jueves, abril 25, 2024
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Andrés Villota Gómez
Andrés Villota Gómez
@AndresVillotaGo

La maldita indiferencia
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El gobierno español nombró a Juan Fernández Trigo como “encargado de negocios con cartas de gabinete” en Caracas, Venezuela. Fernández Trigo deja vacante la embajada de España en Cuba que será ocupada por Ángel Martín Peccis, condecorado por el Congreso colombiano por su activa participación en el proceso de negociación y firma del Acuerdo de Paz con las FARC, que deja su cargo en la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) en la sede de Bogotá.

España toma la decisión de bajarle el rango a su representación en Venezuela porque no reconoce al régimen de Nicolás Maduro. El anterior embajador español en Caracas, Jesús Silva, fue reemplazado por un encargado de negocios para enviar un mensaje a la dictadura según la comunicadora social, Cristina Gallach Figueres, actual secretaria de Estado de Asuntos Exteriores para Iberoamérica y el Caribe del Gobierno de España.

“España toma la decisión de bajarle el rango a su representación en Venezuela porque no reconoce al régimen de Nicolás Maduro”

La vicepresidente ejecutiva de Venezuela, Delcy Eloina Rodríguez, dijo que le “es indiferente” si en la Comunidad Internacional reconocen o no, los resultados de las elecciones legislativas del próximo 6 de diciembre del 2020. En este punto, a la camarilla de Miraflores, poco le interesa las decisiones que tome España o el resto de países del mundo, como tampoco le puede importar si le reconocen o no el resultado de una votación. Es tan grande el deterioro institucional y el desgaste político de la dictadura venezolana que ya nada le debe importar porque ya nada puede ser peor.

Hoy Venezuela produce solamente el 10% de barriles de crudo que producía antes que llegara la “revolución” del Socialismo del Siglo XXI. Los cabecillas del régimen dilapidaron a manos llenas la fortuna de PDVSA, se apropiaron de las reservas internacionales, de los empréstitos (cuando les prestaban miles de millones de dólares), de las empresas y de las haciendas que expropiaron. Arrasaron con todo como lo hace una plaga de langostas. Hoy le pagan en especie a los que no pudieron enredar con la disculpa del bloqueo. Con minas, con haciendas, con territorios ricos en recursos naturales. Acreedores que se van a quedar para siempre porque, nunca, nada va a ser suficiente para que le paguen lo que hoy les deben. La suerte de Venezuela está echada.

“Es tan grande el deterioro institucional y el desgaste político de la dictadura venezolana que ya nada le debe importar porque ya nada puede ser peor”

Por eso a Delcy Eloina, ya nada le importa. Sabe que se quedarán para siempre en su feudo. Luego vendrá Nicolasito, los hijos de ella, los hijos de su hermano, los hijos de Diosdado que serán los herederos del poder compartido con las potencias extranjeras que hoy son las dueñas de lo poco de valor que dejó la revolución. Al mundo no le importa lo que pueda pasar porque Venezuela ya no es de los venezolanos y porque ya no queda nada de la inmensa riqueza de antaño.

Los venezolanos ya perdieron la esperanza y la fuerza para seguir luchando. Los líderes de la Oposición fueron incapaces de lograr el cambio y hoy nadie les cree porque no estuvieron a la altura de las difíciles circunstancias. La Comunidad Internacional no intervino y jamás lo hará. En unos años, nadie se acordará de Venezuela y de su desgracia. Solo algunos jóvenes se tatuarán en el brazo la cara de Hugo Chávez o en la pierna la cara de Nicolás Maduro, sin saber bien quiénes fueron y lo que hicieron. A nadie le va a importar Venezuela, a nadie. A todos les será indiferente.

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