Nicolás Maduro es un cobarde, asesina silenciosamente a los venezolanos, hostiga, persigue y amedrenta a las organizaciones no gubernamentales hasta asfixiarlas para desmantelarlas y saquearlas; mientras tanto, las bandas armadas cierran autopistas, roban a nuestra gente y asesinan a nuestros policías.
Decir que Maduro es un incompetente se queda corto porque en realidad es un criminal, desde la época de Chávez han articulado todos los escenarios para permitir que la guerrilla, los grupos irregulares y la delincuencia común vayan apoderándose de nuestro territorio a cambio de “protección”. Los han armado, fomentan el narcotráfico y apoyan el terrorismo, él y su cúpula de corruptos representan una amenaza real no solo para el continente, sino para el mundo demócrata y libre.
La banda de El Coqui en la Cota 905 se ha cansado de hacer y deshacer en la zona, hace una semana atacaron a la policía con armas de fuego, mientras trancaban la autopista. Por cuarta vez en lo que va de año, los cuerpos de seguridad del Estado demostraron no tener la capacidad para frenar al monstruo que crearon y nuevamente las víctimas tienen el rostro de un venezolano inocente.
Mientras esta situación atemoriza a los vecinos de la zona, en Apure aún se encuentra la disidencia de las FARC causando terror, robando ganado, asesinándolo, destruyendo las casas de nuestros agricultores y acabando con todo a su paso.
Sin embargo, Maduro está mucho más concentrado en fomentar la censura que en combatir a la delincuencia.
Nuevamente, las ONG en Venezuela están en el foco de la dictadura, mientras nuestra gente muere a diario, Maduro desde la usurpación decidió atacar a quienes cubren el vacío que deja la ineficacia de más de 22 años de un régimen dedicado al saqueo y la corrupción.
Mediante la Providencia 001-2021, el dictador pretende que las organizaciones no gubernamentales revelen información confidencial sobre los donativos dirigidos a los venezolanos más vulnerables en medio de la crisis humanitaria compleja que vive nuestro país, con la finalidad de criminalizar el trabajo que por años llevan haciendo más de 660 ONG dedicadas al cuido de nuestra gente.
Esta providencia pone en riesgo la vida, seguridad, libertad y subsistencia de los donantes que deciden permanecer anónimos, y como consecuencia podrían cesar sus contribuciones, afectando gravemente la sobrevivencia de los venezolanos.
Aunque Maduro quiere demostrar que tiene poder, la delincuencia armada en las calles nos demuestran que perdieron el control. Nacional e Internacionalmente la dictadura está sola y el restablecimiento de nuestra libertad está cada vez más cerca.
Habrá justicia, por todas y cada una de las víctimas de Nicolás Maduro.