El Instituto Casla documenta en su informe del 2020 varios casos donde la tortura es abominable. Destaca que en la sede de la Dgcim en Boleíta Norte construyeron nuevas celdas a las que les llaman “La casa de los sueños” y a sus puertas les pusieron el nombre de “Bachelet”
El Instituto Casla presentó este jueves el informe: Venezuela, crímenes de lesa humanidad, represión sistemática y tortura. El escrito, elaborado por esta institución, corresponde al 2020 y habla de las “nuevas formas” de tortura y tratos crueles que se usan en los centros de reclusión de Nicolás Maduro.
“En las nuevas incidencias, pudimos detectar nuevos patrones de torturas o modificaciones a algunos de los métodos ya denunciados”, señala el documento.
Afirma que en esas cárceles “causaron daño físico y psicológico permanente a las víctimas. La violencia en su aplicación, la
intención de dejar marcas, la prolongación del dolor en largas e intensas sesiones donde diferentes métodos se aplican una y otra vez”.
Agrega que usan “objetos extraños para intensificar o facilitar el daño y dolor que se quiere causar”.
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Las “puertas Bachelet” y la “Casa de los sueños”
El informe destaca que “en enero (de 2020), estrenaron las nuevas celdas de tortura a la que llaman “La Casa de los
Sueños I”. Está ubicada en la sede del DGCIM en Boleíta Norte, Caracas. Las celdas están “ubicadas en el sótano 3, lugar donde anteriormente funcionaban los dormitorios de los funcionarios. Fue totalmente remodelado para albergar 16 celdas de 2 x 2 metros cuadrados”.
Las colocaron “en dos hileras, una frente a la otra, sin luz ni ventilación natural ni aire acondicionado. Cada celda tiene una puerta de acero a la que llaman puertas Bachelet”.
Solo tienen “una ventanilla en el medio por la que los funcionarios pasan el plato de comida a los detenidos. También tienen una
letrina. Los presos políticos en este lugar han pasado largos periodos de confinamiento, donde hasta 5 personas han estado en la misma celda, hacinados, sin ventilación e incluso, sin poder asearse”.
Abominables
El Instituto CASLA documentó y envió a la Corte Penal Internacional “25 nuevas incidencias o momentos históricos, donde al menos 141 personas fueron víctimas de Detención Arbitraria, Tortura, Desaparición Forzada Temporal y Violación o alguna forma de violencia sexual”.
Varias incidencias contenían “detenciones masivas de manifestantes donde por lo menos una víctima describió lo sucedido.
Señala el informe que “en los casos presentados e individualizados, 57 eran hombres y 15 eran mujeres, 38 civiles y 34 militares. En 14 de las 25 incidencias presentadas hubo el crimen de violación y otras formas de violencia sexual”.
A 38 víctimas directas las desnudaron, 4 sufrieron actos lascivos, 2 sufrieron intento de violación y a 3 las violaron”.
Se documentaron “casos de torturas donde las víctimas perdieron uñas de las manos y de los pies a golpes. Por lo menos 25 personas fueron colgadas de una polea o columna horizontal esposados, para asfixiarlos y darles descargas
eléctricas”.
Asimismo, “varias víctimas fueron objeto de ahogamientos como el método de “Waterboarding”, otras fueron torturadas con el método de la “Falanga” cuyas consecuencias posteriores son terriblemente dolorosas. Conocimos nuevos casos donde las víctimas son obligadas a manipular sus propios excrementos sobre su cuerpo o son asfixiados con ellos. Otra recibió alimentos con vidrios molidos, y a varias les metieron agujas entre las uñas de las manos, aplicando lo que los torturadores llaman “Manicure”.
http://caslainstitute.org/wp-content/uploads/2021/01/Informe-Instituto-Casla-2020.pdf
