En la crianza, los padres, nos convertimos en una retroalimentación de aprendizaje diaria. Ser padres no es sinónimo de un maestro perfecto; a veces los discípulos (nuestros hijos) nos recuerdan la lección aprendida. Realmente es una clase diaria, si concienciamos nuestro rol y lo trascendental que puede ser nuestro abordaje, acompañamiento y conexión con ellos, se estaría promoviendo, en equipo, el desarrollo de competencias positivas en el hogar.
La familia vive segundo a segundo, emociones, unas validadas otras castradas; si no son atendidas muchas veces imposibilitan trascender la adversidad y la conexión con los hijos.
Para Jazmin Sambrano (doctora en Psicología clínica infantil y autora del libro”Resiliencia”) se hace necesario aprender a trascender la adversidad, a traspasar los límites y volver a empezar tantas veces sea necesario, tomando en cuenta que la “Resiliencia” es la capacidad que tienen las personas para reaccionar satisfactoriamente ante las adversidades
“Esta visión es totalmente aplicable en la crianza, tomando en cuenta que las escenas en las familias no son lineales, cada integrante tiene en su “mochila” emociones y demandas, y si en circunstancias no son atendidas, escuchadas ni comprendidas podría generar conflictos.
“Todas las personas están expuestas a la adversidad en algún momento de sus vidas; destacó la psicóloga Sambrano, por ende, es necesario contar con herramientas para sobrevivir a ella y aprender a supervivir”.
En su libro destaca que la conducta resiliente se debe estimular desde la educación en la primera infancia, planteándoles problemas a los niños, para que ellos encuentren soluciones, a través de historias, juego de roles, dibujos de historietas o análisis de sucesos.
Para los padres es una magna responsabilidad reencuadrar situaciones adversas y convertirlas en fortalezas, pero es esta habilidad le permitirá poner en práctica muchos de los atributos de la resiliencia: Introspección, creatividad y el humor. Como también estarán enseñando desde el ejemplo.
Definitivamente, la crianza es un juego de acciones y decisiones; y la resiliencia se podría convertir en una habilidad que le permitirá a los padres depurar y prevenir momentos turbulentos en el hogar, como también afinar el sentido de la vida, la autonomía, la interacción y el liderazgo en su hogar.
En consecuencia la resiliencia” podría pulir la calidad de abordaje, contención, acompañamiento, amor y conexión de los padres hacia sus hijos.
Alejandra Yanez
Periodista/Family Coach
@nuevemesesymas