El rostro que exhibe Caracas en estos días de Navidad, con derroche de iluminaciones, contrasta con el total de horas que los ciudadanos han permanecido a oscuras
Un diciembre con muchas luces en las calles y con decoraciones en los lugares emblemáticos de la ciudad capital le dieron luz y color a la Navidad, sin embargo, la realidad del día a día es otra porque los bajones, apagones y fallas están a la orden del día.
Las luces, adornos y figuras alusivas a la Navidad contrastan con la realidad que han vivido y enfrentado muchos comerciantes, que comentaron a Impacto Venezuela que “cómo es posible que un gobierno tenga para pagar a sus ayudantes extraordinarias sumas de dinero y no tenga para comprar un compresor para generar la luz”.
Elias Mendes asegura que “han pasado más de 15 días sin una fase de luz y se nos están dañando los alimentos”.
Un problema que se extiende a la población de las 23 parroquias capitalinas que han sido duramente golpeadas por los cortes de electricidad en la temporada navideña.
Por su parte, Carlos Julio Rojas, coordinador del Centro Norte de Caracas, explica que “las fallas de electricidad siguen azotando duramente al municipio Libertador, algo que ha sido muy grave”.
“Hemos contabilizado alrededor de 15 apagones semanales en lo que es el norte de Caracas, estos apagones van desde apagones de 30 minutos a una hora; o apagones de largo aliento que llegan a 12 y 13 horas”, agrega.
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Cabe recordar que ha habido constantes fallas con los transformadores, como el que afectó a zonas como La Candelaria, San Bernardino, El Paraíso, incluso zonas de Antímano o de la Florida.
No mejora el servicio eléctrico
Rojas recalca que no hay unas mejoras en el sistema eléctrico nacional, lo que contrasta con el despliegue de las iluminaciones navideñas.
Otros comerciantes como Eduardo Sánchez, que ha llegado a pasar hasta dos semanas enseguida sin luz, mientras que esperan que Corpoelec aporta una solución.
El equipo de Impacto Venezuela realizó un recorrido para constatar el contraste de las luces navideñas y la realidad del venezolano de a pie.
“Es difícil, completamente difícil (no tener electricidad) es más, tenemos ancianos allá arriba que no tienen comida, ni agua, porque si no tenemos luz no tenemos comida, ni agua”, asegura Antonia Pérez.
Aunque la ciudad está inundada de luces brillantes y coloridas con efecto deslumbrante, las calles a menudo mal iluminadas y desprovistas de seguridad para sus habitantes.
