El presidente de la Cámara Venezolana de la Industria Láctea (Cavilac), Roger Figueroa, considera que la producción nacional de lácteos está recibiendo “un garrotazo” en la cabeza porque “todo en el país es importación”
Ya les cuesta sobrevivir por el tema de la pandemia del COVID-19, pues las plantas de la industria láctea operan entre 15 y 20 por ciento de su capacidad instalada.
Así lo aseguró el presidente de la Cámara Venezolana de la Industria Láctea (Cavilac), Roger Figueroa, quien dijo que la poca producción “sólo da para pagar las nóminas y mantener la nariz por encima del agua para no ahogarnos”.
«El dólar se disparó y es imparable y la economía no está hecha para eso. No hay petróleo, todo es importación y la poca producción nacional tiene otro garrotazo en la cabeza», enfatizó.
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En Unión Radio aseguró que la industria hace un esfuerzo para estar en píe y para que los costos “sean lo más reducido posible”.
El presidente de Cavilac puso como ejemplo que en Venezuela “se está consumiendo al menos 50 litros por persona año de leche, cuando la OMS recomienda entre 337 y 350 litros por persona”.
“La situación del sector lácteo es un desastre por la pulverización del bolívar”.
“El consumidor sus ingresos son en bolívares pero cuando vas a comprar un lácteo es imposible adquirirlo porque hay una diferencia entre los costos de producción y el producto final”, explicó.
Precisó que el costo de producción “está vinculados al dólar”.
“La medicina que usan las vacas son importada, el alimento que consumen es importado, la gasolina se paga en dólares”, dijo.
Aunado a esa situación, destaca que muchas veces no hay electricidad.
El tema del transporte se ha convertido “en un problema”, no sólo por la escasez de combustible, sino que “se necesita un salvoconducto para circular”.
«La suma de todos y cada uno de todos estos problemas, hacen un verdadero desastre. No hay dinero para financiar las operaciones de producción», agregó.
