no se ha detenido y los menores de edad de ese país están en riesgo de que su derecho a la educación sea vulnerado. “El reto es mayor porque “los estudiantes venezolanos tienen necesidades diferentes. Son una población vulnerable, lo que implica desafíos en términos del diseño e implementación de políticas públicas”, explica el reporte de la Javeriana.
Luz Karime Abadía, codirectora del Laboratorio de Economía de la Educación, considera que se deben mejorar los registros de información de esa población. Para la toma adecuada de decisiones, deben aplicarse campañas para evitar la segregación y la xenofobia. También llevar un acompañamiento psicológico a los niños y adolescentes.
El Ministerio de Educación reseña que 35 % de los menores de edad que estudian en el territorio nacional están en el centro oriente del país; 33 %, en el Caribe; 14 % en Antioquia y el Eje Cafetero. Los restantes estudian otras zonas .
Una investigación sobre las dinámicas migratorias de Barranquilla, Bogotá y Medellín realizada por el Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario y la Fundación Konrad Adenauer recomendó utilizar el número NES –con el que se registra a los migrantes en las instituciones educativas– para identificar su ubicación y hacer seguimiento a su permanencia en el sistema.
En las regiones ya se adelantan esfuerzos para garantizar que los estudiantes sigan conectados con las aulas. Esta semana la Gobernación de Norte de Santander habilitó un corredor humanitario para enviar el paquete de alimentación del PAE a 700 alumnos que estudian en Colombia, pero viven en Venezuela. Una muestra de que la educación de un territorio a otro está conectada.
