Una vez más Nicolás Maduro quedó en evidencia frente a los venezolanos y frente al mundo con la presencia de la pandemia en nuestro país, lamentablemente, nuestra gente debe someterse a listas de esperas para poder cremar a sus fallecidos, sin contar con los altos costos que deben cubrir para poderles dar un descanso digno.
Hay que decir que ante la falta de cupos, los venezolanos debemos esperar hasta más de 18 horas con el cuerpo de nuestros seres queridos en la casa para poder trasladarlos a la morgue, esa realidad es devastadora y podría ocasionar daños a la salud de quienes se mantienen a su alrededor.
Un salario mínimo está por debajo de un dólar, para poder costear los gastos fúnebres y de cremación se necesitarían más de 60 sueldos, esta situación refleja como la crisis económica ocasionada por la misma dictadura ha empeorado tras la presencia del virus en Venezuela.
En las calles de Caracas y del interior, se respira zozobra, frustración y miedo, la crisis sanitaria empeoró y está cobrando la vida de millones de personas. La inflación, el mercado negro y la crisis económica solo terminan de someter a nuestra población.
Sabemos que la pandemia está afectando al mundo entero pero, en Venezuela, no se ha logrado ni vacunar al 30% de la población como sí ha ocurrido en la mayoría de las naciones; todo lo contrario, menos del 1% ha sido inmunizado, solo la cúpula que usurpa el poder ha gozado de este privilegio, dejando a un lado a nuestros héroes de la salud, los cuales siguen falleciendo mientras intentan salvar la vida de otro venezolano.
Más allá de un plan de vacunación equilibrado, certificado y transparente, lo que realmente ha generado un incremento de muertes en nuestra nación es la indisposición del régimen para garantizar y proteger la vida de nuestra población.
Después de que el Gobierno Encargado y la legítima Asamblea Nacional aprobaran el pago de las 12 millones de dosis de la vacuna AstraZeneca para inmunizar a más de seis millones de venezolanos, la dictadura se ha encargado de obstaculizar su ingreso, convirtiendo una medida humanitaria en una lucha política que solo está afectando a incontables vidas inocentes.
Maduro es un criminal de lesa humanidad y un cobarde que prefirió vacunarse antes que millones de venezolanos, hoy él y su cúpula celebran sobre los cuerpos de nuestros hermanos que sí pudieron haber salvado sus vidas.
Cada cómplice de estos crímenes deben ser juzgados ante la justicia internacional, así como por nuestra justicia nacional cuando recuperemos nuestro poder judicial, actualmente secuestrado por el dictador.
El acceso a la salud es un derecho fundamental de todas las personas en el mundo y, desde hace años, está siendo vulnerado para los venezolanos.
Desde el Gobierno Encargado no dejaremos de luchar por el restablecimiento de nuestros derechos, por un sueldo digno, por reivindicaciones, por el acceso a un sistema de salud digno y por hacer justicia, ningún venezolano que perdió la vida por culpa de Maduro debe quedar impune, para eso y por eso seguimos luchando.