En una conversación con el periodista Luis Olavarrieta, Lila Morillo relató cómo fue el día en el que se convirtió en Lázaro
Lila Morillo volvió a hablar de ella en tercera persona durante toda la entrevista que le concedió al periodista venezolano Luis Olavarrieta. La misma está disponible en su canal de YouTube.
Durante la conversación, Morillo explicó que habla de sí misma como “La Lila” porque así se fue desarrollando desde que se inició en el medio artístico hace siete décadas. Desde el día que comenzó a cantar en el baño de su casa en Maracaibo, “me decían La Lila, La Morillito, y eso nunca me molestó”.
Durante toda la entrevista, Lila Morillo dijo que ella nunca quiso protagonizar escándalos en su vida. “Me pusieron unos tacones y unos moños para hacerme ver mayor. Por eso, desde que comencé lila fue un escándalo… Pero cuando termine de escribir la historia de Lila, eso sí va a ser un escándalo”, adelantó.
Asimismo, dijo que ella es “feliz, porque yo he perdonado. Mis hijas han perdonado”, dijo refiriéndose al capítulo de José Luis Rodríguez y sus hijas. “Ellas han hecho todo lo humanamente posible. Y yo las he aconsejado mucho. Tienen la libertad absoluta para decirlo y hacerlo”.
Sin nombrar nunca a El Puma, Lila Morillo dijo que su memoria “está intacta. Mi mamá se asombraba que Lila le hacía preguntas de su pasado, de su niñez y me decía que era una bebé, que no podía acordarme. Lila es historia por eso. He perdonado, sigo perdonando. ¿Quién soy yo para no perdonar si aquel que murió en la cruz me perdona todas mis faltas? Me gusta perdonar. Sigo perdonando”, aseguró.
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El tema de su edad también fue abordado por Olavarrieta. “Me gusta jugar con el tema de mi edad. Lila goza con todo lo que está pasando y lo que dicen de Lila. Ha pensado en hacer tres concursos: ¿Qué edad tiene Lila?, Lila busca novio y otro que después diré. La edad que tengo es la que aparento; es la que a mí me gusta, me gozo y me río”, aseguró.
Lila Morillo aseguró que lleva una vida saludable y practica los consejos de su abuela guajira para mantenerse como se mantiene. “Lila no bebe, no fuma, monta bicicleta. Me encanta hacer ejercicios y siempre busco estar bien”.
Dijo que su mayor defecto es “ser perfeccionista. Eso me ha traído muchos problemas. A veces me siento mal de serlo tanto. Soy perfeccionista con Lila. Me daría pena salir a la calle y que me vean mal arreglada, sin una gota de maquillaje, mal vestida. Pero también lo soy con mis hijas. Su maquillaje, su manera de vestir, su comportamiento. Mis hijas son las mejores. No hay mejores hijas que Liliana y Lilibeth. Dios me dio un gran regalo con mis hijas. Son mis amigas, mis compañeras y me lo demuestran a cada rato. Somos un gran equipo”, aseguró.
Su encuentro con Dios
A principios de los 80, Lila Morillo fue operada de emergencia y su salud se vio en peligro. Ella asegura que murió y resució. “Recuerdo todo lo que hicieron para resucitarme. Mi cuerpo sintió todo aquello. Salí del cuerpo y al salir si hay un túnel con colores. Atravesé el túnel para llegar al valle de sombra y muerte. Pero llevaba mi lámpara que nunca se debe dejar sin aceite. La llevaba llena porque venía de predicar en la cárcel de Sabaneta”, dijo.
Afirmó que escuchó todo lo que sucedió a su alrededor en el quirófano mientras estaba “muerta”. “Me di cuenta de que la muerte espiritual no existe. Dios existe y ampara a sus hijos en ese valle. Los que no son de Dios son atrapados por el enemigo y se lo llevaba. Vi a los ángeles y a losarcángeles. Vi la imagen de ese ser que me dijo: ya sabes que no estás en el cuerpo, que estás muerta”, contó refiriéndose a Dios.
Ese mismo ser, según Lila Morillo, la devolvió de la muerte. “Mientras me hablaba, vi una luz dorada y le dije que iba para allá. “Pero todavía no vas a entrar. Te vamos (Padre, hijo y espíritu santo) a regresar”, me dijo. Cuando volví a mi cuerpo, “estaba rodeada por un equipo de gente que no sabía cómo decirle a mis familiares que la Lila se les había muerto. Lila Morillo resucitó como Lázaro y ellos quedaron espantados cuando di el aliento de vida”.
Antes de cantar un pedazo de “El cocotero”, Lila Morillo le dijo que le “gustaría que me recuerden como una buena hija; pues nunca le quité los ojos de mi madre. También como buena madre, buena hermana. Una venezolana que amo mucho a su país; a su tierra, Maracaibo. Y porque amó, por encima de todas las cosas, a su señor Jesucristo”.
