El municipio del Tibú es la región colombiana con mayor concentración de venezolanos, según organismos de ayuda humanitaria
En Colombia hay casi tres millones de venezolanos. De esta cantidad, más de 15 mil tratan de subsistir y hasta de enviar algo a su familia, luego de que trabajen como recolectores de hojas de coca en diversos sembradíos controlados por la guerrilla.
Ante el dominio ilegal de la guerrilla en zonas como el municipio Tibú, en el norte de Santander, las autoridades municipales y regionales admiten que existen sembradíos en fincas privadas, donde parte de los venezolanos que salieron de su país, buscando una mejor calidad de vida, han terminado trabajando en los sembradíos para poder subsistir.
El diario El Espectador de Colombia, realiza un análisis sobre la situación de estos más de 15 mil venezolanos, quienes actualmente atraviesan por condiciones económicas y sociales considerables.
Según datos suministrados por el medio, en la zona hay solamente una única fuente de trabajo para los migrantes que llegan a Tibú. La raspa de coca, que consiste en recoger en los sembradíos la mayor cantidad de hojas de coca de las varias hectáreas sembrada de manera ilegal.
“Este municipio, sin contar ciudades capitales, es el octavo en todo Colombia con mayor presencia de población venezolana, con cerca de 13.600 migrantes, según datos oficiales. Pero las cifras reales de venezolanos en Tibú puede significar entre el 30% y el 50% de toda la población del municipio. Es lógico, porque gran parte de su territorio es línea de frontera, tiene 37 trochas irregulares por donde cruzan los migrantes y una enorme: el poderoso río Catatumbo por donde llegan en barcazas los migrantes al puerto de La Gabarra”, explica El Espectador.
Condiciones precarias
Los venezolanos que trabajan en esas hectáreas están sometidos a trabajos forzosos, casi sin implementos, y lo que puedan percibir está directamente relacionado a la cantidad de hojas que puedan recoger con sus manos.
Además, los lugares en donde habitan con sus familias no reúnen las condiciones mínimas. Debido a esto, están expuestos a diversas enfermedades.
Poca ayuda para los venezolanos
Las autoridades municipales y regionales dicen estar atados de manos y pies, para combatir los sembradíos ilegales de coca y prestarle ayuda a los migrantes que se encuentran en la zona.
Nelson Leal es alcalde de Tibú. Recientemente, fue señalado por la guerrilla y tuvo que sacar a toda su familia, después de que tanto el ELN, como las disidencias de las FARC, se pasearan armados en dos oportunidades por los predios de la Alcaldía.
Dice que debido a diversas circunstancias, este negocio ilegal ha tenido una merma, pero dicha merma también ha afectado la economía de los venezolanos dedicados a la recolección de la hoja de coca.
Leal dice que los venezolanos viven en casa improvisadas, que no gozan de condiciones mínimas de urbanismo, porque simplemente se encuentran en terrenos privados. “Desde la alcaldía directamente no podemos atenderlos; no podemos nosotros hacerles vías, alcantarillados, acueductos, ni nada por el estilo, porque la ley impide que nosotros hagamos eso en un predio que sea privado. Esos predios tienen dueño, han puesto sus quejas, han pedido desalojos, pero, pues no podemos realizar ese tipo de desalojos. Ahí viven los migrantes, en precarias condiciones, en casas hechas rudimentariamente, con cuatro palitos y un plástico por encima”, dice el alcalde a El Espectador.
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La única ayuda que reciben los venezolanos proviene de organismos internacionales de ayuda humanitaria, como Primera Urgencia y Acnur.
ONG tienden manos
Primera Urgencia Internacional es una ONG francesa que desde hace un año se ha instalado en el Catatumbo y Tibú. Dicha organización posee información de primera mano sobre los venezolanos que se encuentran en la zona.
Según Carlos Ruiz, coordinador de la ONG la cifra de venezolanos que activamente se encuentran en la región oscila cerca de los 30milmigrantes. “Al estar Tibú tan cerca de la frontera, hay personas que viven en ambos lados de la frontera, probablemente viven acá por periodos a lo largo del año, asociados a lo que son los tiempos de las siembras y las cosechas”.
“Hemos visto de manera alarmante que hay bastantes infecciones respiratorias en niños, que no han sido tratadas y con temperaturas de fiebre bastante altas, esto en un niño menor de cinco años puede significar tener convulsiones, e incluso casos de deshidratación; y sobre todo la situación es bastante compleja en términos de diarreas, infecciones digestivas, casos bastante preocupantes de parasitosis, estos casos son sorprendentes porque yo los he visto en África, casos en que el gusano ya tiene que salir por las fosas, por la boca, lo que denota una presencia muy grande del parásito, genera diarreas infecciosas, bacterianas, con moco, con sangre y con peligro de deshidratación”.
