Los gastos en una clínica privada son tan onerosos que gran parte de los pacientes de COVID-19 en Venezuela que permanecen en esos recintos acuden a familiares y amigos en el exterior, además de campañas recolectar recursos
A la angustia de estar contagiado de COVID-19, virus que te puede quitar la vida, se une la preocupación de los gastos que genera la enfermedad. En Venezuela, estos gastos se pueden elevar hasta 2.000 dólares diarios, costo que prácticamente nadie puede pagar.
Según un reporte de la Prensa de Lara, la cuota diaria que los familiares deben pagar en un centro de salud privado, en la entidad, oscila entre US$ 1.200 a $2.000. Si el paciente tiene seguro, el costo en cuidados intensivos “se come” rápidamente esa cantidad.
Por ello, gran parte de los familiares y allegados deben pedir la colaboración para asegurar la atención. Las familias que no cuentan con los recursos económicos, agotan todas las opciones para mantener la ventilación del paciente. Con ello, las esperanzas de recuperación.
A esta carrera contrarreloj por la solidaridad se unen los parientes, amigos y allegados desde el exterior. Algunos lo logran otros no.
Según René Rivas, presidente del Colegio de Médicos de Lara, los centros privados ofrecen una excelente atención. Pero en los centros privados el depósito de ingreso exige la cancelación previa de 2 días y en algunos casos hasta 10 días.
Esta opción, aunque muy costosa es buscada ante el temor por la agresividad del coronavirus que ha cobrado la vida de 954 de personas en Venezuela.
Cuando se tienen los testimonios, se aprecia que esta presión no solo afecta al ciudadano común. Incluso ha arrebatado la vida de especialistas médicos y mantiene en lucha a importantes representantes políticos.
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Diputada grave
Allí vibra la desesperación de la familia de Bolivia Suárez, diputada de la Asamblea Nacional (AN), quien lleva esta batalla desde el pasado 22 de noviembre y con el atenuante del antecedente clínico asmático, que comprometió aún más sus pulmones.
Su hija María Beatriz Machado se mantiene firme en este desafío por la vida. Ha contado con la colaboración de allegados y migrantes en el exterior.
“¡Dios es grande y misericordioso!”, dijo ante el apoyo que ha recibido. Aclara que su madre no tuvo salvoconducto por su condición de parlamentaria.
Son tantos gastos externos, que incluso la familia debe “hacer de tripas, corazón” para poder trasladarse y asegurar el combustible, muchas veces bachaqueada o turnándose entre parientes que hacen la cola durante varios días y así poder surtir de gasolina, para asegurar la movilización en los vehículos particulares
Tal testimonio se confirma con la doctora Luzmila Leal, desde Médicos Unidos Lara, al resaltar que el COVID-19 es un virus muy costoso en hospitalización y larga lista de medicamentos entre vitaminas, analgésicos y otros necesarios para recuperar el sistema inmunológico.
