Para el economista Manuel Sutherland, Venezuela debe crecer constantemente en 5%, hasta el 2054 para que su PIB llegue a los niveles del 2013
La crisis económica venezolana es un “caso de estudio”, en muchas facultades de Ciencias Sociales en el mundo. Tanto, que deben estudiar el fenómeno que destruyó la economía desde el 2013 y que tardará entre 32 y 40 años en recuperarse.
Así lo manifestó el economista Manuel Sutherland, en un artículo publicado en el portal PolitikaUcab. “En 8 años la economía ha perdido alrededor de 80 % de su PIB. Esto la podría ubicarse como el tercer peor colapso macroeconómico en la historia del capitalismo”, dijo el experto.
Sutherland recordó que Venezuela era “una nación medianamente desarrollada, inmensamente rica en recursos naturales. Y, tras un vertiginoso auge rentístico petrolero, se arruinó por completo”.
Por ello, el economista compara lo que pasa en Venezuela con “la gran depresión estadounidense, de 1929 que derribó 29 % de su PIB. O la sanguinolenta guerra civil española que trajo una contracción de 34 %”, dijo.
Expresó que “la impresión visual de semejante pérdida podría imaginarse como una persona que en 2013 pesaba 100 kilos, y luego verla, en 2020, pesando apenas 20 kilos. Si nos centramos en el asunto salarial la situación es notablemente más trágica”.
Lamentó “el tiempo que le tomaría a la economía regresar a su último año de crecimiento (2013), previo al citado 2021. Mientras que con una tasa de crecimiento de 5 % interanual, Venezuela llegaría a la economía que tuvo en 2013, en el año 2054, con suerte”.
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Un salto exponencial
A su juicio, “Venezuela amerita de un gran salto exponencial de crecimiento, unas tasas de dos dígitos largos, que inicialmente luzcan como una “explosión productiva””.
Esto debe “allanar el camino para una verdadera recuperación sólida. Hablamos de un aluvión de inversiones extranjeras/nacionales, emprendimientos formalizados, fusiones empresariales. Además de un profundo aprovechamiento de las ventajas comparativas y competitivas que tiene el país”.
Para el economista, “sin ese estallido inicial que, incendie la pradera del crecimiento, Venezuela podría transitar, en el mejor de los casos, años de crecimiento paulatino. Eso está muy lejos de las urgentes necesidades de reconstrucción económica, salarial y social, que el país con angustia anhela”.
De no darse este gran “salto adelante, los posibles crecimientos económicos tendrán una muy limitada influencia en el bienestar de la clase trabajadora y en las necesidades de reconstrucción nacional”.
El asunto central radica en que Maduro “parece tener demasiadas, y muy fuertes, trabas o limitaciones para realizar ese gran salto hacia adelante”.